El amor es pura química… y la familia, también
Relato ganador de Inspiraciencia 2020 en la categoría juvenil castellano
La señora Carbono ya no quería tener más hijos. No era justo… ¿por qué siempre que llegaba un nuevo elemento a la familia alguna parte de su cuerpo sufría una transformación? Desde que era pequeña, la gente solo se acercaba a ella por curiosidad ya que todos creían que la casa 14 estaba maldita. Aunque no era de extrañar. Su madre, Carbono Abuela, después de 20.000 años, ¡había acabado por convertirse en sus propios hijos!
A sus 11.500 años, Carbono tenía suficiente con sus 8 gemelos nitrógenos (la mitosis había funcionado estupendamente), puesto que ocupaban su tiempo por completo. Menos mal que Potasio, su marido, hacía con ella todas las tareas. Gracias a él, la gente había logrado entender que el famoso mito de los ‘Carbono 14’ no era una maldición, mala suerte, un experimento, brujería… tan solo era química. El hecho de que su ‘Lentejita’ (así le llamaba cuando estaban de buenas) fuese el mejor investigador de todo Uranio, había ayudado a descubrir que la genética de su familia era única y que, en cierto modo, ¡eran inmortales!
Gracias a ello, y desde su descubrimiento, habían sido capaces de trasladarse a Boro Boro, el ‘bario’ más lujoso y más conocido de todo el planeta. Allí vivían químicos germanios, francios, indios… ¡La gente más admirada eran ahora sus vecinos!
No obstante, sus hijos estaban entrando en la edad del galio, por lo que Carbono y Potasio tenían que prestarles mayor atención: Cadmio quería tener un gato; Bromo se reía de todo el mundo; Polonio deseaba visitar Uranio Norte para ver renios; Flúor se comía la pasta de dientes; Plutonio quería ser astronauta y construía naves espaciales con todo lo que veía; Platino casi no pisaba la vivienda porque siempre estaba con su novia, Plata; Osmio se escapaba de casa para ir al circonio y así ver animales extraños, payasos y contorsionistas… Y, por último, Nobelio quería ser actor de cine y se pasaba el día imitando a actores como Roentgenio Pitt o Unumpentia Jolie.
Puede que les haga mucha gracia, pero la señora Carbono se enfadaba tanto que, al respirar, expulsaba tanto dióxido de carbono que mínimo cinco veces por semana se veían obligados a desalojar su casa.
En fin… Aunque muchas veces sus hijos la sacaran de quicio, se sentía muy afortunada por tener una familia tan estupenda y divertida. Además, en su ciudad, estaban protegidos de los paparazzis Piedra de Fósil-Land, una compañía corrupta que intentaba sonsacar información de las familias más conocidas del mundo químico haciendo que sus cámaras se pegasen a ellos como lapas (moluscos que, paradójicamente, estaban deliciosos) y de por vida, llegando a fosilizarlos.
Ahora mismo, ‘Carbonata’ (como le llama Potasio) está sentada en el sofá y los ronquidos comienzan a manifestarse en su garganta y ‘paladiar’. Pero es lógico, Radio TV Urana está emitiendo la película Titanio (sobre un trágico naufragio de un crucero y la química que fluye entre dos pasajeros), que, a pesar de ser una de sus favoritas, dura zinc horas y tiene muchos anuncios de por medio. Por lo tanto, nunca es capaz de acabarla. Digamos que lo suyo es un MRUR: aunque al principio le encanta la película, se va aburriendo progresivamente debido a la gran cantidad de anuncios hasta quedarse dormida.
Mientras tanto, su ‘Lentejita’ está escuchando a Selenio Gómez, un cantante de actualidad, a la vez que trabaja transportando un saco repleto de hojas caduca del jardín trasero. ¡Es otoño y los árboles necesitan prepararse para el invierno!
Dejemos a nuestra familia química seguir con sus actividades que igual piensan que los queremos fosilizar y no nos dejan escribir un segundo episodio del reality El amor es pura química… y la familia, también.
¡Hasta pronto queridos lectores!