Entrevista a Celdoni Fonoll

«Tenemos que conocer, estimar y proteger la naturaleza»

Poeta y músico

«Me he centrado en los versos de naturaleza porque escribo sobre lo que me motiva, me dejo llevar por impulsos y obsesiones, por el arrebato con una buena dosis de cordura»

De un encargo inicial de tan solo cincuenta poemas de aves (Veus d’ocells, Lynx Edicions, 2000), las creaciones de Celdoni Fonoll han crecido como las setas hasta convertirse en seiscientos poemas reunidos en doce libros. Son versos que hablan de la naturaleza, del amor y de la vida que se han convertido en parte inseparable de su día a día hasta el punto de sentirse, en ocasiones, excesivamente «afonollit». Recientemente ha decidido musicar diecisiete de estos poemas en forma de Cançons de natura (Picap, 2016), un disco delicado, sencillo y lleno de sabiduría, como el propio Celdoni. En esta entrevista nos habla, con su entusiasmo y su pasión naturales, de las razones que han motivado el disco y de los estímulos que han propiciado su trayectoria.

Define el disco como una cura terapéutica que decidió seguir para plantar cara a un achaque. ¿Cómo explica esta cura y cuáles han sido los efectos?
Los achaques siguen su curso, pero si les plantas cara con optimismo los puedes asustar un poco y, sobre todo, te animas a ti mismo. Pero cuando la enfermedad es grave, hay que confiar en la medicina científica.

En el disco se cantan los pilares de sus poemas: la naturaleza, el amor y la vida. ¿Cómo definiría usted esta mezcla?
Del amor, de la muerte, de la vida… es de lo que suelen hablar más los poetas. Yo, que más bien soy versador, también lo hago así y me he centrado, desde que hemos empezado el siglo, sobre todo en los versos de naturaleza. Lo hago así, me sale así, escribo sobre lo que me motiva, me dejo llevar por impulsos y obsesiones, por el arrebato con una buena dosis de cordura.

«Me parece que cada vez la naturaleza y la preocupación por la naturaleza están más presentes en la sociedad. Pero nunca habrá suficiente»

A estos tres pilares hay que añadir también una cuarta pata: la lengua. ¿Qué valor tiene para usted? ¿Ha escrito siempre en catalán?
Siempre he escrito, naturalmente, en catalán y me parece que puedo decir que soy un sibarita de las palabras, de la buena lengua. La lengua es primordial, es nuestra esencia, sin el catalán no hay nación, no existen Países Catalanes. Escuché decir a Pere Calders la frase «soy partidario de una lengua viva pero sana», y la pongo siempre en práctica. Sufro cuando oigo cómo estropean la lengua determinados «profesionales» de los medios de comunicación catalanes.

Usted que la ha descrito tanto… ¿Realmente la belleza de la naturaleza se puede describir con palabras?
Con palabras, con música, con pintura… Y a menudo no hace falta describirla, simplemente hay que gozar contemplándola. Ahora que ha salido el verbo gozar, pienso en unas palabras de Antoni Gaudí, el arquitecto más genial y el catalán más universal: «Con las macetas de flores, rodeado de vides y olivos, animado con el cloquear de las aves de corral, el piar de los pájaros y el zumbido de los insectos, y con las montañas de Prades al fondo, capté las más puras y placenteras imágenes de la Naturaleza, esta Naturaleza que siempre es mi maestra.»

Celdoni Fonoll amb alguns dels seus llibres

Fotografía de Sara Guasteví

¿Es consciente de que está haciendo divulgación científica a través de la poesía? ¿Es intencionado?
Yo hago versos, no soy científico y tengo, naturalmente, un gran respeto por los científicos, pero las referencias «científicas» que existen en el verso procuro que «vayan a misa», tal como se suele decir popularmente. Si me permites que vuelva a citar, citaré al añorado Joaquim Maluquer Sostres, que dijo en el prólogo de mi libro Aucells [Lynx Edicions, 2006] que «los fundamentos escritos en los que se sustenta la producción de Celdoni no se agotan con las buenas letras: todas las afirmaciones rimadas que encontraremos leyendo los Aucells tienen un sólido apoyo en las obras de ornitología. Así, no puede sorprender que los poemas de esta colección reflejen una notable exigencia de exactitud científica, pero –subrayémoslo– muy alejada de cualquier pedagogía versificada». Inmodestia a parte, hay que decir que, más allá de los versos, en mis doce libros de poesía naturalística hay un anexo con información científica y de cultura popular y literatura de cada especie versificada. Aquí, por tanto, sí que hay un poco de divulgación científica.

Usted reivindica la naturaleza como esencia. ¿Cree que es un concepto menospreciado? ¿Habría que cantarla más?
Me parece que cada vez la naturaleza y la preocupación por la naturaleza –sobre todo a raíz del cambio climático– están más presentes en la sociedad. Pero nunca habrá suficiente. Tenemos que conocerla, estimarla y protegerla porque, al fin y al cabo, todos somos naturaleza.

¿Cree que la naturaleza está poco presente en nuestra música y en la música en general?
Quizá debería estar más presente. No lo sé. Ahora pienso en la Sinfonía núm. 6, Pastoral, de Beethoven, donde los instrumentos musicales hacen sonidos de pájaros, o en el Papageno, el pajarero de La flauta mágica de Mozart –por cierto, Lloll Bertran ha hecho una versión del aria del Papageno y la canta en el disco Cançons de natura– o en la canción Blackbird de los Beatles, o en la canción popular catalana El cant dels ocells, popularizada mundialmente por Pau Casals…

Si atendemos a esta escasa presencia de la música paisajística, ¿quiénes son sus referentes?
Mis referentes musicales son muy diversos y van desde El cant de la Sibil·la y el gregoriano hasta las músicas de los trovadores occitanos y catalanes. Desde nuestra canción popular hasta la música clásica y el rock.

Algunos críticos lo han calificado de «copsador discret», algo así como «observador discreto». Eso me hace pensar en la vida en minúscula de Estellés… ¿Estoy en lo cierto?
Diría que aciertas bastante. Eso de «copsador discret» es del poema Dóna’m la mà, de Salvat-Papasseit. No sé si soy «copsador discret», pero sí que me parece que soy un observador bastante cotilla de cosas pequeñas y a veces de algunas tan pequeñas como eso. Y, al lado de versos, digamos, serios, no olvido las pinceladas irónicas, como la canción de la planta llamada «Cap d’ase» [“Cantueso”], que está en el disco, cuyos versos se publicaron en el libro Ales i pètals [Cossetània Edicions, 2013]:

CANTUESO
(Lavandula stoechas)
Cantueso de olor de espliego,
cantueso de cerca del mar,
cantueso de la montaña,
cantueso florido de marzo.

Cantueso de pelos finísimos,
cantueso verde grisáceo,
cantueso de miel de abejas,
cantueso de cabezas moradas.

Cantueso de flor pequeña
y de brácteas gigantes…
¿No sabes que hay muchos cantuesos
orejudos entre los humanos?1

La naturaleza cotidiana

El caminant del parc

El caminant del parc [Dietari 2011/2012]
Celdoni Fonoll
Cossetània Edicions.
Valls, 2016. 488 pàgines.

El caminant del parc [Dietario 2011/2012] es el nuevo libro de Celdoni Fonoll publicado por Cossetània Edicions. El poeta, cantante, recitador y músico se estrena con esta obra como memorialista donde repasa la realidad cotidiana y los grandes acontecimientos que día tras día se sucedieron desde el 1 de enero de 2011 hasta el 31 de diciembre de 2012.

En este libro podemos conocer a Fonoll con pelos y señales –que no a pelo–, independentista y reivindicativo, comprometido socialmente, catalán y culé. Seguidor del Barça de Pep Guardiola –el poeta del fútbol– y amante de su familia, especialmente de su compañera, Lloll, y su hijastra.

Autor de diversos y dispersos libros, Celdoni Fonoll destaca por el erotismo implícito, la sátira continua y la naturaleza como elemento poético y cotidiano de la vida. Todos estos elementos se entremezclan y danzan al ritmo de la pluma de un Fonoll experimentado y reflexivo en este dietario. Desde la mítica obra de Gaudí, en lo alto de Barcelona, el Parque Güell se convierte en el ambiente idílico desde donde el autor analiza su realidad, su ciudad, una sociedad, que poco a poco, a su juicio, va degenerando.

Crítico y divertido, el poeta juega con este relato diario y fragmentos de sus obras pasadas: Ales i pètals, Abril florit, Mamífers peluts [del llop a la musaranya]… Aprovechando los elementos naturales de la ciudad de Barcelona para hacer descripciones líricas. Es en esta amalgama de versos donde Fonoll se permite convertirse en un botánico diario, en un zoólogo  casual, en un «botanólogo» –como él mismo se designa en este libro– con una visión lírica de la naturaleza.

Resulta excepcional el juego de palabras que consigue en los poemas de tono natural, y las descripciones tan detalladas que proporciona. Estos elementos no son nuevos en el autor, pero resulta revolucionario y rompedor encontrarlos en medio de otras narraciones de acontecimientos de carácter «no natural», como: presentaciones de libros, elecciones, partidos de fútbol, paseos y encuentros familiares.

Otro elemento original en esta obra es el uso de las composiciones de otros poetas en lengua catalana como Salvador Espriu –poeta referente en todo el dietario y que se encuentra íntimamente relacionado con el título del mismo–, Vicent Andrés Estellés, y de algunos en otras lenguas, para describir sentimientos y sensaciones en diferentes contextos. Llamativas, también, son las crónicas que el autor realiza de los personajes más emblemáticos de la cultura catalana que durante los dos años del dietario fallecieron, y de personas próximas y estimadas por él. La muerte se convierte, así, en una condición más de la vida, como las crisis y las enfermedades que de vez en cuando afectan al autor.

Un Fonoll más humano que nunca que nos abre la ventana al parque de su mente en este libro con historias de calle. Sin ningún tipo de duda, un dietario indispensable para este otoño que hará al lector disfrutar de sus fragmentos poéticos, sus descripciones y reflexionar alrededor de la situación del país. Un regalo para la mente y los sentidos con una nueva visión de la cotidianidad que nos rodea.

Marcos Morales Peláez. Estudiant de Biología de la Universitat de València

1. CAP D’ASE/ (Lavandula stoechas)/ Cap d’ase d’olor d’espígol,/ cap d’ase de prop del mar,/ cap d’ase de la muntanya,/ cap d’ase florit de març.
Cap d’ase de pèls finíssims,/ cap d’ase verd agrisat,/ cap d’ase de mel d’abelles,/ cap d’ase de caps morats.
Cap d’ase de flor petita/ i de bràctees gegants.../ ¿No saps que hi ha molts caps d’ase/ orelluts entre els humans? (Volver al texto)

© Mètode 2017 - 91. SheScience - Otoño 2016