La Universitat de València presenta la sexta edición de la Falla Inmaterial

Por las calles de València se respira un ambiente que indica que las Fallas están a la vuelta de la esquina: en muchas ya hay indicaciones para que se retiren los coches de los espacios que ocuparán los casales falleros; las tiendas ambulantes de churros habitan los barrios desde principios del mes; las mascletás ya han empezado y el olor a pólvora está presenta en el día a día. A medida que se acerca la fecha que da el inicio oficial a las fiestas, el 15 de marzo, los ninots empiezan a llegar a los lugares donde se plantarán y, posteriormente, se quemarán. De la misma manera, la sexta Falla Inmaterial de la Universitat de València ya está en funcionamiento y toma forma gracias a la participación ciudadana.

El pasado 2 de marzo, la Universidad presentó en el Centre Cultural La Nau la Falla Inmaterial de este 2022, que se titula La Falla Vibra. El proyecto, impulsado por la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSE-UV), nos presenta este año un juego que pretende revelarnos los detalles más desconocidos de la capital valenciana. Nos invita, así, a conocer más sobre la ciudad de València y a acercarnos a todos sus rincones. A través de preguntas relacionadas con el medio ambiente, la población, el bienestar, la movilidad y el territorio, La Falla Vibra quiere destacar los aspectos sociales de la ciudad.

Francisco Grimaldo, director del proyecto, explica los motivos que han llevado a la elección de esta temática. La Falla Vibra –explica– surge de la idea de aportar un valor añadido a los datos que podemos encontrar en abierto. Concretamente, la información utilizada apara crear La Falla Vibra se ha extraído del Portal de Datos de la Regidoría de Transparencia del Ayuntamiento de València. «Muchas veces la información es plana. Todos queremos transparencia y datos abiertos, pero cuando esta información está disponible, nadie la consulta», explica Grimaldo. Por lo tanto, este proyecto de la Falla Inmaterial pretende darle una utilidad a numerosos datos disponibles sobre los diferentes barrios de València. Para conseguirlo, se ha diseñado un juego interactivo que presenta preguntas de diferentes temáticas sobre un mapa de la ciudad. Cuando se plantea la pregunta, el usuario debe elegir sobre el mapa a qué barrio piensa que atañe la respuesta. El director el proyecto afirma que jugar con la ubicación de los barrios es uno de los aspectos clave de la propuesta de este año, ya que frecuentemente los ciudadanos tienen bien ubicadas las zonas centrales de la ciudad, pero desconocen cómo son muchos de los demás barrios. Por lo tanto, los objetivos de La Falla Vibra son dos: darle un valor social y humano a los datos abiertos que poca gente consulta y, además, dar a conocer todos los barrios de València. «El proyecto nos anima a visitar más barrios. Inspira valores bonitos, como el de reencontrarnos», explica Grimaldo.

La Falla Vibra se presenta como un proyecto abierto a todo el mundo, que pretende romper la barrera digital que en muchas ocasiones perjudica a los más mayores. Se trata de una propuesta interactiva con un diseño muy gráfico y sencillo, y con un ritmo de juego pausado que permite a cada usuario tomarse el tiempo necesario para contestar a las preguntas.

Las respuestas serán procesadas y con ellas, por una parte, se creará un ránking con los participantes con más aciertos. Por otra, con los datos obtenidos se construirán los monumentos de esta falla inmaterial. Se establece, así, una conexión bidireccional en la que el proyecto aporta conocimiento y tecnología a la fiesta popular y, además, la ciudadanía aporta su participación. De esta manera, los monumentos finales serán un reflejo de la ciudadanía: cuáles son sus intereses, cuál es su conocimiento… .

Siguiendo la tradición, esta falla contará con un ninot indultat: será el barrio sobre el que las personas jugadoras tengan más conocimiento. Y, como no podía ser de otra forma, el próximo 19 de marzo tendrá lugar la «cremà» de esta falla.

Puedes acceder a la web de la Falla Inmaterial y participar en el juego aquí.

Orígenes y trayectoria de la Falla Inmaterial

La Falla Inmaterial surgió en 2016 a partir de la voluntad de fusionar dos mundos: el de la cultura festiva y el de la cultura científica. Francisco Grimaldo destaca que desde el inicio del proyecto se pensó que las Fallas, como fiestas locales y masivas, eran un buen canal para comunicar cosas. Porque, como recuerda el director, estas fiestas son sinónimos de monumentos, de mascletás, pero también de muchos otros elementos como el teatro, el baile y la gastronomía. El equipo de la Falla Inmaterial decidió que, en este contexto, también se podía aportar una vertiente científica a las Fallas y acercarla a la ciudadanía. Por otro lado, desde el inicio tuvieron claro que era importante que este proyecto se hiciera de manera participativa. «Pensamos que la ciencia, al menos una parte de ella, se puede hacer en colaboración con la sociedad. Es lo que conocemos como ciencia ciudadana». Los proyectos de ciencia ciudadana permiten acercar a las personas a la investigación y sus resultados, a ser partícipes de la ciencia, aunque esta no sea su campo de trabajo.

La ingeniería y la ciencia de datos son los pilares científicos de la Falla Inmaterial. Grimaldo, ingeniero en informática e ingeniero técnico en telecomunicaciones, afirma que uno de los primeros objetivos del proyecto de la Falla Inmaterial es mostrar cómo se puede hacer el bien con la tecnología y la ciencia de datos, unos aspectos sobre los que normalmente se muestra la otra cara, es decir, cómo pueden ser perjudiciales para la ciudadanía.

El año pasado, la Falla Inmaterial celebró su quinto aniversario en un contexto marcado por la pandemia. No obstante, las restricciones sanitarias no impidieron la celebración de este aniversario, ya que el proyecto no está limitado por las leyes del mundo físico y material. Durante 2020 y 2021, la Falla Inmaterial pudo continuar sin problemas, confiesa Grimaldo, quien además añade que los proyectos de los dos últimos años pudieron ayudar aportando alegría y una cierta normalidad en unos meses de marzo donde, por primera vez en su historia, las Fallas no se celebraron. Aun así, Grimaldo añade que «evidentemente, preferimos la presencialidad, poder hacer actos y encontrarnos con la gente».

© Mètode 2022
Graduada en Periodismo por la Universitat de València.