Alicia Sintes: «Pasaron meses desde el descubrimiento de las ondas hasta su comunicación»

Directora del grupo de Relatividad y Gravitación de la Universidad de las Islas Baleares

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El pasado miércoles 9 de marzo se celebró en el auditorio Grisolía del Museo Príncipe Felipe de Valencia la conferencia «Las ondas gravitacionales: las nuevas mensajes del universo», a cargo de la investigadora Alicia Sintes. Esta conferencia se da justo después del anuncio de LIGO Caltech de la detección de ondas gravitacionales por parte de dos de sus centros. Un descubrimiento del cual la profesora Sintes ya nos habló en el artículo Lan ondas gravitacionales: una cuestión de peso.

Este descubrimiento, como nos dijo Sintes en su momento, en realidad supone un triple descubrimiento, dado que se demuestra la existencia de ondas gravitacionales, cien años después de que Einstein las predijera en su teoría de la relatividad general, se demuestra la existencia de agujeros negros en el universo y se demuestra la interacción que estos tienen entre ellos.

Hemos querido aprovechar la oportunidad de hablar con la astrofísica para poder contrastar sus sensaciones tras el que –muchos piensan– ha sido el descubrimiento del siglo.

¿Cómo le llegó la noticia?
No recuerdo qué día fue el más feliz de mi vida, pero sé que era un lunes o miércoles porque tenía que recoger a mi niña de clase de música. Aquella misma mañana a las 12 horas había llegado la onda a la tierra y a las 13 horas Marco Drago –investigador del Instituto Max Plank– ya había confirmado que era una onda gravitacional. De todas formas, no era la primera vez que la Universidad de Harvard hacía simulacros de inserciones para comprobar la efectividad del equipo, así que existía una mezcla de emoción e incertidumbre. Por suerte, uno de nuestros alumnos se encontraba n el observatorio de Hanford –uno de los dos centros de LIGOCaltech implicado en la detección de les ondas– en aquel momento ya nos confirmó que la onda era astrofísica. Aún así, se tardó varios días en consensuar que todo era real; era una onda gravitacional.

¿Qué fue lo primero que sintió?
Recuerdo que fui a recoger a mi niña y le dije que aquel día no podía jugar porque tenía una teleconferencia. Ella me preguntó que si habíamos hecho un descubrimiento, yo le dije que sí, medio llorando, pero que no podía contar nada a sus amigos. Era una sensación controvertida, ya que llevaba diecinueve años buscando las ondas gravitacionales, por tanto me inundaba la alegría, pero la incertidumbre aún estaba presente, teníamos que ser cautelosos.

¿Cómo le ha cambiado la vida después de este descubrimiento?
Evidentemente a todos los miembros del grupo de Relatividad y Gravitación de la UIB nos ha cambiado la vida, ya que sabíamos que se nos venía encima una cantidad de trabajo impresionante. En mi caso se han incrementado notablemente el número de correos. ¡Llegando a triplicarse! Además, ahora empieza a calmarse un poco la cosa, pero la presión mediática ha sido extraordinaria, tanto que incluso he tenido que abandonar mi grupo de trabajo y dedicarme únicamente a la prensa.

¿Cómo fue el proceso de transmisión de este descubrimiento a la sociedad?

Estaba todo milimetrado, ya se había pactado, mucho antes de hacer el descubrimiento, en qué revista científica se haría la publicación y en qué condiciones. Aún así, han pasado varios meses desde el descubrimiento de las ondas –septiembre– hasta su comunicación –febrero–. Esto es debido principalmente a que trabajamos prácticamente con una estructura militarizada, todos sus centros perfectamente coordinados y a una.

¿Cómo piensa que se ha recibido la noticia por parte de la sociedad?
Pienso que en la sociedad en general, y en el ámbito español especialmente, el descubrimiento ha tenido una magnífica acogida. Evidentemente, los temas relacionados con la astrofísica siempre suelen interesar a la gente. En este sentido, realicé un pequeño experimento social, informando antes de que se diera a conocer el descubrimiento que éramos el único equipo español –lamentablemente– que trabajamos directamente en esta investigación. Solo unos pocos periódicos locales hicieron noticia de ello, esto supuso una faena extraordinaria de preparación para la UIB porque una vez que se comunicara el descubrimiento los medios de comunicación se dirigieran a nosotros y no a fuentes externas como LIGO Caltech.

Como directora de su grupo de investigación, ¿cómo ve el papel de la mujer en el campo de la astrofísica?
En el conjunto del equipo internacional que hemos trabajado en el descubrimiento de las ondas gravitacionales, un 17% somos mujeres. Este grupo cuenta con un Comité de la Diversidad que cuida de leas minorías, es decir, no solo se mira por igualdad entre sexos, sino también entre etnias. Aún así, la carrera de una científica es muy complicada, especialmente a la hora de ser madre, ya que no consigues una estabilidad monetaria prácticamente hasta los 35 años.

¿Piensa que hay alguna solución para mejorar la situación de las mujeres en la ciencia?
La solución más inmediata pasa por conseguir concienciar a la sociedad de las dificultades que las mujeres encuentran en sus carreras científicas. Además, hay que promocionar el papel de las mujeres como divulgadoras de ciencia, quizá en vez de un Carl Sagan nos haga falta una Carla Sagan que en un futuro nos informe de los avances en ondas gravitacionales.

© Mètode 2016

Estudiante de Biología de la Universitat de València.