Más allá del bosón de Higgs

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© 2008 CERN
Peter Higgs durante una visita al experimento ATLAS, en el CERN, en 2008. En 2012 los experimentos llevados a cabo en el centro internacional suizo han descubierto finalmente el bosón que Higgs postuló en 1964.

El pasado 4 de julio el CERN, el mayor centro internacional de investigación en física de partículas, anunciaba uno de los descubrimientos más esperados de los últimos años en el campo de la física: sus investigadores habían descubierto por fin, después de años de trabajo en esta dirección, una nueva partícula que coincidía con las características esperadas del famoso bosón de Higgs. La conocida como «partícula de Dios» ocupó portadas de diarios, espacios de televisión y fue la estrella de las redes sociales, ¿pero esta atención mediática vino de su valor científicos o de la siempre polémica relación entre ciencia y religión?

El mismo Peter Higgs, el científico que postuló la existencia de esta partícula en los años sesenta, ha declarado en diversas ocasiones su desagrado por este apodo divino. Una postura extendida entre los físicos, tal y como constata James Gillies, director de comunicación del centro de investigación suizo y partidario de dejar de lado la religión a la hora de hablar de la ciencia: «En el CERN no nos gusta nada esta fórmula para referirnos al bosón de Higgs. Pero tampoco es culpa de los medios; muchas veces científicos y periodistas se acostumbran a la terminología de los editores de libros científicos, que son los que acuñan los términos.» Y es que la que ahora es conocida como partícula de Dios (God particle) fue en un principio una «partícula puñetera» (goddamn particle) a la que un editor decidió cambiarle en nombre para hacerla más atractiva.

El anuncio del descubrimiento del bosón de Higgs no es el primer reto comunicativo al que se ha tenido que enfrentar el CERN, tal y como expuso Gillies en el Taller de Comunicación para investigadores que tuvo lugar este noviembre en la Universidad Jaume I de Castelló. En 2009, año en el que se puso en marcha el LHC (Large Hadron Collider o gran colisionador de hadrones), la idea de que este podía generar un gran agujero negro que engulliría la Tierra se extendió por lo medios de comunicación. «Nos llamaba gente pidiendo que por favor no pusiéramos en marcha el LHC», explica Gillies. El CERN respondió con una cuidada política de comunicación explicando con detalle la seguridad del LHC y de sus experimentos. Pero sin duda, uno de los mayores éxitos comunicativos en este sentido vino del programa americano The Daily Show, presentado por Jon Stewart, al que el CERN abrió las puerto y permitió entrevistar a sus científicos en clave de humor (podéis ver el vídeo aquí).

 

«La conocida como “partícula de Dios” ocupó portadas de diarios, espacios de televisión y fue la estrella de las redes sociales. Un apodo que no gusta en el CERN según su jefe de comunicación»

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© 2012 CERN
El anuncio del CERN del pasado 4 de julio contó con una gran cobertura mediática. En la imagen, Peter Higgs, el «padre» del bosón, junto a los investigadores que presentaron el descubrimiento comparecen ante la prensa.
 

«El CERN se han enfrentado a diversos retos comunicativas. En 2009, la idea de que el LHC podía generar un gran agujero negro que engullera la Tierra se extendió por los medios de comunicación»

Hollywood en el CERN

En el año 2000, un libro llegó a las manos del aquel entonces jefe de comunicación del CERN, Neil Calder, con una dedicatoria del autor: «¡Neil, espero que disfrutes de la novela! Recuerda, ¡es ficción!» Se trataba del segundo best-seller del escritor estadounidense Dan Browne, Ángeles y demonios, una parte del cual se desarrolla en el CERN. James Gillies, que en aquellos momentos trabajaba con Calder en la oficina de prensa, comenzó a leer el libro, comprobando que página tras página la novela reproducía errores sobre lo que ocurría en el CERN. «Era una buena historia pero daba una idea equivocada», opina Gillies. Así que se plantó en el despacho de su jefe y le dijo: «Si la gente empieza comienza a comprar este libro, tendremos que explicar que es lo que hacemos.»

A pesar de la falta de rigor científico, el equipo de comunicación del CERN vio una oportunidad para dar más visibilidad al centro de investigación nueve años después, cuando se presentó la versión cinematográfica de la novela. El film resumía toda la trama que tenía lugar en el CERN a unos pocos minutos iniciales, evitando así muchos de los errores científicos en los que caía el libro. A pesar de todo, estos fotogramas tampoco estaban exentos de equivocaciones. «Las imágenes son impresionantes, pero las partículas no dejan restos visibles en el aire como lo hacen en la secuencia cinematográfica, aunque sí que es cierto que en el CERN se genera antimateria», explica Gillies. «Eso sí –añade– para conseguir generar la cantidad que aparece en la película necesitaríamos unos 250 millones de años. Y no creo que nadie tuviera paciencia.»

En todo caso, desde el CERN se decidió aprovechar el tirón mediático de Ángeles y demonios, y coincidiendo con el estreno, los actores y el director realizaron una visita al centro de investigación. «El hecho que Ángeles y demonios sea una novela de éxito y, además, una superproducción de Hollywood es la ocasión para nosotros de mostrar que la investigación sobre antimateria es apasionante.», explicaba Sergio Bertolucci, director científico del CERN, con motivo de la visita del equipo del film en febrero de 2009.

 

 

«En el 2000, un libro llegó a Neil Calder, jefe de comunicación del CERN en aquellos momentos, con una dedicatoria del autor: “¡Neil, espero que disfrutes de la novela¡ Recuerda, ¡es ficción!» Se trataba de Ángeles y demonios de Dan Browne»

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© Damián Llorens / UJI
James Gillies, jefe de comunicación del CERN, durante su participación en el taller de comunicación en la Universidad Jaume I de Castellón. Hacer llegar el trabajo del CERN a la sociedad es una de las prioridades del centro de investigación ubicado en Ginebra.

 

 

«El jefe de comunicación del CERN suscribe la máxima de “hablar de uno aunque sea mal”, y subraya la importancia que se da en el CERN a la comunicación»

Visibilidad y transparencia, las claves del CERN

El jefe de comunicación del CERN suscribe la máxima de «que hablen de uno aunque sea mal», y subraya la importancia que se da en el CERN a la comunicación. Una institución difícil de coordinar en este aspecto, teniendo en cuenta que el organismo está compuesto por veinte estados miembros, y se llevan a cabo diversos proyectos de investigación en los que colaboran más de 500 instituciones con investigadores de 85 nacionalidades diferentes.

El equipo de comunicación del CERN es consciente de que la física de partículas es un tema difícil de trasladar al gran público, y una de las cuestiones que destaca James Gillies es la necesidad de «luchar» contra la percepción que tiene la opinión pública de lo que se hace en el centro de investigación. En este sentido, el jefe de comunicación asegura que «la trasparencia es clave para el CERN», y ha sido uno de los puntos en los que se ha trabajado con más énfasis en los últimos años.

Los retos del futuro de este gran centro de investigación son incrementar su visibilidad en los medios de comunicación, más allá de la cobertura mediática que puedan ocasionar anuncios como el del pasado julio. «No todos los años tenemos un bosón de Higgs», concluye Gillies.

Anna Mateu. Jefa de redacción de Mètode.
© Mètode 2012.

 

 

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