Un jardín invisible

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© A. Bagué

Muy cerca de Barcelona, en los jardines del recinto del Parque Sanitario San Juan de Dios de Sant Boi de Llobregat, donde hace cien años se ubicaba el antiguo Manicomio de Sant Boi, se conserva un conjunto arquitectónico modernista que ha llegado a nuestros días prácticamente como una obra desconocida y sin ninguna autoría admitida. Documentación escrita y fotografías recopiladas demuestran que la intervención modernista en los jardines de este recinto fue de gran envergadura, con la construcción, entre 1903 y 1912, de elementos como fuentes, bancos y plazoletas, algunos hoy en día desaparecidos.

El conjunto modernista de los jardines del antiguo Manicomio de Sant Boi contiene elementos arquitectónicos con características formales y contenido simbólico análogos o equivalentes a diferentes partes de algunas de las más importantes obras que el arquitecto Antoni Gaudí estaba construyendo en aquella época. Encontramos aquí, entre otros, una anticipación de los techos de las naves del templo de la Sagrada Familia (1915-1921), la estructura compositiva de la planta de la cripta de la Colonia Güell (1908-1915), aspectos formales de la casa Milà (1906-1912) y la sección y trencadís del banco serpentín del Parque Güell (1911-1913, originalmente, Park Güell).

El conjunto arquitectónico modernista que se ha conservado dentro del recinto del antiguo Manicomio de Sant Boi se edificó sobre un jardín preexistente de estilo inglés, construido en 1903, formado por un lago, caminos y parterres ondulantes. El jardín, orientado al valle del río Llobregat, estaba delimitado por dos avenidas, varios huertos y el muro perimetral del recinto. Esta construcción la configuran tres conjuntos arquitectónicos diferenciados: la Cueva Cascada, construida en 1906,1 una construcción de rocalla en forma de cueva y montaña coronada por un baldaquín; la Capilla Inundada, construida en 1911,2 una construcción –también de rocalla– en forma de dragón que contenía la escultura de una Virgen; y la Plaza de los Bancos, construida antes de finalizar el año 1912, conformada por una plaza más grande y otra adyacente más pequeña demarcadas por bancos decorados con trencadís.

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Como se puede observar en la planta del emplazamiento, el conjunto modernista se edificó sobre un jardín preexistente, formando así un singular y complejo palimpsesto.

La arquitectura de todo este conjunto es, en parte, descuidada, rudimentaria y poco refinada, producto, al parecer, más de una inexperiencia en el procedimiento constructivo que de la voluntad de expresarse de manera ruda; se manifiesta así una espontaneidad que es propia de una obra en la que se está experimentando. Por otro lado, la construcción modernista también presenta elementos de una gran calidad plástica y compositiva, y una vez elaborados los planos, se hace patente que ésta contiene una arquitectura rígidamente proyectada siguiendo un sistema estructural de gran complejidad mecánica y geométrica. En los años en que se estaba edificando esta construcción, el antiguo Manicomio de Sant Boi disponía de talleres donde los enfermos mentales aprendían el oficio de albañil y participaban en las diferentes obras de ampliación y mantenimiento que se realizaban en el centro. Dadas las características del conjunto modernista y la documentación recopilada, se puede pensar que algunos enfermos mentales del centro podrían haber participado en la construcción de este conjunto arquitectónico, siempre siguiendo, sin embargo, las directrices de un complejo proyecto dibujado y dirigido por un arquitecto anónimo. Sobre estos datos planteamos la hipótesis de que éste podría haber sido el propio Gaudí o algún arquitecto muy próximo a su entorno.

Similitudes con Gaudí

Se deben dividir las masas inertes y, por lo tanto, multiplicar el número de elementos activos; eso es lo que he hecho en el Templo de la Sagrada Familia, Park Güell, etc.

Antoni Gaudí

    El Parque Güell fue construido entre 1900 y 1914. Las obras de urbanización del parque y de la casa de muestra existente las iniciaron los constructores Julià Bardier y José Pardo, que abandonarían los trabajos en 1907. José Pardo, así como muchos de los albañiles que trabajaron en estas obras, había nacido en Sant Boi de Llobregat.3

El recurso estructural para construir tanto el conjunto modernista del recinto del antiguo Manicomio de Sant Boi como los puentes y muros de contención del Parque Güell se basa, principalmente, en el uso de grandes masas pétreas y de jardineras como elementos pesados, los cuales permiten contrarrestar los empujes y reconducir las líneas isostáticas –las líneas de presión de las tensiones principales– hacia el núcleo central de los apoyos. Mediante la masa se consigue que la totalidad del conjunto, y su sección, trabajen a compresión y estén en equilibrio. Además, se adopta el principio, heredado de la bóveda de ladrillo plano, de construir para obtener un funcionamiento cohesivo en la disposición de los elementos que conforman las construcciones existentes, sea en la cerámica, en la piedra o en el hierro.

La casi totalidad de los viaductos del Parque Güell, edificados entre 1901 y 1903, se construyeron con bóveda catalana revestida con bloques irregulares de piedra que se apoyan sobre pilares revestidos de la misma manera. Estos pilares del conocido parque disponen de un alma formada por elementos cerámicos, a diferencia de los pilares macizos existentes en la Cueva Cascada. En cuanto a los materiales, hay que decir que la utilización, en mayor o menor grado, de brecha calcárea es generalizada, tanto en los viaductos y en los muros del Parque Güell como en el conjunto modernista del antiguo Manicomio de Sant Boi.

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Fotos de dalt: J. Play
Fotos de baix: A. Bagué

Los capiteles del viaducto inferior del Parque Güell (a la izquierda) y algunos pilares y elementos arquitectónicos curvos del ámbito de la bóveda principal de la Cueva Cascada (a la derecha) están construidos, tal que una estructura palmiforme, adosando verticalmente bloques planos sin desbastar colocados de canto.

La construcción de Sant Boi presenta, en general, una mampostería que, a diferencia de la del Parque Güell, genera superficies irregulares de apariencia descuidada; aun así, también se encuentran, a modo de esbozos, partes de gran calidad técnica y plástica, como serían las formas orgánicas de la fachada de las fuentes de la Cueva Cascada, o las estalactitas de la testera de la balconada del banco biplaza de la misma construcción. Estas últimas recuerdan las construcciones, en forma de estalactitas, de las testeras de la cubierta y bóvedas de los porches de los pabellones de acceso y las testeras del viaducto en espiral del Parque Güell. En el acceso a este parque se encuentra un pilar en forma de hiperboloide de una hoja, con la parte convexa más desarrollada, que presenta analogías con los pilares que sostienen la bóveda principal de la Cueva Cascada.

En la Cueva Cascada de Sant Boi existe un viaducto que, igual que los del Parque Güell, genera espacios porchados y salva desniveles cuando se accede por su cubierta, dispone también de jardineras y bancos que hacen la función de barandillas. Los capiteles del viaducto inferior del Parque Güell se construyen, formando tal que abanicos, adosando verticalmente bloques irregulares planos colocados de canto. Se genera así una estructura nervada de apariencia orgánica, análoga a la de algunos pilares y formas curvas de la Cueva Cascada. El viaducto de la Cueva Cascada presenta muchas similitudes con el situado en la cota más elevada del Parque Güell. Así, este viaducto del Parque Güell es el único que presenta bóvedas que no se construyeron con ladrillo plano, y tan solo utilizan bloques irregulares de brecha calcárea que forman bóvedas apuntadas conformadas a partir de nervios de cemento armado y, de la misma manera que la bóveda más grande del viaducto de Sant Boi, bóvedas apuntadas aparentemente montadas en seco que generan superficies rugosas con estalactitas. Se encuentra también, en ambas construcciones, y a modo de columnas, una serie de macetones construidos con bloques de piedra, y además, unos bancos perimetrales que disponen de respaldos construidos con bloques irregulares de piedra llana formando como unos pétalos que se disponen de tal manera que, en la vertiente inferior, se generan unos orificios por los que se desagua.

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La Cueva Cascada (debajo) contiene diferentes sistemas estructurales, entre ellos el del viaducto, que, igual que los viaductos del Parque Güell (arriba), permite salvar desniveles y dispone de jardineras perimetrales y bóvedas con estalactitas.

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© D. Agulló Galilea, E. Agulló Galilea i F. Buill
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La utilización del ‘trencadís’

La ornamentación ha sido, es y será colorida, la naturaleza no nos presenta ningún objeto monótonamente uniforme.

Antoni Gaudí

Ante la Capilla inundada se abre una plaza rodeada de bancos revestidos con trencadís que podrían ser el ensayo previo del banco ondulado del Parque Güell. La realización de este «banco de pruebas» la podemos fechar en 1912, según consta inscrito en uno de los bancos, mientras que el trencadís del banco ondulado del Parque Güell se acabó de colocar, según Joan Bassegoda, en 1913. El trencadís de los bancos de la Plaza de los Bancos de Sant Boi, a diferencia del del banco serpentín tan heterogéneo del Parque Güell, está formado por fragmentos de azulejos, principalmente, de colores homogéneos y círculos blancos que contienen una cruz, una Y o una M inscrita; otros círculos, con cruces y M o Y que van girando sobre manchas de colores ya habían sido ensayados por Gaudí y Jujol en la azotea de la Casa Batlló.

Hay muchas similitudes entre algunas partes de los bancos de Sant Boi y el banco serpentín del Parque Güell, como la utilización del mismo modelo de azulejo, fragmentada de forma similar, pero mientras que en el Parque Güell la paleta cromática es enorme gracias al uso de azulejos con motivos diversos, en Sant Boi se restringe a seis colores y un solo motivo floral, transformándose así aquí en una secuencia de colores demarcados. El lirismo del banco del Parque Güell lo genera la tensión entre secuencias complejas de colores mezclados y secuencias claras de colores demarcados, ambos sobreponiendo formas redondeadas de diferente medida que aportan una composición lineal a la partitura cromática; en cambio, en el banco de Sant Boi, los colores nunca se mezclan y los círculos superpuestos siempre tienen el mismo tamaño y las mismas inscripciones.

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© A. Bagué

Tanto en Sant Boi (abajo), finalizado en 1912, como en el Parque Güell (arriba), construido entre 1911 y 1913, encontramos bancos de forma sinusoidal recubiertos con trencadís, con la parte frontal de la sección transversal prácticamente equivalente.
Mientras que en el banco serpentín del Parque Güell la paleta cromática es enorme, en los bancos de Sant Boi se restringe a 6 colores y un solo motivo floral, que formalizan una secuencia de colores demarcados.

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© A. Bagué

El banco ondulado del jardín de Sant Boi parece el resultado de un conjunto de pruebas que se ensayaron en los cuatro bancos situados enfrente, cada uno de los cuales adopta soluciones diferentes con respecto a la distribución y medida del trencadís. La medida del trencadís en el asiento del banco ondulado del Parque Güell y las formas elípticas adosadas en el umbral del respaldo corresponden a una de las soluciones intermedias encontradas en Sant Boi.

Uno de los bancos que rodean la Capilla Inundada contiene el dibujo estetizado de un palmón, así como filigranas vegetales que podrían haber inspirado los palmones que aparecen en la parte exterior del banco ondulado del Parque Güell. La parte posterior está formada por un trencadís decorativo homogéneo elaborado con dos colores que recuerdan lo que aparece encima de las ventanas de los pabellones de entrada en el Parque Güell.

En cuanto a la forma del banco, nos encontramos en ambas construcciones una sección prácticamente equivalente, en la que, partiendo de un frontal de forma arqueada o semiparabólica, este se une con el asiento horizontal mediante una pieza cerámica semielíptica. En el banco del Parque Güell, el asiento se une con el respaldo mediante una curva o semiparábola que se abre en dirección en la plaza, delimitada en su parte superior por una pieza cerámica en forma de curva de tres tramos diferenciados o, a veces, en forma semielíptica; a continuación, el respaldo se prolonga formando una sección recta ligeramente inclinada, la cual es coronada por una pieza cerámica en forma de curva de tres tramos diferenciados o, a veces, en forma semielíptica.

En Sant Boi, el asiento forma una sección horizontal que limita con el respaldo por una superficie cóncava que forma un canalón, con agujeros o salientes a los extremos por donde se evacua el agua. El respaldo nace de la forma cóncava del canalón, se prolonga y genera una forma arqueada o semiparabólica que se abre en dirección en la plaza. La parte superior se delimita con una pieza en forma de curva de tres tramos diferenciados o, a veces, semielíptica. Finalmente, el respaldo se prolonga formando una sección recta ligeramente inclinada, la cual es coronada por una pieza en forma de curva de tres tramos diferenciados o, a veces, de forma semielíptica.

Así pues, nos encontramos con dos secciones prácticamente iguales que difieren porque en el banco de Sant Boi se construyó un canalón, situado en la parte del asiento que limita con el respaldo, con una sección sobredimensionada con respecto a la cantidad de agua que debía recoger. Un mismo canalón, que resigue todo el perímetro, se sitúa en la parte posterior del respaldo del banco serpentín del Parque Güell y forma parte de la cornisa de la sala hipóstila, recoge las aguas que se acumulan en el asiento y en el respaldo. Además, mientras que la sección posterior del banco serpentín está diseñada y forma la cornisa de la sala hipóstila, la sección posterior de los bancos de Sant Boi es recta y está mal acabada. No existe, pues, ninguna intención de definir o diseñar una forma, esta se convierte tan solo en la frontera o límite «material» entre los parterres de vegetación y el banco. Todo ello nos lleva a plantear la hipótesis de que en la sección frontal de los bancos de Sant Boi se experimenta con una solución tanto en la sección frontal como en la sección posterior del banco del Parque Güell.

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© A. Bagué

El banco del Parque Güell (debajo) dispone de una forma sinusoidal continua acabada en los dos extremos con dos jardineras. No hay, propiamente, laterales o testeras. Los bancos de Sant Boi (arriba) disponen de laterales o testeras que, en la parte de los respaldos, no están diseñados ni hay ninguna voluntad de acabarlos.

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© A. Bagué

El banco serpentín del Parque Güell dispone de una forma sinusoidal continua acabada en los dos extremos con dos jardineras en forma de macetón-jarrón; no existen, pues, propiamente laterales o testeras. Los bancos de la plaza grande de Sant Boi disponen de unos laterales o testeras, que, en el ámbito del respaldo, no están diseñados ni definidos; tan solo hay un acabado con piedras y azulejos elaborados por los mismos pacientes o por los niños residentes en el centro. En cambio, los laterales o testeras del frontal de estos bancos forman un giro sin aristas.

Una hipótesis que permitiría explicar tantas similitudes sería que los trabajadores que se llevó Jujol para realizar, pacientemente durante meses, el trencadís del banco serpentín del Parque Güell eran los mismos que habían realizado los bancos del jardín de Sant Boi.

Una joya del ‘trencadís’ modernista

Podemos referirnos al trencadís de la bóveda del puente sobre el lago de la Cueva Cascada como una de las obras maestras del trencadís modernista. Nos encontramos aquí con un trencadís que es una fuga de azules que solo se podía ver reflejada en el agua existente bajo este. Los fragmentos de azulejo se disolvían –actualmente no hay agua– flotando en la superficie y cada leve oscilación del agua les hacía moverse como si se hubiesen liberado de la piedra. Los reflejos de la gran mancha de trencadís amarillo dispersa entre los azules parecerían reflejar la claridad, de una manera similar a las manchas de luz que pintaban los impresionistas cuando salían a los jardines y campos; y así este trencadís es una nueva versión que parece que transforme las vertiginosas fugas del techo de los pabellones del Parque Güell, tan estructuradas, intensamente gaudinianas, proyectándolas en la naturaleza multiforme.

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© A. Bagué

Los trencadissos que formalizan palmones y filigranas vegetales son de mayor complejidad formal en el Parque Güell (arriba) que en Sant Boi (debajo), donde encontramos creaciones menos elaboradas.

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© A. Bagué

Un trencadís sobre el agua expresa juntamente la esencia del trencadís y la del agua, quizá también marca una de las irrupciones magmáticas de Jujol, que venía de estudiar hidráulica y motores con Jaume Bayó (1903-1905), para transformar, ya definitivamente, el trencadís gaudiniano. Podemos aquí identificar casi todos los azulejos del puente en los pabellones del Parque Güell; las variaciones básicas de azules están bien representadas en la fachada del pabellón derecho; los amarillos, los verdes y las formas estrelladas también los encontramos en el techo del mismo pabellón, que, igual que el puente de Sant Boi, tiene el trencadís unimodal equigranular, con los fragmentos muy angulosos tendiendo a formar triángulos equiláteros o cuadrados y con la misma dimensión de la junta de cimentación entre ellos.

Subiendo por la Cueva Cascada también encontramos ejemplos de trencadís totalmente decorativo que sigue un programa modernista muy simple. Estos se elaboraron con los mismos azulejos que aparecen en el puente y en el resto de bancos, siendo también construidos el mismo año (1906). La simultaneidad de estilos nos hace entrever el funcionamiento eminentemente didáctico de toda la obra, con los diferentes niveles de participación del arquitecto.

Los años de construcción de la iglesia de la Colonia Güell coinciden con los años de construcción del jardín modernista del antiguo Manicomio de Sant Boi, entre 1903 y 1912; Gaudí hace el trayecto desde Barcelona hasta la Colonia Güell cientos de veces, primero en tren hasta Cornellà y después en tartana pasando por delante del recinto del antiguo manicomio, que dista, aproximadamente, unos quince minutos a pie hasta la colonia. En estos mismos años, muy cerca de la iglesia de la Colonia Güell, se construye, con la posible participación de los enfermos mentales y bajo la dirección de un arquitecto anónimo, un conjunto arquitectónico modernista en los jardines del antiguo Manicomio de Sant Boi. Como hemos visto, esta edificación contiene, bajo la apariencia de una construcción irregular y descuidada, unas construcciones análogas a las de los viaductos del Parque Güell y un conjunto de bancos con una sección y trencadissos finalizados en 1912 que son equivalentes –en algunos aspectos– a los del banco serpentín del Parque Güell, finalizados entre 1912 y 1914 por los arquitectos Antoni Gaudí y Josep Maria Jujol.

1. Rodríguez-Morini, A., 1906. «Boletín del Manicomio de San Baudilio. Marzo 1906». Revista Frenopática Española [Barcelona], 40: 130-131. «Suspendidas durante el invierno las obras de reforma y embellecimiento que desde larga fecha se vienen practicando en el establecimiento, han vuelto a reanudarse al empezar la estación primaveral, habiéndose iniciado por la construcción de una hermosa cascada y de un pequeño lago de 25 cm de profundidad en el parque de la Sección de Hombres.» Rodríguez-Morini, A., 1907. «Boletín del Manicomio de San Baudilio. Resumen general de 1906». Revista Frenopática Española [Barcelona], 50: 50-53. «Las obras de reforma y ampliación de los edificios han continuado sin interrupción. Se terminó por completo la instalación hidroterápica de sección de mujeres, amplióse la enfermería general de hombres […] en los parques de las dos secciones se han construido bancos artísticos, cascadas, pequeños lagos de agua corriente, puentes rústicos, etc., que, junto con las numerosas plantaciones, han hermoseado todavía más dichos sitios.»
(Volver al texto)
2. Torre, J. A., 1995. «Primer Centenario». Información y Noticias, Hermanos San Juan de Dios [Barcelona], 138: 282. 27 de julio de 1911: Procedente del Hospital Psiquiátrico de Cienpozuelos llega el nuevo superior del «Manicomio de San Boi», el «hermano» Juan de Dios Gómez: «Durante su breve estancia se aprobó edificar una gruta a la Virgen de Lourdes en el parque. El Hermano Juan de Dios partió para Cienpozuelos el 31 de enero de 1912.»
(Volver al texto)
3. Martí Vila, C., 1952. Notes històriques de la vida de Sant Boi de Llobregat. Biblioteca Popular. Barcelona, p. 151. Este dato ha sido aportado en la investigación que realizamos, dirigida por el historiador Guillem Fernández González en los Arxius Històrics Municipals de Sant Boi de Llobregat.
(Volver al texto)

Este artículo es una selección de escritos de dos investigaciones elaboradas autónomamente por el arquitecto David Agulló Galilea y el geólogo Daniel Barbé Farré, a partir de la investigación iniciada en 2001 conjuntamente con Jordi Martí Aladern, artista plástico.

David Agulló Galilea. Arquitecte per la Universitat Politècnica de Catalunya, Barcelona.
Daniel Barbé Farré
. Geòleg per la Universitat de Barcelona, Barcelona.
Jordi Martí Aladern
. Artista plàstic, Barcelona.
© Mètode 65, Primavera 2010.

 

«El conjunto modernista de los jardines del antiguo Manicomio de Sant Boi contiene elementos arquitectónicos con unas características formales y un contenido simbólico análogos a diferentes partes de algunas de las más importantes obras de Gaudí»

 

 

 

 

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Vista del conjunto modernista del antiguo Manicomio de Sant Boi: en primer término la Capilla Inundada (1906), y detrás, el baldaquín existente en la Cueva Cascada (1911).

 

 

 

 

«El recurso estructural para construir el conjunto modernista del recinto del antiguo Manicomio de Sant Boi y los puentes y muros de contención del Parque Güell se basa en el uso de grandes masas pétreas y jardineras como elementos pesados»

 

 

 

 

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35b-65Tanto en el Parque Güell (arriba) como en Sant Boi (debajo) se encuentran viaductos con bancos perimetrales que disponen de respaldos construidos formando pétalos con bloques irregulares de piedra llana.
© A. Bagué

 

 

 

 

«Una hipótesis que permitiría explicar las similitudes sería que los trabajadores que realizaron el ‘trencadís’ del banco serpentín del Parque Güell eran los mismos que habían realizado los bancos del jardín de Sant Boi»

 

 

 

 

 

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Tanto en el Parque Güell (arriba) como en Sant Boi (debajo) encontramos bancos en los que en uno de los extremos del asiento se disponen, equidistantemente, formas elípticas recubiertas con trencadís.

 

 

 

 

 

«Hay muchas similitudes entre algunas partes de los bancos de Sant Boi y el banco serpentín del Parque Güell, como la utilización del mismo modelo de azulejo, fragmentado de manera similar»

 

 

 

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© A. Bagué

Como se puede ver en las fotografías, el trencadís de las cubiertas de los pabellones de acceso al Parque Güell (arriba) y el de la bóveda del puente de la Cueva Cascada de Sant Boi (abajo) se estructuran partiendo de un mismo recurso compositivo.

 

 

 

«Un ‘trencadís’ sobre el agua expresa al mismo tiempo la esencia del ‘trencadís’ y la del agua, quizá también marca una de las irrupciones magmáticas de Jujol, para transformar, ya definitivamente, el ‘trencadís’ gaudiniano»

© Mètode 2010 - 65. Nano - Número 65. Primavera 2010