El etnobotánico de Diània
El homenaje de Bellreguard a Joan Pellicer reivindica la recuperación y continuación de su legado científico
«Tierra, flora, pueblo y lengua» eran los cuatro elementos básicos de la etnobotánica cultivada con pasión por Joan Pellicer en su territorio de la Diània, las comarcas centrales valencianas, en opinión de Joan Vallés, catedrático de Botánica de la Universidad de Barcelona.
Joan Pellicer (Bellreguard, 1947-2007) se licenció en Medicina en la Universitat de València, pero colgó la bata blanca para investigar el campo al aire libre y estudiar el vínculo entre las personas, la cultura popular y las plantas, sin dejar de lado la riqueza lingüística. De esta manera se convirtió en el máximo representante de la etnobotánica valenciana, una disciplina científica transdisciplinaria de la que Pius Font i Quer fue pionero.
Cuando se cumplen nueve años de la desaparición prematura de Joan Pellicer, el Ayuntamiento de Bellreguard lo ha nombrado hijo predilecto, en un acto de reconocimiento con todos los honores donde se advirtió de la conveniencia de recuperar su legado científico, así como dar continuidad a su obra. Vallés puso dos ejemplos de la elevada calidad y utilidad del trabajo del etnobotánico de la Safor.
En primer lugar, la tesis doctoral de Pellicer, dirigida por Josep Lluís Fresquet, profesor del Departamento de Historia de la Ciencia de la Universidad de Valencia, –con más de 600 entrevistas a representantes del mundo rural valenciano– dio pie a su trilogía Costumari botànic, publicada entre 2000 y 2004. Esta obra es de vaciado obligatorio en el Inventario español de los conocimientos tradicionales sobre biodiversidad, proyecto en marcha bajo el auspicio del Ministerio de Agricultura, cuyo primer volumen se publicó en 2015. En segundo lugar, sus artículos y libros fueron utilizados para la obra Noms de plantes. Corpus de la fitonímia catalana, editada un año antes.
Precursor en la defensa de la conexión con la tierra, el alcalde de Bellreguard Joan Marco reconocía, además, «el trabajo de investigación de Pellicer, minucioso y único en la etnobotánica valenciana, así como su faceta pedagógica y divulgadora». En este sentido, Jaume Pellicer, investigador del Real Jardín Botánico de Kew de Londres y sobrino del hijo predilecto a título póstumo de Bellreguard, destacaba el valor educativo de su obra, ya desde Lluors de Gaia: Paisatges, flora i fauna de la Safor (1989), «un dedicado álbum de pegatinas que, con 11 años y viviendo aventuras entre huertos y bancales, nos enseñó a apreciar de una manera especial la naturaleza». Una tarea que alcanzaría su máxima difusión gracias al altavoz que le concedió el programa Medi Ambient de la televisión valenciana.
Joan fue básicamente un autodidacta en su campo y, cómo no, amaba su libertad por encima de cualquier atadura. Por lo tanto, lejos de cerrarse en un laboratorio, se dedicó a extraer y depurar todo el conocimiento de las mejores enciclopedias que existen, la materia prima: nuestros agricultores, nuestros mayores», argumentaba Jaume Pellicer. «Supo integrar como pocos el conocimiento de las aplicaciones estrictamente medicinales de las plantas con la faceta más cotidiana y ligada al folclore tradicional, los usos culinarios, sin dejar de lado el estudio sobre la evolución de los nombres populares, la fitonimia», añadía.
el botiquín botánico
«A Joan la facultad se le quedó corta y se dedicó a buscar el saber de la tradición oral», apuntaba Francesc Devesa, médico e investigador de la Unidad de Digestivo del Hospital Francesc de Borja de Gandia, quien recordó que Pellicer «quería poner remedio a la progresiva desvinculación entre la cultura popular y académica», para así recuperar «el inmenso botiquín botánico que es el campo valenciano», insistió. Uno de sus objetivos, en opinión de Devesa, era «aportar datos para propiciar un mejor y más exhaustivo conocimiento científico de nuestro legado fitoterapéutico tradicional y de nuestra medicina popular. Y de esta manera, el médico atípico pisa senderos y trochas, caminos y veredas, la costa y el interior, valles y montañas, llanuras y sierras, marjales y secanos, recorriendo todo el territorio diánico».
Josep Bernabeu, catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad de Alicante, destacó la actualidad de temáticas como la alimentación, la nutrición o la cocina vinculadas a la tarea de Pellicer. «La homogenización de la alimentación, la pérdida de los conocimientos y sabores locales, la ruptura de los ciclos de la naturaleza, junto con una producción intensiva y enormemente tecnificada nos ha llevado a una modernidad alimentaria caracterizada por el alejamiento del ser humano de su entorno natural» aseveraba. Joan Pellicer, continuaba Bernabeu, «desde su condición de intelectual comprometido, denunció esta deriva y a lo largo de su obra reivindicó el referente saludable y ecosostenible que representa el modelo mediterráneo de producción y consumo de alimentos». El etnobotánico fomentaba «la importancia de la pulcra, variada, equilibrada y salutífera cocina rural tradicional valenciana, basada fundamentalmente en el pan de trigo, el aceite de oliva, la abundancia de verduras y hortalizas frescas y la fruta del tiempo, y otros alimentos crudos muy saludables, procedentes de un suelo rico y vegetal que implica la alimentación in situ, a lado de la fuente de origen», explicaba el profesor de la Universidad de Alicante.
Las hijas de Joan Pellicer, Anna y Júlia, agradecieron sentidamente el reconocimiento al etnobotánico y, en la misma línea que las intervenciones anteriores, manifestaron su deseo de que el homenaje implicara un compromiso firme por parte de todas las partes implicadas para «poner recursos y medios que garanticen la preservación del trabajo de nuestro padre, que no es más que el de dar continuidad a una cosmovisión milenaria y en peligro de extinción, la consideración de la cual resulta útil y eficaz en el presente y para las generaciones futuras, si queremos conservar un mundo genética y culturalmente diverso, ecológico, inclusivo y solidario».
Maria Josep Picó. Periodista ambiental, Levante.
© Mètode 2016.