Patrick Modiano, escritor de animales

La figura del perro en la obra del Nobel de literatura

gossos modiano Rue du Soleil

A partir del estudio de la animalidad y de la figura del perro en la literatura de Patrick Modiano se puede obtener una mejor comprensión de una obra tan compleja como la suya. En la imagen, retratos de los perros de la Rue du Soleil. / Fuente: Modiano y Modiano (1994)

Una semana antes de que la Academia Sueca concediera a Patrick Modiano el premio Nobel de literatura, Gallimard publicaba Pour que tu ne te perdes pas dans le quartier, su última novela. Al principio del relato, el narrador dice que el protagonista, un escritor mayor llamado Jean Daragane, desde hacía algún tiempo había reducido sus lecturas a un sólo autor: Buffon. Encontraba en ellas mucho consuelo gracias a la limpieza de su estilo y lamentaba no haber sucumbido a su influencia: escribir novelas cuyos personajes habrían sido animales, e incluso árboles y flores… Si le hubieran preguntado hoy qué escritor le hubiera gustado ser, escribe Modiano, Daragane habría respondido sin dudar: un Buffon de los árboles y de las flores.

La condición de escritor de Jean Daragane, así como ese nombre y apellido, remiten al propio Modiano por partida doble. Por un lado, porque su nombre completo es Jean Patrick y, por otro, porque el apellido se corresponde con el de Kiki Daragane, una joven de la que Modiano estuvo enamorado a los catorce años, según ha contado en el relato autobiográfico Un pedigrí. Además, en Libro de familia, relato entre la autobiografía y la autoficción, el narrador evoca un busto de Buffon que se encontraba sobre la chimenea del domicilio familiar. De forma que la hipersemanticidad, tan constante en su obra, le permite aquí una vez más vaporizar el significado y jugar a la autoficción: «soy yo y no soy yo». Algo que nos lleva a preguntarnos si también Modiano es un escritor de animales y plantas y, si lo es, en qué medida.

Este pasaje, en el que el escritor se identifica con el naturalista, ha sido comentado con humor por el propio Modiano en una entrevista publicada en L’Obs el pasado mes de octubre:

Buffon es uno de los autores del XVIII que amo por su lenguaje límpido. Me encanta el lenguaje claro. Él [Daragane] personifica el pesar que siento por no estar más cerca de los árboles, de las flores, de los animales. Yo soy un escritor urbano. Me gustaría tener el talento de los grandes novelistas rusos e ingleses para describir el campo o el de André Dhôtel, que incluso consiguió convertirlo en surrealista. En el campo podría vivir a gusto, pero me sentiría un enfermo, incapaz como soy de conducir un coche, de manejar un rastrillo o de cazar un topo… [Risas.]

Modiano no miente, bromea y, eso sí, algo muy característico en él, enturbia las pistas de su escritura, aumentando la nubosidad del sentido. Porque, aunque es verdad que el campo, los árboles y las flores apenas aparecen en su obra, no es menos cierto que, por el contrario, la presencia animal es de una obstinada constancia.

«El protagonista de mi última novela personifica el pesar que siento por no estar más cerca de los árboles, de las flores, de los animales. Yo soy un escritor urbano»
Patrick Modiano

En efecto, la figura animal recorre toda la literatura del autor de Dora Bruder, incluyendo este relato de no ficción. La presencia de animales es una constante a lo largo de sus treinta novelas; pero también en uno de sus guiones cinematográficos (Lacombe Lucien); en el único poema que ha sacado a la luz (28 Paradis); en sus tres libros para niños (Une aventure de Choura, Une fiancée pour Choura y Les chiens de la rue du soleil, en el que concretamente unos perros leen con regocijo a Buffon); en los dos textos de encargo que ha publicado (Le 21 mars, le premier jour du printemps y París tendresse); en la obra para bibliófilos, concebida con el pintor Gérad Garouste, Dieu prend il soins de bœufs? y en Un pedigrí.

Il·lustració de Patrick Modiano

Ilustración de Patrick Modiano realizada por Agustín Sciammarella.

El título de esta autobiografía resume la búsqueda identitaria que atraviesa toda la obra de Modiano y que, desde las primeras páginas, recurre a los perros como símbolo. Los dos cuentos para niños de Modiano protagonizados por Choura, un perro antropomórfico, han sido ilustrados por su esposa, Dominique Zehrfuss, autora de las ilustraciones de 28 Paradis, que a su vez ha publicado una autobiografía de sus años de juventud con el ilustrativo título de Peau de caniche. Esta identificación familiar con los perros se manifiesta también en otros detalles como el hecho de que dos de sus libros estén dedicados a Douglas, uno de los perros de Modiano; o en que Douglas-Douglas sea el protagonista de Le chien mythomane, el primer libro de Zina Modiano, una de las hijas del escritor. Ante la constatación de una presencia animal tan constante, rica y variada, cabe preguntarse: ¿Por qué? ¿A qué experiencias vitales e influencias literarias responde? Y, sobre todo, ¿cuál es el sentido de la animalidad en Patrick Modiano, qué papel juega en la construcción de su mundo literario y a qué interrogantes filosóficos responde?

En Un pedigrí dice de su madre, la actriz Luisa Colpeyn:

Era una chica bonita de corazón seco. Su novio le había regalado un chow-chow, pero ella no le hacía caso y lo dejaba al cuidado de diversas personas, como hizo conmigo más adelante. El chow-chow se suicidó tirándose por la ventana. Ese perro aparece en dos o tres fotos y debo admitir que me conmueve muchísimo y me siento bastante próximo a él.

Y unas páginas más adelante, añade:

Que el lector me disculpe por todos estos nombres y los que vendrán a continuación. Soy un perro que hace como que tiene pedigrí. Mi madre y mi padre no pertenecen a ningún ambiente concreto. Tan llevados de acá para allá, tan inciertos que no me queda más remedio que esforzarme por encontrar unas cuantas huellas y unas cuantas balizas…

(Modiano, 2005)

El estudio de la animalidad y del uso de la figura del perro en la narrativa de Patrick Modiano ofrece una nueva perspectiva desde la cual se comprende mejor el sentido de una obra compleja, plagada de referencias transtextuales, las más de las veces ocultas, que responde a una profunda incertidumbre filosófica.

«El estudio de la animalidad y del uso de la figura del perro en la narrativa de Patrick Modiano ofrece una nueva perspectiva desde la cual se comprende mejor el sentido de una obra compleja»

La relación de Patrick Modiano con los perros parte de una doble experiencia infantil, vital y literaria. Dos de los perros con los que tuvo una intensa relación le hicieron percibir de niño la experiencia de la muerte, una por accidente y otra por suicidio. Esa experiencia precede al trauma de la temprana muerte de Rudy, su hermano pequeño, considerada por el propio autor como el choque determinante de su vida y la causa de su neurosis. Un trauma al que se añade un profundo desarraigo familiar. Los padres se separan pronto y confían el cuidado de los hijos primero a extraños amigos. Luego, el pequeño Patrick irá de internado en internado, incluso en el propio París, donde viven unos progenitores que apenas le visitan ni escriben. Ese desarraigo familiar se proyecta sentimentalmente en los perros abandonados y responde a una concepción de la piedad que, desde Rousseau y Bentham, parte de la constatación de la capacidad de sufrimiento de los animales.

Paralelamente, los cuentos de Marcel Aymé aportan a su imaginario infantil un mundo en el que los animales viven y dialogan con una pareja de hermanas, Delphine y Marinette, con las que el pequeño Modiano se identifica junto a Rudy, en un universo mágico –en el que la compasión entre humanos y bestias es recíproca– y que, a su vez, se prolonga como un paraíso, luego perdido, en el sueño despierto de su imaginación de lector. Asimismo, los cuentos de Aymé le enseñan el uso retórico de las figuras animales que posteriormente incorporará a su obra.

«El desarraigo familiar del autor de ‘Un pedigrí’ se proyecta sentimentalmente en los perros abandonados y responde a una concepción de la piedad que parte de la constatación de la capacidad de sufrimiento de los animales»

A esa influencia literaria se une también la de un Raymond Queneau, gran «animalier» poética y vitalmente, que actuó como mentor de Modiano durante una adolescencia y primera juventud en las que se acentúa el abandono familiar y se rompe, por lo menos materialmente, el vínculo paterno. En el único pasaje alegre de su autobiografía, el autor de Un pedigrí, asegura que sólo era de verdad él mismo cuando, como Queneau, «estaba solo por las calles buscando los perros de Asnières». Asnières es un municipio próximo a París en el que funciona desde 1889 el primer cementerio de perros y gatos del mundo. Les chiens d’Asnières es también el título de un poema de Raymond Queneau, que Modiano utiliza aquí para referirse a su trabajo de escritor, a su búsqueda memorial para sacar de la fosa común del olvido a aquellos «chiens de notre vie» de los que hablaba en un prólogo a los cuentos de Aymé. Perros reales como Jacques o Paul y sobre todo Peggy, la perra que compartía con su hermano, que moriría atropellada y a la que aludirá en Accidente nocturne. Pero también perros metafóricos como los seis millones de perros exterminados en los campos de concentración que aparecen en La place de l’étoile; como Dora Bruder («chiens perdus, enfants abandonnés»); o como los perros sin collar, jóvenes sin brújula, que deambulan por Saint-Germain-des-Prés de En el café de la juventud perdida.

El recurso literario del perro

De este modo, la figura del perro se convierte en material literario. Primero, en las novelas del ciclo de la ocupación, mediante un uso metafórico en el que los perros representan fundamentalmente a las víctimas de la guerra. Y posteriormente, a partir de Libro de familia, se incorporan a la compleja combinación de oposiciones binarias que, como ha establecido Alan Morris, recorre el conjunto de su obra. De manera que las bestias configuran una sub-red específica de antinomias, que podemos clasificar en torno a cinco dicotomías en las que los animales tienen un papel relevante: semejanza/diferencia; víctimas/verdugos; memoria/olvido; acogimiento/abandono; y por último, la más importante de todas, identidad/alteridad, una antinomia que refleja la principal preocupación filosófica del escritor.

Este bestiario de oposiciones es inmenso, por lo que aquí nos limitaremos a poner tan sólo un ejemplo extraído de Libro de familia sobre el carácter azaroso del binomio identidad/alteridad, que se hace patente cuando un personaje –que resulta ser Faruk, el último rey de Egipto– conoce el apellido del narrador y estalla en carcajadas con risa de ballena, porque era el mismo nombre de una marca de cartas con la que jugaba al póker toda Italia, alusión apenas velada al apellido del escritor. Faruk decide llamarle Póker y, tras pasar con él algunas noches y tomarle cariño, le dice que lo va a adoptar (abandono/acogimiento, una vez más) y que antes lo nombrará Bey. Pero quien le ha presentado a Faruk es Claude, una amiga que trabaja en un cabaré acompañada de dos caniches blancos que dan vueltas alrededor de la bailarina mientras ella hace cabriolas y se despoja de la ropa.

«Llegará la guerra, los años cincuenta, sesenta, setenta, ochenta… Y el perro inmóvil, con las orejas levantadas, estará esperándome en ese barrio que ya no existe» (Modiano y Brassaï, 1990). / Fuente: Modiano y Brassaï, 1990

De forma similar a Claude, desnudo ante un animal, en este caso, una gata, se nos presenta el filósofo Jacques Derrida en su obra póstuma. Un Jacques Derrida sorprendido por la mirada de esa gata que lo observa en silencio y que le hace preguntarse ¿quién soy? La mirada del animal que lo mira desnudo le produce un malestar. Le embarga la vergüenza, una vergüenza tal vez de tener vergüenza y le hace preguntarse si esa vergüenza ¿es como la de la bestia que no tiene sentido de la desnudez?, o al contrario ¿es la de un hombre que guarda el sentido de la desnudez? Entonces vuelve a preguntarse ¿quién soy? y ¿quién es el que soy? Derrida no contesta, deconstruye, desnuda la tradición filosófica sobre los animales y, como buen filósofo, plantea nuevas preguntas. Sólo da pistas a través de la poesía de Baudelaire y de Rilke, precisamente dos de los poetas predilectos de Modiano.

Las oposiciones binarias aplicadas al asunto del perro también están presentes, aunque de manera edulcorada, en sus libros para niños y en sus colaboraciones familiares, que pueden considerarse por un lado un scherzo en la sinfonía animal que recorre el continuo de una obra y, por otro, un adelanto de la herencia de sentimientos y valores que se quieren transmitir a los más pequeños.

Una sinfonía animal en la que personajes y situaciones se encabalgan, se repiten y se transforman a modo de variaciones sobre el tema del perro, en una suerte de fuga literaria, que hunde sus raíces en las fugas físicas de los internados de su adolescencia y en los éxodos de la Francia de la ocupación. En esos desplazamientos –que, como ha explicado Bruno Blanckeman, son también psíquicos– la figura del perro, como revelan Chien de printemps y Accident nocturne, es a veces un explorador anímico en el deambular del protagonista por las calles de París, a veces un psicopompo, un ser que en las mitologías conduce a las almas en su último viaje. Un psicopompo en la búsqueda fantasmagórica de personajes desaparecidos y, en ocasiones, un doble simbólico del narrador, cuando no del hermano muerto e, incluso, de ambos. De forma que la muerte del hermano, y el temor a ser también él víctima mortal del abandono familiar, se expresan en la autoficción mediante el recuerdo encubridor de la muerte del perro de su infancia.

El desplazamiento psíquico en la figura del perro modianesco –ocasionalmente también en la de los caballos y excepcionalmente en el loro– se corresponde con el concepto platónico de la metensomatosis, según el cual es a través (meta) de los cuerpos (sôma, somata) como circula una misma alma. En efecto, la metensomatosis platónica, en la que hay una continuidad anímica entre hombres y bestias, es una constante entre los personajes de Modiano, empezando por el yo narrador de Libro de familia:

Sólo tenía veinte años, pero mi memoria era anterior a mi nacimiento. Estaba seguro, por ejemplo, de haber vivido en el París de la Ocupación ya que me acordaba de algunos personajes de aquella época y de detalles ínfimos y perturbadores de esos que no menciona ningún libro de historia.

(Modiano, 1977)

La metensomatosis platónica aparece en todos los desdoblamientos de Chien de printemps, en un personaje llamado Jansen que sabe de otro Jansen muerto en un campo de concentración; o en el perro fantasma sobre el que se proyectan las almas de «mi hermano y yo» y en la lucubración de que una ha sustituido a la otra. Pero sobre todo, la metensomatosis platónica se incorpora a la narración en Accident nocturne, donde el perro de la infancia tiene el alma del hermano muerto y el loro, la memoria del escritor: «sólo los loros permanecen fieles al pasado».

il·lustració gos Choura Modiano

Ilustración de uno de los cuentos infantiles de Modiano protagonizado por el perro Choura, Une fiancée pour Choura, en la que el perro contempla la villa y el parque a la francesa de la baronesa de Orczy, que ha decidido adoptarlo. Esta serie de cuentos ha sido ilustrada por la esposa del escritor, Dominique Zehrfuss. / Fuente: Modiano y Zehrfuss (1987)

En Platón no hay animales, sólo hay almas, porque la división conceptual, como ha expuesto Fontenay, se opera entre vivos y no vivos, de manera que las bestias pueden ser hombres y recíprocamente los hombres ser bestias, en virtud de una continuidad psíquica del animal y del humano. Esta continuidad psíquica está presente en muchos pasajes de la obra de Modiano. Oswald, el perro de la protagonista de Villa triste, pertenece a una raza de dogos alemanes, aquejados de melancolía, al punto de que algunos se suicidan. Como se suicida también el chow-chow de la madre de Modiano con el que se identifica el autor en Un pedigrí. Raymond, el perro de Un cirque passe, tiene, como Oswald, un nombre humano, que además se corresponde con el de Queneau. El propio Raymond Queneau se incorpora al relato de Modiano como miembro honorario de la república de los perros (Modiano, 1996). Con sus lamidos, Mektoub tiene capacidad para tranquilizar a una niña aterrada por los bombardeos en Libro de familia. Por supuesto, un labrador antropomórfico como Choura no sólo se enamora, sino que, además, habla, lee y escribe. Pero también puede haber humanos, como Monsieur Cabaud (homónimo de cabot, en castellano “chucho”), que tengan perros entre sus ancestros (Modiano, 1994). Y dado que los perros tienen alma, necesitan cementerios como el de Asnières al que alude en Un pedigrí porque, cuando, de niño, el narrador de Accident nocturne no sabía dónde enterrar a su perro, comprendió «que un hombre sin paisaje está completamente despojado».

La teoría de la transmigración supone también, como explica Fontenay, que un cuerpo mantiene siempre una relación de simbolización recíproca con un alma, ya que la encarnación del alma, o si se prefiere su animalización, constituye su significante. Pero en Platón, ha explicado Poirier, esta semántica de la multiplicidad de las formas es propiamente fenomenológica en tanto que el animal y sus formas características son acogidos en los diversos sentidos que pueden considerarse una «consciencia» que transporta allí sus valores y sus fantasmas. En la obra de Modiano, esos fantasmas –bajo la forma de perros o de hombres surgidos del pasado del narrador– se desdoblan en muchos personajes mediante una serie de desplazamientos psíquicos y formales que enriquecen el significado del relato, otorgándoles un plus metafísico.

De manera que, a modo de conclusión, subrayaremos que la animalización adquiere en su obra un alto valor significante, a través de una experiencia fenomenológica que se manifiesta en diversos estados de la consciencia y que se expresa narrativamente mediante el uso del perro como recurso literario. Este plus filosófico y la consideración del animal como la expresión más profunda de la identidad y de la alteridad, le conducen a una incertidumbre filosófica, al enigma de lo incognoscible, al que, en sintonía con Derrida, sólo puede aproximarse a través de algunos poetas y que intentará expresar en la prosa poética de muchas de sus páginas. Unas páginas en las que ese «detective metafísico»1 llamado Patrick Modiano deja siempre abierto un gran interrogante: ¿quién soy? y ¿quién es el animal que soy?

Nota:

1 La expresión es de su esposa, Dominique Zerhfuss. (Volver al texto)


Referencias

Blanckeman, B. (2009). Lire Modiano. París: Armand Colin.

Derrida, J. (2006). L’animal que donc je suis. París: Galilée.

Fontenenay, E. D. (1998). Le silence des bêtes: La philosophie à l’épreuve de l’animalité. París: Fayard.

Modiano, P. (1968). La place de l’étoile. París: Gallimard.

Modiano, P. (1975). Villa triste. París: Gallimard.

Modiano, P. (1977). Livret de famille. París: Gallimard.

Modiano, P. (1981). Une jeunesse. París: Gallimard.

Modiano, P. (1992). Un cirque passe. París: Gallimard.

Modiano, P. (1993). Chien de printemps. París: Editions du Seuil.

Modiano, P. (1996). Le 21 mars, le premier jour du printemps. En C. Deneuve, & P. Modiano. Elle s’appelait Françoise… París: Canal + Editions.

Modiano, P. (1997). Dora Bruder. París: Gallimard.

Modiano, P. (2003). Accident nocturne. París: Gallimard.

Modiano, P. (2005). Un pedigree. París: Gallimard.

Modiano, P. (2007). Dans le café de la jeunesse perdue. París: Gallimard.

Modiano, P. (2014). Pour que tu ne te perdes pas dans le quartier. París: Gallimard.

Modiano, P., & Brassaï (fot.). (1990). Paris tendresse. París: Hoëbeke.

Modiano, P., & Garoust, G. (ilus.). (2003). Dieu prend-il soins des bœufs? La Combe-Les Éparres: Éditions de l’Acacia.

Modiano, P., & Modiano, Z. (il·lus). (1994). Le chiens de la rue du Soleil. En T. Ben Jelloun, J. Bourin, B. Clavel, R. Deforges, A. Jardin, J-M. G. Le Clézio, ...C. Roy. Raconte-moi la vie. París: Disney-Hachette.

Modiano, P., & Zehrfuss, D. (ilus.). (1986). Une aventure de Choura. París: Albums Gallimard Jeunesse.

Modiano, P., & Zehrfuss, D. (ilus.). (1987). Une fiancée pour Choura. París: Albums Gallimard Jeunesse.

Modiano, P., & Zehrfuss, D. (ilus.). (2005). 28 Paradis. París: L’Olivier / Seuil.

Morris, A. (2000). Patrick Modiano. Amsterdam/Atlanta: Rodopi.

Poirier, J.-L. (1978, agost-setembre). Eléments pour une zoologie philosophique. Critique, numéro spécial «L’animalité».

© Mètode 2015 - 85. Vivir con el cambio climático - Primavera 2015

Periodista y máster en humanidades y literatura. Universitat de València.

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