Una obra para todas las científicas anónimas
Un mural de la ilustradora Paula Bonet da la bienvenida a un nuevo centro de investigación de la Universitat de València
Antoni Medall
A pesar de todos los pasos que se han dado en las últimas décadas para visualizar las desigualdades entre géneros, en los centros de investigación, laboratorios y universidades del Estado español únicamente el 20% de los cargos con más poder en la jerarquía académica se encuentran en manos de mujeres, a pesar de que ellas constituyen el 57% de los estudiantes predoctorales y el 60% de los graduados en las universidades españolas y poseen, en conjunto, mejores expedientes académicos que los hombres. Estos son una pequeña muestra de los datos que recoge el Informe de mujeres investigadoras de 2016 elaborado por el CSIC que evidencian que la igualdad entre hombres y mujeres todavía está lejos de alcanzarse en el mundo de la investigación científica. Las carreras científicas son al mismo tiempo carreras de obstáculos que, en el caso de las mujeres, han de intentar superar con mucho menos margen de maniobra y suelen acabar antes que las de sus compañeros masculinos.
A través de la mirada de la científica anónima que protagoniza la obra, la artista Paula Bonet plasma las vidas de miles de mujeres que se esfuerzan en compaginar una vida activa en aquello que sienten como parte irrenunciable de su existencia –la ciencia– en una sociedad que todavía no ha interiorizado el volumen de sacrificios y renuncias que han de asumir los científicos. Las mujeres científicas se enfrentan a un doble reto: hacer frente a los múltiples obstáculos que supone vivir en una sociedad patriarcal en la que todavía pervive el encasillamiento de las mujeres como casi únicas responsables del cuidado del hogar, y emprender en un mundo que, tradicionalmente y como tantas otras coses, siempre ha estado vinculado a los hombres. Esta obra de la ilustradora valenciana complementa en cierta manera el que será el nuevo número de la revista Mètode, dedicado a las mujeres en el mundo de la ciencia, en el que se podrá encontrar una colección de retratos de algunas de las mujeres más destacadas de la historia de la ciencia. Mediante la placa de Petri que engloba la figura de la científica, Paula Bonet quiere representar «el aislamiento social que sufren las mujeres que han decidido dedicarse al mundo de la investigación científica» y que se encuentran con una falta de comprensión por parte de todos sus círculos sociales. Según la autora, se trata de un pequeño homenaje a las miles de mujeres anónimas que desarrollan su trabajo en los hospitales, laboratorios y centros de investigación de todo el mundo y que habitualmente no son reconocidas como una parte fundamental del mundo de la ciencia.
Este mural se encuentra en el edificio del nuevo Instituto de Biología Integrativa y de Sistemas (I2SysBio), que forma parte del Parque Científico de la Universitat de València. Este centro de investigación, dependiente de la Universitat de València y del CSIC, nace con el objetivo de convertirse en una referencia nacional en el campo de la biología de sistemas, una disciplina de desarrollo reciente que analiza los procesos relacionados con los seres vivos desde una perspectiva global. Juli Peretó, profesor de bioquímica y biología molecular y miembro del Instituto Cavanilles de Biodiversidad i Biología Evolutiva y del I2SysBio, reconoce que seguían de cerca la trayectoria de Paula Bonet y que contactaron con ella con el objetivo de embellecer el nuevo instituto demostrando que el arte y la ciencia pueden compartir cualquier espacio. Ella, después de sumergirse en el trabajo de investigación que se lleva a cabo en la Universitat de València, quiso crear un pequeño referente para las miles de mujeres que trabajarán día a día en este centro y en el resto de la universidad.
Diferentes estudios e informes, como Women in science: past and future trends, Gender differences in research productivity: A bibliometric analysis of the Italian academic system o Women Matter, señalan que la incorporación de las mujeres a los órganos directivos y de poder de las instituciones científicas y la mejora de las condiciones sociolaborales de las mujeres que desarrollan una carrera científica favorecerían la competitividad de estas instituciones y supondría un mayor aprovechamiento de los recursos destinados a la formación de profesionales científicos. Quizás es el momento de tomar las medidas necesarias para eliminar el sesgo de las mujeres en los escalafones más altos de la jerarquía académica y remarcar el papel de los referentes femeninos en la ciencia.
Alexandre Sepúlveda. Graduado en Biología y estudiante del máster de Paleontología Aplicada.
© Mètode 2016.