Desmontando a Ramon Llull

Jordi Miralda analiza la influencia del pensador en la ciencia moderna

¿Qué aportó Ramon Llull al desarrollo histórico de la astronomía? «Mi hipotética opinión: nada». De esta manera se expresaba Jordi Miralda en la conferencia La obra de Ramón Llull: una perspectiva desde la ciencia moderna, organizada por la Institució Alfons el Magnànim – Centre Valencià d’Estudis i Investigació y celebrada el 17 de noviembre en el MuVIM. Comenzó la intervención anticipando que esta sería una conferencia un poco diferente a lo habitual, ya que normalmente «no se explican las carencias del personaje, los errores que pudo cometer». Sin embargo, Miralda, que es profesor ICREA de Astrofísica en el Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona, ​​se define como un admirador de Llull. Quizá por eso antes de hacer hincapié en la crítica enumeró los méritos y el interés de su obra: el uso del catalán como lengua escrita y culta para hacer una mejor divulgación pública de cualquier rama del conocimiento; una gran obra mística de profundas reflexiones morales; y tener la idea de crear un sistema lógico y matemático que debería ser capaz de revelar la verdad de una forma objetiva sobre diversas áreas del saber. Una idea que, sin embargo, no fue mucho más allá, según Miralda.

Ante la pregunta de si se puede considerar Llull como un científico, la respuesta fue clara: Llull (1232-1316) era científico en el sentido medieval –el conocimiento se adquiere a través del estudio de los libros–, pero no en el sentido actual. «Llull no se interesa por la experimentación, ni por la comparación cuantitativa entre sus ideas y la realidad. Tampoco le interesan las matemáticas, los números. Le interesa más lo teológico». Por el contrario, en su época sí que había personas interesadas por el método científico, como Alhacén (965-1040), Robert Grosseteste (1175-1253) o Roger Bacon (1220-1292). Así pues, su condición de «personaje medieval» no sirve como excusa.

LA CUADRATURA DEL CÍRCULO

La astronomía es un estudio científico, mientras que la astrología es una creencia. Esta diferencia, sin embargo, no estaba clara en la antigüedad y a menudo uno y otro término se confundían. Además, muy poca gente dudaba de la utilidad de la astrología. Esta confusión, explica Jordi Miralda, es la culpable de que Llull tenga una obra llamada Tratado de Astronomía, cuando «lo que escribió es en realidad un tratado de astrología donde, por ejemplo, se interesaba por si tiene alma el cielo».

Llull también se interesó por la solución del famoso problema de la cuadratura del círculo, un problema geométrico propuesto en la Grecia clásica que reta a construir un cuadrado con la misma área que un círuculo con sólo regla y compás. De hecho, él defendía que tenía la solución. Dibujó un cuadrado inscrito y otro circunscrito al círuclo, y un tercer cuadrado intermedio entre estos dos que, según Llull, tenía la propiedad de ser equivalente en área al círuclo inicial. Pero esto es totalmente falso, un error que según Miralda es debido a que «Ramon Llull no tenía ni idea de matemáticas. Su vanidad lo llevó al extremo de no querer reconocer el valor que tienen».

Jordi Miralda y Vicent Martínez, catedrático de Astrofísica de la Universitat de València y presentador de la conferencia. / Institució Alfons el Magnànim

GARDNER, BONNER Y LAS DOS CULTURAS

Llull se propuso diseñar un método mecánico para encontrar la verdad, el Arte, basado en la combinación de conceptos. «Su método puede ser útil como regla nemotécnica, como ayuda para generar ideas, o como modelo de algunos aspectos de la inteligencia… pero no tiene ninguna aplicación provechosa para el avance de la ciencia» , afirmó Miralda. Además citó un libro de Martin Gardner (1914-2010) donde estudia máquinas y diagramas lógicos. En el primer capítulo de este libro el matemático habla de Ramon Llull y hace una crítica bastante dura. Esto supuso la reacción de lulistas como Anthony Bonner, que acusaron a Gardner de no estar bien documentado y de no apreciar los méritos de Llull. Para Miralda, en cambio, «la crítica de Gardner al Arte de Llull está muy bien fundamentada y debería ser mucho más conocida en los Países Catalanes». Además, el profesor aprovechó este episodio para hacer un llamamiento al diálogo entre las humanidades, la ciencia moderna y las matemáticas, ya que «en general existe esta falta de relación entre las diferentes disciplinas». 

En el análisis sobre la obra de Llull desde el punto de vista de la ciencia moderna también se habló de su posición respecto del determinismo y el libre albedrío. Si bien Llull «se carga el determinismo físico», afirma que todo depende de la voluntad de Dios y al mismo tiempo habla del libre albedrío de las personas a través del alma. Una solución nada clara para Miralda que, a modo de conclusión, aconsejó: «No caigamos en el mismo error que Llull de exagerar la importancia de algunas partes de su obra y ocultar sus defectos éticos e intelectuales», recordando, a continuación, que la literatura luliana es una de sus aficiones.

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