El espacio vertebrado por el río

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Los asentamientos humanos tienden a huir de las zonas inundables, pero sin alejarse demasiado porque es precisamente allí donde se practica la agricultura más productiva (Piqueras, 1995). Así, los dos suelos ribereños, además de presentar un buen régimen hídrico, son ricos y profundos, aptos para los cultivos y el pastoreo.

Quizá el más emblemático de los paisajes de ribera en las tierras valencianas es el caso de la Ribera del Júcar, un espacio vertebrado por el río y una área con una importante aglomeración humana distribuida por más de cuarenta municipios. La llanura aluvial que colabora en la conformación del relieve se debe a las aportaciones sedimentarias del río Júcar y a algunos de sus afluentes: el Magro, el Sallent y el Albaida. El llano de inundación queda enmarcado por los relieves montañosos como la sierra del Cavalló (500-800m) al oeste y al sur, las sierras de Corbera (625 m), las Agujas (564 m) y la Barraca (390 m) por el sureste, la Albufera queda al norte y el mar Mediterráneo se abre por el lado este. Ocupa una extensión aproximada de 300 km2 y la pendiente es del 0’6%. El suelo fértil cubre las tres cuartas partes de la superficie comarcal. Desde una vista aérea nos recuerda a algo parecido a una piel, de color verde.


© P. Prósper 
Lecho del río Magro a su paso por La Alcudia. Chopos en primer término, al fondo, eucaliptos y tocando las aguas, los juncos.

«Lo más emblemático de los paisajes de ribera en las tierras valencianas quizá sea el de la Ribera del Júcar, un espacio vertebrado por el río y una área con una importante aglomeración humana»

 

 

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© P. Prósper
Las aguas quietas en el río Magro facilitan las puestas de las libélulas y la predominación de herbazales y cañizales en sus orillas.
«El privilegio que supone la coincidencia de un suelo fértil, la presencia de agua y el clima normalmente favorable  han sido la causa de la ocupación y de los aprovechamientos agrícolas, y son estos  últimos los protagonistas verdaderos de la Ribera»

En las comarcas de la Ribera, la adaptación de las personas a las condiciones del entorno pasa por la defensa delante de las crecidas e inundaciones del río Júcar, algo que ha implicado un cambio constante de asentamientos durante los siglos pasados, obras de desviación de los ríos o de canalización, la protección de los cultivos y de los municipios mediante motas o márgenes de tierra y caña o la regulación de las crecidas con embalses en las montañas y valles próximos. Al mismo tiempo, han aumentado los obstáculos para el curso libre del agua y se han intensificado los riesgos. La energía y la dinámica de los episodios fluviales caracterizan a los paisajes antropizados de estas comarcas.

El privilegio que supone la coincidencia de un suelo fértil, la presencia de agua y el clima normalmente favorable han sido la causa de la ocupación y de los aprovechamientos agrícolas,  son estos últimos los protagonistas verdaderos de los paisajes de la Ribera. Los cereales, junto con las hortalizas y las moreras, fueron los cultivos que dieron paso a los huertos de naranjos hacia el final del siglo XIX y desde entonces la tendencia hacia los monocultivos de cítricos no ha parado. Los cultivos tradicionales hortícolas y los arrozales, estos últimos conseguidos por la reducción de las aguas del lago de la Albufera mediante los enterramientos, son en la actualidad verdaderos supervivientes. La crisis del cultivo del arroz, generada a partir de los años cuarenta del siglo XX, favoreció la aparición de otras formas de aprovechamiento mucho más intensivas y rentables basadas en los cultivos hortofrutícolas. Los usos de carácter agrícola en forma de agricultura intensiva, mediante la expansión constante de regadíos, sin ningún tipo de control, junto con la proliferación de granjas y pastoreo, han sido el soporte económico de muchas familias. También durante los años setenta prosperaron los frutales de hueso (melocotones, albaricoques y ciruelas) menos exigentes en el riego que los naranjos. Ya en los últimos años el sector industrial se halla unos puntos por encima del sector agrario, aunque la agricultura sea la materia prima y el motor de muchas actividades industriales y de servicios (maquinaria, conservas, envases, adobos, zumos, transporte, etc.). La industria, las comunicaciones y el poblamiento han significado la profunda modificación de la estructura productiva tradicional.

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BIBLIOGRAFÍA
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Pepa Prósper i Candel. Bióloga. Centro de Educación Ambiental, Generalitat Valenciana.
© Mètode 60, Invierno 2008/09

19-60© X. Fernández
Paraje natural municipi de la Chopera deAlgemesí, punto donde el río Magro derrama sus aguas al Júcar. Espacio lúdico con señalización sobre posibles itinerarios por la cercanía y de la flora riparia.
© Mètode 2011 - 60. Darwiniana - Número 60. Invierno 2008/09

Biòloga. Centre d’Educació Ambiental, Generalitat Valenciana.

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