Viaje por el universo científico de ‘Star Wars’

El astrofísico Fernando Ballesteros analiza la ciencia de la saga en una charla

¿Hasta qué punto es real la ciencia que aparece en la saga La guerra de las galaxias? Esta es una pregunta recurrente entre las personas que han visto las películas de esta famosa space opera. A lo largo de la historia del cine se ha podido comprobar que Hollywood no acostumbra a tener demasiado cuidado con el rigor científico de las películas que produce, y La guerra de las galaxias no es una excepción. Desde la comunidad científica se ha intentado responder a la pregunta inicial con numerosos artículos y se ha tildado de ejemplo inadecuado para la divulgación por tener un número considerable de errores que rompen aspectos científicos básicos, como la ley de la gravedad o el hecho de que el sonido se pueda transmitir en el espacio interestelar.

Miquel Barceló, doctor en Informática en la Universitat Politècnica de Catalunya y experto en divulgación a través de la ciencia ficción, explicaba en una entrevista para Agencia SINC que hay un fragmento de El imperio contraataca en el que en menos de dos minutos se pueden encontrar catorce errores científicos. «Cuando el Halcón Milenario con Han Solo, la Princesa Leia, Chewbacca y los dos robots escapan de los cazas imperiales y se meten sin querer dentro de un cinturón de asteroides. Ahí tienes todos los errores que quieras », explica el profesor, y añade que «Los cinturones de asteroides no están perdidos en medio del espacio interestelar y además nunca están tan juntos. ¿De dónde sale la gravedad artificial de dentro del Halcón Milenario? Y el colmo es el monstruo que vive dentro de un asteroide, ríete del tamaño de un Tyrannosaurus rex. ¿Qué come un depredador tan grande que vive aislado en un asteroide? Desde luego Halcones Milenarios no, porque se le escapan».

«Es innegable que esta saga ha creado un imaginario científico y ha estimulado nuevos inventos basados en la tecnología que se utiliza a lo largo de las seis películas»

Sin embargo, a pesar de los numerosos errores científicos que presenta y las críticas que ha recibido, es innegable que esta saga ha creado un imaginario científico y ha estimulado nuevos inventos basados en la tecnología que se utiliza a lo largo de las seis películas. Fernando Ballesteros, jefe de instrumentación del Observatorio Astronómico de la Universitat de València, quiso profundizar en este tema y le dedicó el pasado 25 de noviembre una charla llamada La ciencia en Star Wars. El acto, que tuvo lugar en la sede de Fundación Cañada Blanch, forma parte del quinto ciclo de conferencias Conectalks, un programa de actividades de la Cátedra de la Divulgación de la Ciencia organizado entre la Universitat de València y la Fundación Cañada Blanch. La Ciencia en Star Wars se celebró, además, a raíz de la inminente llegada a la gran pantalla de la sexta entrega de la saga, El despertar de la fuerza.

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Fernando Ballesteros, en la sede de la Fundación Cañada Blanch, durante la charla La ciencia en ‘Star Wars’. / Fotografía de Alba Rico

Tecnología y ciencia en La guerra de las galaxias: ¿quimera traída a la realidad?

Los aspectos que abordó Ballesteros durante la conferencia fueron, sobre todo, referentes en las diferentes tecnologías que aparecen en las películas y a cómo se han desarrollado –o, al menos, intentado desarrollar– en la vida real. También repasó los conceptos científicos que él considera acertados y que se presentan a lo largo de los filmes, al contrario que en la mayoría de charlas de este tipo, donde lo más importante es poner de manifiesto los errores científicos de las películas.

En cuanto al orden, existen muchos criterios y opiniones respecto a qué película hay que ver primero y cuál después, si se tiene que seguir el orden cronológico interno de las películas –es decir, dejar para el final las tres películas que fueron grabadas primero– o seguir el orden en que se filmaron. Para Ballesteros, la mejor forma para ver La guerra de las galaxias es esta, siguiendo el orden en que se grabaron las películas, para poder observar la evolución de los efectos especiales, cuya calidad ha ido mejorando con los años.

«Existen muchos criterios y opiniones respecto a qué película hay que ver primero y cuál después, si se tiene que seguir el orden cronológico interno de las películas o seguir el orden en que se filmaron»

Los robots son una constante a las películas de George Lucas. Encontramos personajes como R2-D2 y C-3PO que son fundamentales a lo largo de la saga. Podemos decir que la robótica es un campo que ha evolucionado mucho desde que se lanzó la primera película, incluso tenemos en la actualidad robots que nos ayudan en las tareas más básicas de la vida diaria de muchas personas, como es la lavadora o el robot de cocina. La ciencia ha conseguido también robots muy sofisticados. Según Ballesteros, «los robots más inteligentes de los que disponemos tienen una inteligencia parecida a la de un niño de preescolar». El investigador también comentó que la forma y la estructura bípeda de C-3PO ha influido en la investigación de robots bípedos, pero afirma que «es muy complicada la plasmación real porque pierde el equilibrio y no reacciona a las contraposiciones a tiempo», a pesar de que sí que se han inventado robots cuadrúpedos que son capaces de detectar objetos para poder botar, como lo haría un perro.

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Como podría pasar en el expolaneta Kepler-16b, que orbita alrededor de dos estrellas, en el ficticio Tatooine se observa una puesta de sol doble, con un sol cobrizo y otro anaranjado. / Lucasfilm

«La robótica es un campo que ha evolucionado mucho desde que se lanzó la primera película»

Los robots que aparecen en los filmes son como personas en el terreno de las sensaciones, es decir, son robots muy emocionales que pueden expresar las sensaciones que reciben como lo haría cualquier ser humano. A pesar de que se ha intentado que algunos robots presenten emociones en el terreno real científico se ha llegado a la conclusión de que un exceso de emotividad puede ser contraproducente, mientras que la ausencia de esta puede llegar a ser nocivo, tal y cómo analiza Ballesteros poniendo el ejemplo de la primera situación con R2-D2 cuando entra en pánico y se estrella contra los asteroides. Este sería el ejemplo adecuado para expresar el efecto de exceso de emotividad.

En la charla también se habló de clones y de prótesis. La mano biónica que le colocan a Luke después de perder la batalla contra Darth Vader no es solamente ficción, de hecho, existen muchas prótesis que son capaces de transmitir información del tejido vivo al el ordenador, como por ejemplo la retina artificial que se ha probado en personas invidentes y que ha funcionado en algunos casos. Otros ejemplos que enumeró Ballesteros son el corazón robot, que se podría utilizar mientras se busca un donante real de corazón y que tiene un récord de supervivencia de dos años, o el llamado Brain Gate, un dispositivo diseñado para personas tetrapléjicas que sigue los impulsos que se generan en el cerebro para realizar los movimientos y que ya ha ayudado a muchas personas.

«Hay aplicaciones que permiten con un teléfono móvil inteligente poder crear hologramas caseros»

El tema de las armas no podía pasar por alto en una conferencia como esta, especialmente los drones y las armas láser. Por el que respeta a los drones, ya se han diseñado algunos que imitan el formato de los de La guerra de las galaxias, según apuntó Ballesteros. Respecto a las armas láser, el problema sería que la velocidad de la luz haría imperceptible la espada láser, solamente se podría ver con cámaras especializadas a 1000 millones de frames por segundo. Siguiendo con los láseres, los hologramas también aparecen a las películas. Ballesteros afirma que son viables y que sí que se han realizado en la actualidad ionizando átomos, de forma que se consigue que se emita luz. Incluso hay aplicaciones que permiten con un teléfono móvil inteligente poder crear hologramas caseros. Esto quiere decir que la tecnología está más a nuestro alcance del que pensamos.

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Los aspectos que abordó Ballesteros durante la conferencia fueron, sobre todo, referentes a las diferentes tecnologías que aparecen en las películas y a cómo se han desarrollado en la vida real. En la imagen, escuadrón de cazas Ala-X de la Alianza Rebelde. / Lucasfilm

«Ballesteros destacó la imposibilidad de la existencia de mundos como Coruscant, por la falta de oxígeno para el desarrollo de seres vivos»

Finalmente, Ballesteros abordó el tema de los viajes espaciales. Concretó que el problema es el impacto real porque se necesitan grandes velocidades, y estas pueden traer consecuencias fatales para las naves. Además habló de los viajes hiperlumínicos, más allá de la velocidad de la luz, que pueden crear paradojas temporales. También hizo un recorrido por todos los planetas de la galaxia de la saga y analizó si están bien construidos desde el punto de vista científico. La mayoría de planetas sí que serían factibles, según él, y algunos de los ejemplos son Naboo o Dagobah. Seguidamente destacó la imposibilidad de la existencia de mundos como Coruscant, por la falta de oxígeno para el desarrollo de seres vivos, y la belleza del desértico Tatooine, que comparó con un exoplaneta (planeta que no forma parte del sistema solar) descubierto recientemente llamado Kepler-16b, que orbita alrededor de dos estrellas y desde donde podríamos observar una escena de una puesta de sol doble, con un sol cobrizo y otro anaranjado, similar a la de La guerra de las galaxias.

El 25 de mayo de 1977 se estrenó la primera entrega de la saga La guerra de las galaxias. Entonces se daba por sentado que la ciencia que presentaba la película era prácticamente imposible de conseguir. «Estamos mucho más avanzados de lo que sospechamos», asevera Fernando Ballesteros, y es que actualmente, año 2015, vemos que sí que se ha avanzado muchísimo en el campo de la investigación y que esta tecnología que aparecía en los filmes no estaba tanto lejos como parecía, a pesar de que todavía queda mucho terreno para recorrer.

© Mètode 2015

Estudiante de Periodismo de la Universitat de València.