¿Qué relación hay entre ciencia y arte?

Clodoaldo Roldan coordinó junto con Fernando Sapiña el monográfico Materia de arte en 2008.

¿Qué relación hay entre ciencia y arte? Hace algunos años, una respuesta generalizada, sin reflexionar, habría sido «ninguna». Han pasado ocho años desde la publicación en Mètode del monográfico Matèria d’Art en el que se incluyeron una serie de contribuciones que reivindicaban el papel de la ciencia en el estudio, conservación y restauración del patrimonio cultural.

El monográfico vio la luz en un momento en el que se hacía evidente una simbiosis multidisciplinar entre diversas áreas de conocimiento (historia, arqueología, física, química, biología, geología…) que pudieran aportar información objetiva sobre el patrimonio cultural en sus diversas manifestaciones. En él se plantearon una serie de actuaciones y propuestas, todavía vigentes, que ponen de manifiesto la imperiosa necesidad de abordar la caracterización, conservación y restauración de los bienes de interés cultural mediante técnicas analíticas basadas en principios físico-químicos.

«El estudio del patrimonio cultural material abarca un amplio conjunto de disciplinas e integra equipos multidisciplinares que aplican el método científico»

Hoy en día, el estudio del patrimonio cultural material abarca un amplio conjunto de disciplinas e integra equipos multidisciplinares que aplican el método científico a un objetivo común: el conocimiento global de nuestro patrimonio. Se trata de responder a cuestiones como ¿quién lo hizo?, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿con qué materiales?, ¿dónde?, ¿por qué? Las respuestas a estas cuestiones nos permiten situar los bienes de interés cultural en su particular contexto histórico, conocer la materia prima y el proceso tecnológico seguido en su confección, determinar su procedencia y rutas de comercialización, precisar su cronología o comprender los mecanismos de deterioro para diseñar las estrategias de restauración y conservación más adecuadas.

Por otra parte, las metodologías analíticas han seguido y siguen un continuo proceso de optimización y adaptación para ser utilizadas en un amplio espectro de aplicaciones en el ámbito del patrimonio cultural. En suma, se puede afirmar que, en esta área, se han eliminado las barreras entre el conocimiento científico y el humanístico y que la asociación de las técnicas físico-químicas con la historia del arte, arqueología y con el conocimiento y preservación del patrimonio en general es un hecho consumado que no admite vuelta atrás.