Entrevista a Marie-Catherine Vozenin

«La investigación médica no es solo una cuestión de tecnología»

Investigadora del Hospital Universitario de Ginebra

Marie-Catherine Vozenin (Boulogne, Francia, 1972) ha dedicado toda su vida laboral a investigar el impacto de la radiación en el campo de la salud, buscando el modo de reducir el sufrimiento de los pacientes con cáncer. Es una de las investigadoras clave en el descubrimiento de la tecnología flash desarrollada en el CERN, que promete tratar los tumores sólidos sin afectar los tejidos sanos. Desarrollada inicialmente para la investigación física, la tecnología flash se ha adaptado para atacar tumores cancerosos con gran precisión y minimizar el daño a los tejidos sanos circundantes. Este sistema de radioterapia podría convertirse en uno de los grandes avances en el tratamiento del cáncer.

A solo unos kilómetros del laboratorio de investigación nuclear donde se descubrió y se sigue investigando sobre la tecnología flash, Marie-Catherine Vozenin busca la aplicación práctica de la física de partículas: ahora dirige el Departamento de Radiobiología en el Hospital Universitario de Ginebra. Allí trabaja en la transferencia de tecnología desde la investigación a las aplicaciones clínicas. Ha empezado a tratar con tecnología flash tumores de animales domésticos. Es el paso previo a los ensayos clínicos con humanos, que prevé empezar en dos o tres años.

Previamente, Vozenin ha investigado en el Comisariado de la Energía Atómica y en el Instituto de Radioprotección y de la Seguridad Nuclear en Francia, así como en el Instituto Gustave-Roussy, además de en el CERN.

Usted es una de las investigadoras que ha hecho posible el descubrimiento de la tecnología flash. Sabemos que ahora trabaja para que ese sistema de radioterapia se pueda aplicar en pacientes de cáncer. ¿Pero quién es Marie-Catherine Vozenin? ¿Cómo se presentaría usted a sí misma?

Soy una mujer y soy madre de una joven de veinticinco años. He estado involucrada en la investigación del impacto de la radiación en la salud desde el comienzo de mi carrera. Hice mi tesis doctoral en París, en el Comisariado de la Energía Atómica, así que estoy muy comprometida con esta investigación y este tema desde el inicio de mi trabajo. Una de las cosas más relevantes que me ha sucedido es promover el uso seguro de la radioterapia y la radiación ionizante para mejorar la eficacia antitumoral y preservar al mismo tiempo la calidad de vida de los pacientes. La radioterapia flash es exactamente eso: es una forma de usar radiación, radiación ionizante, para promover y mejorar la eficacia antitumoral sin toxicidad en el tejido normal. Así que realmente es el objetivo que he estado buscando.

¿Cuál fue el momento clave que la llevó a investigar la radioterapia flash? ¿Cómo se involucró en ese proyecto?

Fue una cuestión de oportunidad, de mantener los ojos abiertos y ser curiosa. Un buen amigo, Vincent Favodon, también pionero en la irradiación flash, me mostró unas diapositivas hace unos quince años para conocer mi opinión como especialista en toxicidad en tejido normal y fibrosis pulmonar. Me dijo que había irradiado animales y no veía signos de toxicidad en los tejidos normales. Al revisar las diapositivas, efectivamente, vi que no había daños. En ese momento, le dije: «Tenemos dos opciones: o estamos ante algo realmente nuevo o hay un error con la dosis». Así comenzó todo en 1997. Tienes la opción de dejarlo como está o investigar lo que tienes. Yo elegí el camino de la investigación.

La tecnología flash minimiza la toxicidad en los tejidos normales. ¿Podría explicar cómo sucede esto?

Es una gran pregunta, pero es difícil de responder de manera sencilla. No sabemos exactamente cómo ocurre, pero lo que sí sabemos es lo que no sucede: cuando usamos dosis ultrarrápidas de radiación, como las que podemos generar con los haces del CERN –que operan en el rango de picosegundos o microsegundos–, el tejido normal parece percibir la diferencia en el tiempo de irradiación, lo que reduce el daño vascular, la inflamación y la fibrosis. Sin embargo, aún estamos investigando el «por qué» detrás de todo esto. De hecho, trasladamos nuestra investigación al CERN porque en sus instalaciones tenemos acceso a un haz específico que nos permite acortar el tiempo de irradiación, lo que hace que el tejido normal pueda percibir esta diferencia. ¿Qué pasa entonces? Tenemos menos daños a nivel vascular, menos inflamación, las citoquinas inflamatorias no se producen, hay menos desarrollo de la deposición de matriz extracelular, lo que se llama fibrosis, y también menos muerte celular. Todo esto mantiene la función del órgano. Así es como funciona. Ahora, ¿por qué funciona? No lo sé. Es lo que estoy investigando.

Marie-Catherine Vozenin haciendo una presentación en una conferencia / Fuente: Lourdes Velasco.

Se espera que esta tecnología sea especialmente útil en tumores sólidos, como los que se dan en el cerebro o los pulmones. ¿Por qué?

Esperamos que sea útil para cualquier tipo de tumor, no solo para tumores sólidos. Aunque, en particular, tumores como el glioblastoma, que requieren dosis muy altas de radiación, podrían beneficiarse enormemente de esta tecnología, mejorando el control del tumor y reduciendo las complicaciones. Pero hemos estado investigando el impacto de flash en estudios preclínicos en muchos órganos, incluyendo el intestino y el sistema hematológico, y es todo positivo. Todos los modelos que hemos estado usando hasta ahora son receptivos.

¿En qué punto se encuentra la investigación en este momento? ¿Cuándo se esperan los ensayos en humanos?

Estamos en el momento en que tenemos suficientes datos preclínicos para pasar a la investigación clínica. Y es por eso que me trasladé al Hospital Universitario de Ginebra, para realmente poder promover esta transferencia de la tecnología. Esperamos que los ensayos en humanos sean posibles dentro de los próximos dos o tres años. Ahora nos estamos enfocando en ensayos clínicos en animales domésticos. Estamos trabajando con nuestros colegas de la Escuela de Veterinaria de Zúrich en un ensayo clínico en gatos con tumores orales. Y realmente esperamos que a partir de esos datos podamos avanzar y proponer un ensayo clínico en pacientes.

¿Cómo serán las máquinas? ¿Tendrán dimensiones potencialmente grandes y un alto costo energético? ¿Qué estrategias se están considerando para abordar estos desafíos técnicos?

Nuestro objetivo es que las máquinas puedan encajar en los búnkeres hospitalarios existentes, sin requerir grandes inversiones adicionales. Lo que podemos hacer es utilizar las instalaciones ya disponibles, como las de los centros de terapia de protones. Pero aquí en Ginebra, nuestro objetivo es desarrollar un haz que funcione con rayos X y no sea más grande que el acelerador actual ni tampoco extravagante, sino que pueda encajar en un hospital normal. La idea es poder ofrecer esta tecnología de una manera que no requiera una inversión tan grande como la de los centros de protones. De hecho, la tecnología de protones está limitada por su costo y disponibilidad. Lo que buscamos es desarrollar algo que sea accesible para todos los centros que ya utilicen radioterapia.

¿Cuál será el principal avance de la tecnología flash desde el punto de vista del paciente?

Cuando irradias un tumor, aunque seas muy preciso, también irradias tejido normal alrededor, lo que puede causar complicaciones. Por ejemplo, al irradiar un tumor en el pulmón, podrías desarrollar fibrosis, lo que afectaría la función pulmonar. Con la irradiación flash, el objetivo es mantener la eficacia antitumoral pero sin causar fibrosis u otras complicaciones. Además, con menos toxicidad podríamos aumentar la dosis para que sea más efectiva contra el tumor, manteniendo bajos los efectos secundarios.

¿Cuál es en su opinión el rol de instituciones como el CERN o las instituciones públicas en la evolución de la tecnología médica?

Son actores clave porque proporcionan el conocimiento, la infraestructura y también los equipos humanos, porque no es solo una cuestión de tecnología, sino de interacción entre personas para que las cosas sucedan. Yo soy bióloga. Cuando empiezas a trabajar con un físico, te das cuenta de que las palabras que usamos y nuestras expectativas son muy diferentes. Tenemos que aprender a trabajar juntos, y eso es exactamente lo que estas grandes instituciones pueden ayudarnos a hacer, ya que nos proporcionan acceso, experiencia, tiempo e infraestructura. La financiación proviene principalmente de los gobiernos y al final regresa a la gente. La sociedad nos da el dinero para trabajar y nosotros devolvemos el conocimiento para mejorarla.

Marie-Catherine Vozenin después de la entrevista / Fuente: Lourdes Velasco.

¿Cómo ha evolucionado el campo de la radiobiología desde que comenzó su carrera?

Comencé hace treinta años y en ese momento la radiobiología estaba casi desapareciendo, los laboratorios cerraban y no había mucho interés. Hubo un gran entusiasmo a principios del siglo XX, pero después disminuyó, tal vez porque se pensaba que se había descubierto ya todo, lo cual no era cierto. Ahora, con nuevas tecnologías como la imagenología y la irradiación flash, el campo ha renacido, y está atrayendo a muchas personas jóvenes. Eso es muy positivo.

¿Cómo ve el futuro de la radioterapia y cuál cree que será el papel de la tecnología flash? ¿Reemplazará las técnicas actuales o coexistirá con ellas?

El futuro dirá, pero yo creo que la tecnología flash reemplazará las técnicas actuales, ya que permite más eficiencia y menos toxicidad. Sin embargo, probablemente habrá una transición gradual hacia nuevos enfoques. A medida que avanzamos, surgirán nuevas tecnologías y veremos una evolución, como ya ha ocurrido desde los años cincuenta hasta hoy.

¿Qué otras tecnologías emergentes considera prometedoras?

Además de la irradiación flash, está la fraccionación especial, como el minihaz o microhaz, que implica una irradiación heterogénea del tumor. Estamos trabajando en combinar estas tecnologías.

¿Y cómo afectará a su investigación la inteligencia artificial?

Estamos desarrollando software basado en IA para predecir resultados tempranos en animales, utilizando técnicas como la radiónica, basada en imágenes. Esto nos permitirá obtener respuestas más rápidas, reducir costos y utilizar menos animales en la investigación. Además, estas herramientas predictivas podrán aplicarse en la clínica y mejorar la selección de tratamientos preclínicos que sean más eficientes.

© Mètode 2024

Licenciada en Periodismo, Universitat de València.