Anna Mateu | ||
Dominique Pestre, director de estudios en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) de París, llega al Palacio de Cerveró de Valencia con aire fresco y desenfadado. Este histórico edificio, propiedad de la Universitat de València, es la sede del Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero y el lugar escogido para hacer la entrevista. En un inglés académico y perfecto, Pestre se presenta, saluda y pregunta en qué lengua se desarrollará la conversación. Francés, es la respuesta. Satisfecho con la réplica, emprende el camino hacia el ascensor que conducirá a una sala más íntima. Su aspecto dista bastante de la idea tópica y preconcebida que a menudo tenemos del investigador. Alto, delgado, peinado impecable y juvenil, y con una vestimenta muy actualizada. Gafas de pasta negras con detalles de color beige, camisa blanca con los botones superiores desabrochados y americana oscura que se quita para la entrevista. Más que un maestro en física y de físicos franceses parece un personaje bohemio de los años veinte parisinos. Mientras toma asiento serenamente, los nervios y los agobios parecen alejados de la vida de Pestre, uno de los principales representantes franceses de la historia política, social y cultural de la ciencia. Este físico de formación preside en la actualidad el Comité de Historia del Armamento, vinculado al Ministerio de Defensa francés. Es también consejero para cuestiones de ciencia y sociedad en la región Ródano-Alpes (Francia) y ha sido maestro en escuelas y universidades de todo el mundo, como en California, São Paulo, Roma, Ginebra, Bruselas, Zúrich o la propia Harvard (Massachusetts). De larga trayectoria y fructífero currículo, hay que destacar que durante años ha sido el director del Centre de Recherche en Histoire des Sciences et des Techniques de La Villette, y posteriormente del Centro Alexandre Koyré. Su relación con los medios de comunicación es más que frecuente, y es por eso que la experiencia en este campo le permite mantener un tono relajado, tranquilo y bastante familiar a lo largo de la entrevista. ¿La ciencia y la tecnología han mejorado a la sociedad occidental? ¿La han hecho más racional? ¿Piensa usted que la sociedad en la que vivimos actualmente es mejor que la del siglo xvi, por ejemplo? El punto final a esta pregunta lo escribió Pestre hace ahora tres años, en Ciencia, dinero y política (Universidad Rovira i Virgili). Esta obra trata la relación entre el mundo científico y el político, económico y militar. Se centra, sobre todo, en los grandes sistemas científicos que se han desarrollado a partir de los años cincuenta del siglo pasado. En la obra, Dominique Pestre explica, en relación a la cuestión anterior: «En caso de poder hablar de una racionalización de las sociedades industriales a través de la ciencia, se trata de una racionalización que se introduce en la gestión industrial y la de las administraciones, en la gestión macroeconómica y la de las actividades de salud pública, en la de los ejércitos y la de la violencia militar. El pensamiento racional, con un fuerte componente matemático y lógico, ha acabado invadiendo no solo el pensamiento que regula la guerra, sino también lo que controla la producción; no solo la organización administrativa, sino también el complejo biomédico.» «El discurso de la ciencia pura ha contribuido, por tanto, a legitimar a los sabios y los intelectuales y a convertirlos en personajes superiores dedicados únicamente al conocimiento y al bien público, si bien simultáneamente estos personajes tan altruistas se incorporaban de manera asombrosamente nueva al mundo de los negocios y al de las industrias basadas en el conocimiento», remata Pestre en Ciencia, dinero y política. En cuanto al sentimiento nacional que nace con la aparición de los estados en el último tercio del siglo xix, ¿tiene la ciencia algún papel en la construcción de la identidad nacional? ¿Podemos hablar, por tanto, de un capitalismo científico, en cuyo centro existe una fuerte relación entre el poder y la ciencia y la tecnología? «El progreso también implica efectos nocivos». Con estas palabras tan contundentes, Dominique Pestre concluye su última respuesta. Sin embargo, pasadas un par de horas, el científico intervendría ante los alumnos de la Universitat de València en un seminario titulado On Science and Technical Production in the Last Thirty Years. Chronicle of a Mutation. Laura Bayarri. Estudiante de Periodismo de la Universitat de València. |
Anna Mateu
«Está claro que el progreso es una ventaja, pero debemos preguntarnos a quién beneficia. Al medio natural, por ejemplo, no le favorece la actual sociedad contaminante»
«La carrera espacial está más relacionada con una competición internacional en el campo del desarrollo de la ciencia y la tecnología para mostrar al resto de naciones el progreso, el perfeccionamiento y, en cierta medida, la superioridad de la propia nación»
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