«La química ha cambiado el mundo y mucha gente no sabe por qué». Este es el argumento que el químico y doctor en comunicación Xavier Duran presenta en su libro Molècules en acció. Del big bang als materials del futur (UPC, 2010). El Octubre Centre de Cultura Contemporània acogía el pasado miércoles 1 de junio la presentación del libro como un acto enmarcado dentro de las charlas de el Espai Ciència que conmemoran el Año Internacional de la Química.
«La sal fue la primera sustancia química que afectó al medio ambiente a gran escala, tanto en lo que se refiere a producción como en términos de transporte»
(Xavier Duran)
Una sustancia química tan corriente como la sal marina fue un gran revulsivo en la expansión de la humanidad. Desde el antiguo Egipto, donde se usaba con otros materiales para la momificación, hasta convertirse en la principal moneda de cambio en el imperio romano. Xavier Duran destacaba que «la sal fue la primera sustancia química que afectó al medio ambiente a gran escala, tanto en lo que se refiere a producción como en términos de transporte», apuntando la fiebre de poseer el preciado cloruro de sodio, que era usado como conservante de alimentos. Fueron los pescadores quienes popularizaron su uso en alta mar, para conseguir que el pescado llegara en condiciones adecuadas a los puertos.
Sin dejar el mar de lado, el ácido ascórbico tomaba el protagonismo de la presentación. La comúnmente conocida vitamina C fue la solución para curar el escorbuto, la enfermedad que padecían en masa los marineros de largas travesías. Con el sencillo gesto de embarcar en las naves cítricos como naranjas y limones, los enfermos y la mortalidad debida a esta afectación fue disminuyendo notablemente.
La quinina también tuvo un espacio en la charla. Había sido utilizada como remedio para la malaria en antiguas civilizaciones indígenas del continente americano. Los españoles que conquistaron Perú fueron los primeros europeos en conocerla, pero la quinina fue rechazada en el Reino Unido por ser considerada una sustancia católica. El «polvo jesuita» no estaba permitido en tierras anglicanas. «No fue aceptada hasta que un químico inglés fingió encontrar otra sustancia sanadora. Poco tiempo después se descubrió que el polvo era el mismo que el de los católicos ».
El DDT, el fenol y el formaldehído también formaron parte de esta selección personal que Xavier Duran realizó durante la presentación de su libro. También tuvieron cabida las sustancias vegetales como el algodón, la seda y el caucho que impulsaron el ingenio humano para intentar replicar en el laboratorio estas sustancias. Aparecían así el nailon y los textiles sintéticos y el látex. De estas experiencias en el laboratorio, Xavier Duran comentó que «a veces, los errores o intentos fallidos a la hora de replicar las sustancias naturales daban resultados positivos en otros ámbitos». Este fue el caso del químico inglés William Perkin, que queriendo sintetizar la quinina acabó descubriendo el primero colorante sintetizado, el color malva. «De un fracaso inicial se pasó a un éxito abrumador, ya que el nuevo color fue adoptado por casas reales europeas como color emblema de la familia».
Con estas y otras anécdotas, la presentación del libro finalizó con un turno abierto de palabra muy prolífico. Todos los asistentes estuvieron de acuerdo con Xavier Duran en que «se ha de visibilizar mucho más la química, porque no deja de ser uno de los motores del mundo».