La batalla por El Saler

AE-Agró recupera la campaña «El Saler per al poble» de los años setenta

Dehesa del Saler urbanización

«Diseminados por la Dehesa, los primeros edificios que se construyeron aún permanecen en pie»

«Las presiones urbanísticas en la Albufera de Valencia continuarán en los próximos años. Esta batalla no se ha acabado.» Con estas palabras, el arquitecto Carles Dolç subrayaba el jueves pasado la necesidad de continuar luchando para conservar el Parque Natural de la Albufera de Valencia, retomando el espíritu del movimiento «El Saler per al poble« (El Saler para el pueblo). Un movimiento ciudadano que en los años setenta consiguió paralizar una urbanización que hubiera acabado con la Dehesa de El Saler, y muy probablemente con la Albufera de Valencia. Sin esta campaña, hoy posiblemente el Parque Natural, que celebró su 25 aniversario el año pasado, no existiría.

Con el objetivo de reivindicar y retomar este movimiento ciudadano, Acció Ecologista-Agró organizó el jueves pasado una mesa redonda en el Jardí Botànic de la Universitat de València. Recuperar la historia y concienciar que es necesario continuar trabajando por el futuro del parque fueron los dos ejes alrededor de los cuales giraron las intervenciones. El movimiento ciudadano, y la intensa campaña mediática que lo acompañó, consiguió parar la urbanización , pero aún hoy sus restos son visibles en el parque natural. Diseminados por la Dehesa, los primeros edificios que se construyeron aún permanecen en pie. Unos edificios que, desde el público, el Catedrático de Geografía de la Universitat de València, Vicenç Rosselló, apostó directamente por «dinamitar» con el objetivo de recuperar totalmente el espacio natural.

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Díptico en francés de promoción de la urbanización de El Saler, publicado por la Oficina Municipal de Valencia. El objetivo era convertir la Dehesa en un destino turístico prioritario para los europeos.

Pero las presiones urbanísticas no son las únicas a las que se enfrenta el parque. En este sentido, el biólogo Víctor Navarro, representante de Acció Ecologista-Agró en la Junta Rectora del parque, hizo un llamamiento a la movilización ciudadana: «Hay que recuperar “El Saler per al poble” e impulsar un movimiento ciudadano para detener la degradación actual que sufre la Albufera. El ecologista destacó también que uno de los problemas más graves que sufre el lago es la progresiva reducción de caudal de agua proveniente del Júcar en las últimas décadas.

El Saler per al poble

«El Saler per al poble» (El Saler para el pueblo) fue el lema de la campaña ciudadana que consiguió detener la urbanización planificada en la Dehesa de El Saler.

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Cartel de la exposición que organizó en junio de 1974 el Colegio de Arquitectos de Valencia, contraria a la urbanización a la Dehesa, durante uno de los momentos de máxima oposición al plan.

El movimiento ciudadano de los setenta

Durante la primera mitad de los setenta, la urbanización proyectada en la Dehesa despertó un gran rechazo en la sociedad valenciana. Las movilizaciones ciudadans se vieron acompañadas, y en cierta forma impulsadas, por una campaña mediática en contra de la urbanización. Durante el acto, Anna Mateu, jefa de redacción de la revista Mètode, destacó el papel que jugó el periódico Las Provincias en la recuperación de El Saler. «El medio protagonizó una de las primeras campañas ambientales del Estado español para salvar un espacio natural», aseguró la periodista. El diario dio voz a algunos de los protagonistas de las movilizaciones en un momento en que la dictadura franquista comenzaba a debilitarse, y ayudó a concienciar a la sociedad valenciana de la necesidad de conservar este espacio en un momento en que las ideas ecologistas aún no habían arraigado entre los ciudadanos.

Un movimiento ciudadano al que Carles Dolç puso nombre y apellidos al recordar a muchos de los compañeros que participaron en aquellas primeras movilizaciones. Según el arquitecto, la defensa de El Saler giró alrededor de cuatro argumentos básicos: ecológicos, jurídicos, sociales y económicos. Todos ellos permitieron detener el plan urbanístico e hicieron posible que en 1986 la Albufera y El Saler se convirtieran en el primer Parque Natural valenciano. AE-Agró lo tiene claro: ha llegado el momento de recuperar aquel espíritu.

 

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