De los neutrinos superveloces a la «partícula de Dios»

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© 2008 CERN

Peter Higgs, el descubridor del bosón que lleva su nombre, ha manifestado en diversas ocasiones su rechazo al término «partícula de Dios». La imagen fue tomada durante una visita del físico al Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN.

Con motivo del galardón Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica a Peter Higgs y Françoise Englert por el descubrimiento del bosón de Higgs, repasamos dos de los temas de la física de partículas que más han llamado la atención de los medios de comunicación en los últimos tiempos: los  neutrinos superlumínicos y el bosón de Higgs.

Si en ciencia no pueden existir enunciados últimos, que no puedan ser contrastados y –por tanto– refutados (como defendía Popper), y si aceptamos el conocimiento científico como «provisional» o como aquel que «aún no ha sido falsado», no deberían causar tanta agitación experimentos que parezcan contradecir enunciados establecidos y aceptados. Las historias de teorías que acaban superadas por otras más exactas nos atraen porque se adecuan perfectamente a la imagen que tenemos de la ciencia como disciplina en continuo avance. Esta idea nos ayuda a perpetuar la fe en un progreso ilimitado y de un mañana mejor. Ahora bien, ¿qué ocurre si estas «novedades» cuestionan al gran Einstein? Como mínimo, que corren ríos de tinta. Ocasiones para derribar figuras míticas no se presentan cada día.

Eso es lo que va pasó cuando el 23 de septiembre de 2011 el CERN comunicó que, en diversos experimentos realizados con el detector del Laboratorio del Gran Sasso (Italia), los neutrinos podían haber superado la velocidad de la luz. Si este resultado se demostraba finalmente correcto, cuestionaba la teoría de la relatividad especial postulada por Einstein.  Eso llevaba incluso a imaginar viajes al pasado. Un tema demasiado atractivo como para que los medios de comunicación lo dejasen escapar de manera que se lanzaron de cabeza mientras la comunidad científica acogía la noticia entre la perplejidad y el escepticismo. Desde el CERN se pidió prudencia porque un resultado así requería contrastar de nuevo los datos, pero el anuncio hacía difícil parar las especulaciones generadas ante una posible confirmación de los resultados obtenidos.

En noviembre de 2011 se repitió el experimento y los neutrinos volvieron a ser más rápidos que la luz. Se insistió en que se necesitaban nuevas comprobaciones como, efectivamente, así se demostró: en febrero de 2012 se aportaron nuevos datos que cuestionaban estos primeros resultados. El error apuntaba a una mala conexión de la fibra óptica entre la unidad de recepción de GPS y la tarjeta de entrada/salida de un ordenador.

Un estudio reciente de Martí Domínguez, profesor de Periodismo de la Universidad de Valencia, publicado en la revista Science Communication analiza esta controversia desde el punto de vista del humor gráfico en diversos periódicos europeos. Las viñetas son un instrumento de análisis de la realidad social y contribuyen a valorar cómo se reciben las noticias, cómo son interpretadas socialmente.

La velocidad de los neutrinos

Según el estudio y por lo que respecta a países, la prensa italiana es la que dedicó más atención a la noticia. No hay que olvidar que el detector de neutrinos de los citados experimentos está situado en el Laboratorio del Gran Sasso, en los Apeninos. Por temas, diversas viñetas comparaban la velocidad de los neutrinos con la de los políticos, especialmente con la figura de Silvio Berlusconi. La extraordinaria velocidad de los neutrinos es otro aspecto utilizado para hacer referencia a otros temas de actualidad como la crisis económica.

En Francia, las viñetas proyectaban una diversidad temática más amplia. Las referencias al exceso de velocidad, los políticos (desde Gadaffi a Strauss-Khan), el mundo del deporte (Usain Bolt) y la economía (evasión de impuestos) son una buena muestra de la repercusión obtenida por el tema. El humor es más contenido y con menos referencias políticas en las viñetas inglesas, en las que predomina la personalización del neutrino. Por lo que respecta a las viñetas en español, muchos de los temas anteriores se repiten: exceso de velocidad, comparación con políticos que se escabullen de sus compromisos…

La representación de los neutrinos también resulta interesante. Normalmente aparecen representados como una bola, una masa amorfa o unos seres diminutos de grandes ojos, mientras que la luz –con quien compiten- es vista como una bombilla con piernas, como un rayo o como un arco iris. Los científicos acostumbran a aparecer caracterizados con la bata blanca, el gesto serio y haciendo declaraciones sobre los neutrinos.

 

 

«No deberían causar tanta agitación experimentos que parezcan contradecir enunciados establecidos y aceptados»

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Una viñeta de Javad Alizadeh que refleja la posibilidad de que Einstein estuviera equivocado.
   

Einstein estaba equivocado

Si el descubrimiento científico no hubiera implicado la refutación de Einstein, la cuestión no se habría revestido de tanta importancia. Einstein es un icono en el imaginario colectivo. La revista Time lo eligió en 1999 como «personaje del siglo XX». El hecho de que el gran científico pudiera estar equivocado era una opción demasiado atractiva como para renunciar a ella o no aprovecharla al máximo.

Hubo, por tanto, toda una serie de viñetas que explotaron esta vertiente del Einstein perdedor ante algo  tan intangible como unos neutrinos empeñados en viajar más rápido que la luz. A pesar de la cautela mostrada por la comunidad científica, los humoristas consideraron interesante la batalla Einstein vs. neutrinos. Así decidieron mostrar al científico triste, con orejas de asno o sacando la lengua mientras científicos del CERN se la sacan a él.

Por otra parte, la posibilidad de que Einstein estuviese equivocado se entendía como un cuestionamiento de la fiabilidad científica. Si las teorías de Einstein se demostraban falsas ¿qué certeza podía quedarle a la ciencia? El proceso de falsabilidad se interpretaba así como una debilidad más que como una garantía para el avance del conocimiento. En vez de verse como un triunfo de la ciencia, la constante revisión de sus leyes se presentó como que no se le debía dar importancia a ningún resultado científico. En una viñeta de James Whitworth un niño le decía a su maestro: «Si un neutrino puede desafiar las leyes de la física, yo puedo entregar tarde mis deberes». Después del desmentido del CERN, el asunto ya no generó tanto de interés por parte de los dibujantes. De las 127 viñetas estudiadas, sólo 29 se dedicaron al desmentido. 

La «partícula de Dios»

El Bosón de Higgs es otro tema que ha captado la atención de los medios en los últimos años. El 4 de julio de 2012 el CERN afirmaba haber descubierto una partícula que, según las comprobaciones, era el bosón de Higgs. La revista Science  destacó aquel año el descubrimiento como el más importante del año para la ciencia. En marzo de este año el CERN aportó nuevos datos que reafirman la hipótesis de que, efectivamente, se trata del bosón de Higgs.

La partícula también se popularizó, a raíz del físico L. Lederman, con el nombre de La partícula de Dios. El título, propuesto por el editor del libro con el propósito de hacerlo más atractivo para los lectores, nunca ha cuajado entre la comunidad científica que con recelo un concepto que apela a la divinidad. El propio Higgs ha manifestado en diversas ocasiones su rechazo hacia el término. A pesar de eso, el nombre siempre ha encontrado eco en los medios de comunicación y hoy en día continua utilizándose de manera habitual.

De hecho, el pasado 29 de mayo de 2013, cuando se anunció que el premio Príncipe de Asturias de Investigación se otorgaba a los descubridores del bosón de Higgs, los físicos Peter Higgs y Françoise Englert, algunas agencias y periódicos optaron por hacer referencia directa a la partícula divina: «Los padres de la partícula de «dios» y el CERN, Príncipe de Asturias de Investigación» (EFE, 29/5/2013), «Peter Higgs reivindica al otro «padre» de la «partícula de Dios»», «La «partícula de Dios», premio Príncipe de Asturias de Investigación» (El Periódico de Cataluña, 29/5/2013), «Los padres de «la partícula de Dios», Príncipe de Investigación» (Levante, 29/5/2013).

¿Mayor divulgación?

Tota esta atención mediática ¿ha servido de vehículo divulgador de ciencia o más bien se ha utilizado la información de manera sensacionalista agrandando la brecha del conocimiento entre científicos y público? ¿Hay ahora más gente que sepa qué es un neutrino? En realidad, lo que le dio importancia a esta noticia fue su vinculación con la teoría de la relatividad de Einstein. La posibilidad de que estuviese equivocado estimuló la imaginación de los dibujantes.

De la misma manera, no hay duda de que el hecho de nombrar el bosón de Higgs como partícula de Dios incrementó el interés hacia el tema por parte de los medios de comunicación. De hecho, a  pesar del rechazo explícito del propio Higgs y de los físicos en general al nombre, sigue utilizándose de manera habitual a los medios de comunicación. Pero, ese uso ¿se ha traducido en un mejor conocimiento del bosón de Higgs? Como afirma la periodista Alicia Rivero en el artículo d’El País «»La partícula de Dios»: un mote que no gusta» (20/12/11): «este mote no aclara nada, no ayuda a la divulgación o a la aproximación coloquial de la idea, como el Big Bang, los agujeros negros o la materia oscura, porque no corresponde a ningún concepto de física. La divinidad no evoca ninguna idea que ayude a comprender qué significa la partícula de Higgs…»

En definitiva, dos historias de las que aprender todos: periodistas y científicos. El director de investigación del CERN, Sergio Bertolucci, dijo en referencia a los neutrinos: «El suceso captó la imaginación del público y dio a la gente la oportunidad de ver el método científico en acción, un inesperado resultado puso el estudio bajo el escrutinio público y permitió la colaboración de diferentes experimentos para verificar los resultados. Así es como avanza la ciencia» (La Vanguardia, 8/6/2012). Estas bientencionadas declaraciones muestran una idea del conocimiento y de la colaboración científica que, sin embargo, se pueden cuestionar desde la propia historia de los neutrinos. El tema de la prioridad (y la precipitación) a la hora de dar una noticia de semejante impacto, la desconfianza entre la propia comunidad científica y, finalmente, la dimisión del jefe y del coordinador científico del experimento son también muestra de las contradicciones que se dan en el seno de la ciencia.

Lucía Sapiña. Observatorio de las Dos Culturas. Revista Mètode, Universitat de València.
© Mètode 2013.

 

 

«La posibilidad de que Einstein estuviese equivocado se entendía como un cuestionamiento de la fiabilidad científica. Si las teorías de Einstein se demostraban falsas ¿qué certeza podía quedarle a la ciencia?»

© Mètode 2013
Periodista. Revista Mètode.