Ex astronautas rimadores

antonia font 1
antonia font 1
Foto: Josep Tomàs (Flickr)
Antònia Font durante una actuación en directo en el Festival Altaveu de Sant Boi de Llobregat, en 2011, cuando ya habían finalizado su periplo espacial.

Renunciar a la condición de marciano no debe ser fácil. Antònia Font, que ahora reclaman el pasaporte de la Tierra, son una buena prueba de ello. Para la prensa, hablar de su música sin hacer referencia a un espacio exterior repleto de extraterrestres y robots ha sido un reto. Mucho periodistas han insistido una y otra vez en atribuir al grupo una procedencia alienígena. La culpa de ello se encuentra, en parte, en una discografía que muestra una gran fascinación por temas astronómicos. No cuesta encontrar ejemplos, especialmente en los primeros discos. Desde las canciones en las que los motivos espaciales son solo una excusa para tratar cuestiones más o menos cotidianas (Tornar a sa Terra, Ses estrelles des cel, Asteroide núm. 15000, Amazones a sa lluna…) hasta las que mezclan conceptos científicos con el lenguaje poético que caracterizaba los inicios del grupo. Entre estas últimas podríamos incluir la gozosa L’univers és una festa («La rotación casi no se nota / nadie ha visto la translación / porque nos llega después de haber comido / cuando hacemos la siesta»1) o la tercera parte de la trilogía Cibernauta Joan, en la cual el protagonista se convierte en un cosmonauta accidental que recoge partículas en la Luna para un misterioso experimento. Ambas canciones se encuentran en el luminoso y ya lejano disco homónimo Antònia Font (DiscMedi / Blau, 1999), el debut que dejaba vislumbrar el ascenso espacial que vivirían los mallorquines. Un delirio cósmico que llegaría a su punto álgido con el cuarto disco del grupo,Taxi (DiscMedi / Blau, 2004), el álbum que representa la cima de su carrera y, si se permite el entusiasmo, uno de los mayores logros de la música escrita en catalán.

Concebido como una obra conceptual, Taxi contiene diecisiete canciones que se estructuran en cuatro partes con títulos propios. La primera parte (Dos souvenirs de la Terra) y la tercera (Viatges i postals de la Terra) albergan algunas de las canciones más efectivas del disco, que se presentan en el conjunto como los recueros llenos de melancolía de alguien que se ha visto alejado del planeta azul. Pero la vertiente más interesante desde el punto de vista astronómico se encuentra en el viaje espacial de este personaje imaginario, que queda reflejado en las otras dos partes del álbum. En la segunda (Recital del robot i l’astronauta) los mallorquines dan rienda suelta sin complejos a su obsesión por la exploración espacial, que se combina con otra pasión recurrente en su discografía, la robótica, que por ahora dejaremos a un lado. El corte Armando Rampas, que podría ser el nombre del protagonista del disco, no explica la historia de un cosmonauta que emprende su primer viaje al espacio («Planeta azul y blanco, adios desde allí arriba / mañana respiraré éter gasificado»2). Una aventura que se reprende en La vida de l’astronauta, que narra las vivencias del viajero, abandonado por la tecnología en la inmensidad de un singular universo de formas desconocidas. La aventura continua en Extraterrestres, una canción de bienvenida a los seres de otros planetas que haría las delicias de Carl Sagan, con un discurso más eficaz que el mensaje de Arecibo, la placa de las misiones Pioneer y el vinilo de oro de la Voyager juntos: «Hola qué tal / somos vuestros amigos de la Tierra / un planeta de polvo y de mierda / de un inhóspito sistema solar»3. El acto cierra con Vehicle lunar, una pieza instrumental de una gran belleza que dura tan solo treinta y seis segundos.

 

«El debut de Antònia Font dejaba vislumbrar el ascenso espacial que vivirían los mallorquines. Un delirio cósmico que llegaría a su punto álgido con el cuarto disco del grupo, Taxi»

 

 

 

 

 

 

 

 

«Los mallorquines dan rienda suelta sin complejos a su obsesión por la exploración espacial, que se combina con otra pasión recurrente en su discografía, la robótica»

antonia font 2
Foto: Antònia Font
Aunque Taxi (DiscMedi / Blau, 2004) es su disco más cósmico, el espacio exterior es un motivo recurrente en la discografía de Antònia Font. En la imagen, los miembros de la banda aparecen disfrazados de astronautas en un fragmento del videoclip de Alegria, canción incluída en el disco del mismo nombre, Alegria (Virgin-Drac, 2002).

 

 

 

 

Astronauta rimador es el alocado tema que abre la última parte del disco (Gran final l’hotel Galaxi), con una letra que explica, haciendo uso de grandes dosis de sentido del humor y lirismo, las miserias que se viven dentro de una particular naves espacial en boca de un veterano cosmonauta cansado de las insuficiencias burocráticas y tecnológicas. En este momento el viaje toma un tono más amargo que se refleja en la instrumental Cosmos immutable y, sobre todo, en Càpsula de emergència, un tema asfixiante en el que el explorador espacial expresa su soledad y la determinación de su misión («Hierven partículas de H2O en el techo despintado / entre sistemas solares, entre el espacio perdido / El astronauta camina con la seguridad de saber / que los amperes son el voltaje partido por la resistencia»4). El disco cierra con la mítica canción de Stevie Wonder I Just Called to Say I Love You, que quita dramatismo al desenlace i parece querer expresar las últimas palabras del astronauta justo antes de su incierto final. Así dan por acabado Antònia Font su periplo espacial. La obsesión por la astronáutica ya no estaría tan presente en los siguientes discos, quizás por el temor del grupo a ser encasillado.

CAnciones que todo lo atraviesan

Con la llegada del sexto trabajo de estudio, Lamparetes (Robot Innocent, 2011), Antònia Font dejaron definitivamente de lado todo lo relacionado con el espacio exterior para centrarse en cuestiones más terrenales. Este disco, con un trasfondo de oda a los pioneros, representa también el abandono del característico lenguaje poético que el grupo había empleado hasta ese momento, que se disuelve en beneficio de un tono narrativo más explícito. Un cambio que les hizo perder en singularidad y que abrió las fronteras del peculiar universo que habían forjado. Lamparetes es un canto al progreso, a los atrevidos que hacen cosas cuando aún parecen impensables. Pero no contiene ninguna referencia a la ciencia más allá de la enumeración de inventos de la humanidad que forma parte del tema Coses modernes. Sí que las hay en Vostè és aquí (Robot Innocent, 2012), que representa un giro inesperado más en su carrera. Entre las cuarenta canciones cortas que contiene el álbum está Neutrins, un tema que nace de la afición del compositor del grupo, Joan Miquel Oliver, a las revistas de divulgación científica. Según explican en una entrevista publicada en el número 204 de la revista Enderrock, la canción es una respuesta a la fascinación que sintieron cuando descubrieron la capacidad de los neutrinos para atravesarlo todo. Una cualidad que también tiene su música. Porque, por mucho que ellos se empeñen, las canciones de Antònia Font tienen ecos que resuenan a mundos lejanos en nuestros mapas mentales, sin importar si hablan del espacio exterior, de las profundidades marinas o de nuestro entorno más próximo. Extraterrestres o no, su peculiar lenguaje es capaz de llegarnos de una manera más sugerente que evidente, pero igualmente efectiva.  Les concedemos, si insisten, la condición de humanos. Pero que no intenten adaptar su universo a nuestros estrechos esquemas. A veces, eso lo saben bien los astrónomos, hay cierta belleza en el hecho de no acabar de entenderlo todo.

1. «Sa rotació gairebé no se nota / ningú no ha vist sa translació / perquè ens aplega en haver dinat / quan feim horeta». (Volver)
2. «Planeta blau i blanc, adéu des d’allà dalt / demà respiraré èter gasificat». (Volver)
3. «Hola què tal / som es vostres amics de sa Terra / un planeta de pols i de merda / d’un inhòspit sistema solar». (Volver)
4. «Bullen partícules d’H2O al sòtil despintat / entre sistemes solars, entre l’espai perdut. / L’astronauta camina amb la seguretat de saber / que els ampers són el voltatge partit per la resistència». (Volver)

Para escuchar:
Taxi (DiscMedi / Blau, 2004), de Antònia Font.

Felip Pineda. Licenciado en Periodismo por la Universitat de València.
© Mètode 2013.

 

 

«Lamparetes representa el abandono del característico lenguaje poético que el grupo había empleado hasta ese momento, que se disuelve en beneficio de un tono narrativo más explícito. Un cambio que les hizo perder en singularidad»

 

 

 

 

«Entre las cuarenta canciones cortas que contiene Vostè és aquí está Neutrins, un tema que nace de la afición del compositor del grupo, Joan Miquel Oliver, a las revistas de divulgación científica»

© Mètode 2013
Periodista. Revista Mètode, Universitat de València.