Aprender de los errores

¿Por qué no hemos hecho nada para prepararnos para esta pandemia?

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Solo nos acordamos de santa Bárbara cuando truena. La situación actual me ha hecho pensar en este dicho popular que repetía mi abuela. Si sabíamos que tarde o temprano habría una nueva pandemia, ¿por qué no hemos hecho nada para prepararnos para lo que podía pasar? ¿Por qué no hay un protocolo de actuación consensuado en crisis como estas que evite que cada país tenga que tomar sus decisiones deprisa y corriendo? Ya hemos visto que esto es muy peligroso cuando se trata de un problema de salud global, porque hay gobernantes que no saben cómo gestionarlo y ni siquiera tienen listo un comité de asesores adecuado que los pueda guiar a través de la incertidumbre. La consecuencia es un aumento innecesario del número de víctimas.

«A pesar de ser conscientes al menos desde el 2009, no hemos hecho prácticamente nada en los últimos diez años para prepararnos para la siguiente crisis»

En 2009 apareció un virus nuevo de la gripe que acabó causando la primera pandemia de este siglo. Ya entonces se hizo evidente que no estábamos a punto para un reto de estas dimensiones. En el siglo XXI, las pandemias son diferentes de las que se habían visto. Vivimos en un mundo globalizado donde las distancias se han hecho muy pequeñas. Un brote en un mercado remoto de China, que antes hubiera causado solo problemas locales, se convierte en una amenaza para todo el planeta en solo cuestión de días, gracias a la facilidad de movimientos de personas y objetos. Y, a pesar de ser conscientes al menos desde el 2009, no hemos hecho prácticamente nada en los últimos diez años para prepararnos para la siguiente crisis.

Desde la aparición de la SARS a principios de siglo y, poco después la MERS, sabemos que los coronavirus son un nuevo tipo de microbio a tener en cuenta. Conocidos principalmente por causar resfriados, de repente demostraron que eran capaces de causar unos síndromes respiratorios graves y muy contagiosos. Y así fueron a parar junto al virus de la gripe a la lista de patógenos que podían causar una pandemia de consecuencias imprevisibles. De esto ya hace unos cuantos años y, a pesar de todo, a muchos la COVID-19 los ha cogido por sorpresa.

¿El motivo? Que a la humanidad nos cuesta mucho planificar por las incertidumbres del futuro. A los políticos no se les ocurre invertir recursos en diseñar un plan de respuesta rápida contra una enfermedad que todavía no existe y que ni siquiera sabemos si tardará diez, veinte o treinta años a asomar la cabeza. Para vencer estas reticencias, en 2018 la OMS creó el concepto de enfermedad X y la puso en la lista de retos sanitarios actuales (junto a la malaria, el sida, etc.). Esta enfermedad desconocida, de origen infeccioso, sería causada por un microbio nuevo y podría aparecer en cualquier momento, exactamente como ha pasado con la COVID-19. Pero aun así, no nos hemos preocupado mucho.

«Una vez más, no sabemos cuál será el microbio responsable ni cuántos años (décadas?) tardará en asomar la cabeza, pero el riesgo es real»

Hemos llegado tarde, porque nos encontramos en plena crisis, pero sí que podemos anticiparnos a la siguiente. Porque habrá más pandemias, está claro. Una vez más, no sabemos cuál será el microbio responsable ni cuántos años (décadas?) tardará en asomar la cabeza, pero el riesgo es real. Y hay que tener en cuenta que la próxima vez podríamos enfrentarnos a un virus todavía más mortal que el SARS-CoV-2, que es relativamente benigno comparado con otros microorganismos que conocemos. Ahora es el momento perfecto para empezar hacer trabajo, ahora que estamos concienciados del peligro que representa una pandemia y que estamos viendo que ponernos en manos de líderes mal preparados es una insensatez.

Tenemos que aprender de los errores de la última pandemia, la complacencia de haber superado una crisis y no prever que vendrán más. No podemos pensar en reforzar el sistema sanitario o en la investigación o en los recursos solo cuando los necesitamos. Tenemos que ser previsores para poder ser capaces de reaccionar con más rapidez y contundencia la próxima vez. Sería importante que los políticos tomaran nota, porque nuestro futuro está en sus manos.

© Mètode 2020
Médico e investigador de la Universidad de Leicester y de la Universitat Oberta de Catalunya.