Entrevista a Lori Marino
«La cautividad perjudica seriamente el cerebro de los mamíferos inteligentes»
Neurocientífica y experta en comportamiento animal
Con dos décadas de experiencia docente en la Universidad Emory (Atlanta, EE. UU.), Lori Marino es la fundadora y directora ejecutiva del Centro Kimmela para la Defensa de los Animales, así como fundadora y presidenta del Whale Sanctuary Project, un lugar en el que los cetáceos que viven en los parques zoológicos se pueden recuperar de las consecuencias de la cautividad y vivir en condiciones lo más cercanas posible a las de su hábitat natural. También es creativa afiliada en el Safina Center de Nueva York.
Lleva treinta años estudiando la neuroanatomía de delfines y ballenas y demostrando que los cerebros de los delfines son tan complejos como los de los grandes simios. En 2001, coescribió con Diana Reiss el primer estudio que demostraba que los delfines mulares son capaces de reconocer su imagen en un espejo. Emplearon el test de Gallup, que consiste en colocar una marca en el cuerpo de un niño o un animal subrepticiamente para comprobar si, al verse reflejados en un espejo, su reacción indica que reconocen que dicha marca no es parte habitual de su cuerpo.
Más recientemente, ha estudiado con Bob Jacobs las consecuencias neuronales de la cautividad y ha sido entrevistada para los documentales Blackfish (2013), Unlocking the cage (2016), Long gone wild (2019) y Seaspiracy: La pesca insostenible (2021).
He admirado su investigación durante años, y por eso me alegró mucho que contactara conmigo en respuesta a un artículo que publiqué en The Journal of Animal Ethics junto con Peter Singer: «The threat of great ape extinction from Covid-19», en el que citaba su trabajo. Este fue el origen de esta entrevista.
¿Cuáles fueron las principales dificultades que encontró en su camino para convertirse en una experta en cetáceos?
Nunca hubo muchas dificultades. Quizás una fue que hay relativamente pocas personas estudiando el cerebro de los cetáceos, y me costó encontrar expertos y experiencias. Tal vez la parte más molesta fue que el estudio de los delfines genera en la gente una reacción un poco «woo woo». [Para que los lectores lo entiendan, «woo woo» es una forma de referirse a las creencias poco convencionales o extrañas, con poca o ninguna base científica, como la astrología, la sanación con cristales o la clarividencia.] En los años sesenta, John Lilly fue pionero en el estudio del cerebro de los delfines, pero utilizó varios métodos poco éticos, como darles LSD. Al final, acabó llegando más allá de la ciencia y se adentró en las aguas de la pseudociencia. Cuando todavía estudiaba, hice todo lo posible para denunciar los disparates de Lilly. Las cosas ahora son distintas, y el estudio del cerebro, la mente y el comportamiento de los delfines se toma tan en serio como cualquier otra disciplina científica.
¿Podría explicar al público general algunos de sus descubrimientos en relación con los efectos de la cautividad en los cetáceos?
Los efectos de la cautividad a largo plazo pueden ser profundos, e incluso provocar una muerte prematura. Hemos descubierto que la explicación más válida del deterioro de la calidad de vida en condiciones de cautividad es que el estrés crónico acaba provocando disfunciones en el sistema inmunológico, lo cual a su vez puede desencadenar una atrofia cerebral y aumentar la vulnerabilidad a la infección. Las tres áreas que más afectan a los cetáceos que viven en cautividad son las infecciones oportunistas, los trastornos del comportamiento y la desregulación social. Por ejemplo, las ballenas en cautividad sufren frecuentes infecciones oportunistas. La causa de muerte más común es la neumonía, seguida de los trastornos gástricos, la encefalitis, la meningitis y la candidiasis. Estas infecciones se producen cuando el sistema inmunológico se ve comprometido. Por lo tanto, el predominio en cetáceos en cautividad sugiere que sus sistemas inmunológicos han sufrido daños.
«Los efectos de la cautividad a largo plazo pueden ser profundos, e incluso provocar una muerte prematura»
Las ballenas en cautividad también muestran evidencias de daño cerebral. Las anomalías de comportamiento, como las estereotipias, las autolesiones y la hiperagresividad siempre son indicativos de daño cerebral. Las estereotipias son comportamientos muy repetitivos, como nadar en círculos, golpearse contra las paredes del tanque, rechinar los dientes contra superficies duras, etc. Se deben a la desregulación de los circuitos neuronales del cerebro. También se observa anorexia y síntomas de depresión como la inactividad. La inactividad se puede referir a mantenerse en la superficie (lo que se conoce como flotación o logging) o incluso quedarse en el fondo del tanque o en una esquina, con la cabeza contra las paredes. Finalmente, las interacciones sociales de los delfines que viven en tanques de agua son notablemente anormales y conducen a agresiones que no se observan en libertad, así como a disfunciones parentales y de apego y otros problemas sociales que les provocan traumas. Estos traumas se transmiten intergeneracionalmente.
En los primates también podemos observar algunos de estos comportamientos. De hecho, un gran estudio realizado por Lucy Birkett y Nicholas Newton-Fisher y publicado en PLOS ONE en 2011 mostró que todos los chimpancés cautivos, incluyendo a los que viven en grandes recintos con un entorno variado y rico, mostraban signos de salud mental deteriorada. ¿Un estudio parecido con cetáceos o elefantes arrojaría conclusiones similares?
Sí, de hecho, ya tenemos pruebas de enfermedades mentales en elefantes y cetáceos en cautividad. Siempre habrá diferencias individuales, pero no puedo imaginar que un ser complejo como un elefante o un cetáceo no se vea dañado de alguna manera tras estar retenido en un entorno empobrecido durante mucho tiempo. El enriquecimiento del entorno tiene una eficacia limitada porque no puede igualar la estimulación, el desafío y la complejidad de un entorno físico y social natural.
Vivir en un tanque de agua de tamaño limitado necesariamente tiene que ser malo para la salud física de una criatura que ha evolucionado para cruzar océanos y explorar vastos territorios. ¿Es posible que este confinamiento sea incluso peor para la salud mental de especies particularmente inteligentes como las ballenas, los delfines, los elefantes y los simios?
Por supuesto. El estrés psicológico del confinamiento puede ser incluso peor que los aspectos físicos del encierro, porque la cautividad limita la gama de decisiones que pueden tomar. Limita severamente su autonomía. La autonomía es la libertad para elegir qué hacer y cuándo hacerlo. En una jaula o un tanque, no pueden elegirse los individuos con los que se convive, ni qué comer, ni qué hacer, ni adónde ir… Además, la inteligencia conlleva una necesidad de estimulación y desafío por parte de otros animales, el entorno, diferentes problemas, etc. En parques zoológicos y marinos, los entornos son tan pobres y monótonos que la exploración y los desafíos son muy limitados. Y esto es extremadamente estresante para cualquier ser inteligente. El personal de los parques zoológicos y marinos intenta hacer el entorno más interesante para los animales utilizando «objetos de enriquecimiento» (juguetes, por ejemplo), y, en ocasiones, estos pueden ayudar temporalmente. Pero este enriquecimiento queda muy lejos de la complejidad de un entorno natural y los animales tienden a aburrirse pronto de ellos.
¿La atrofia neuronal es comparable a la muscular?
La atrofia neuronal es similar a la atrofia muscular en tanto que significa que la neurona se encoge, conecta menos con otras neuronas o muere. La atrofia neuronal puede tener muchas consecuencias cognitivas y conductuales dependiendo del lugar del cerebro en el que se produzca. La atrofia muscular está más limitada a la parte específica del cuerpo en la que se encuentra el músculo afectado. Un ejemplo de atrofia neuronal serían los efectos del estrés crónico en el hipocampo, la parte del cerebro encargada de la memoria, la cognición y el procesamiento de las emociones. Cuando se atrofia esa parte, los efectos son generalizados. Lo mismo ocurre con el neocórtex, otra parte del cerebro afectada por el estrés crónico.
¿Podrían sus descubrimientos sobre los efectos neuronales de la cautividad ser relevantes para nuestra comprensión de las consecuencias del encarcelamiento o confinamiento en los seres humanos?
Sí, mucho. Tenemos pruebas de que los humanos que crecen o viven en entornos muy empobrecidos se ven afectados en términos neuronales, conductuales y cognitivos. Lo que es importante tener en cuenta sobre los efectos a largo plazo de la cautividad es que tienden a ser muy similares entre especies, y eso incluye a los humanos. Todos los cerebros comparten estructuras similares que se ven afectadas de igual manera por los entornos limitados y empobrecidos. Y aunque siempre existen diferencias entre especies, hay más similitudes de las que se podría pensar. Esto se debe a que gran parte del cerebro se conserva evolutivamente y esto implica que los mismos sistemas cumplen las mismas funciones en diferentes especies. Un ejemplo de ello es el sistema límbico. Está involucrado en el procesamiento de las emociones, la memoria y algunas formas de cognición, y se ha conservado en todos los vertebrados. Y dado que las estructuras límbicas tienen que ver con el procesamiento emocional, se ven muy afectadas por el estrés, y eso ocurre en todas las especies en las que se ha estudiado.
¿Podría dar algunos ejemplos de la evolución convergente de capacidades cognitivas complejas en cetáceos y primates, además de la capacidad de reconocerse en un espejo?
Como los primates y los cetáceos no han compartido ancestros desde hace unos 95 millones de años, cualquier capacidad cognitiva compartida que surja en los dos linajes es técnicamente convergente. Eso incluye la capacidad de comprender lenguaje simbólico sintáctico simple, el uso de herramientas, ciertos factores sociales, la metacognición o la capacidad de imitar. Sin embargo, sabemos que muchos animales, como los elefantes, los cerdos, los perros, algunas aves e incluso ciertos invertebrados poseen capacidades cognitivas similares. Por lo tanto, empiezo a pensar que esto se debe a mucho más que a una simple convergencia evolutiva entre grandes primates y cetáceos.
¿Por qué piensa que algunos cetáceos han adquirido esa autoconsciencia y son, en términos generales, tan inteligentes? ¿Qué presiones evolutivas pueden haberlo propiciado?
Creo que la autoconsciencia puede ser una dimensión del reino animal, y algunos taxones la expresan de forma similar a los humanos. Pero no sabemos exactamente por qué los cetáceos, los elefantes y los grandes primates se reconocen en un espejo y otros animales inteligentes no son capaces de ello. Puedo decir que tiene algo que ver con que todos ellos tienen grandes cerebros, o son muy sociales, pero al final son solo hipótesis muy poco específicas. Podría ser simplemente que estos taxones han alcanzado un cierto nivel de complejidad cognitiva, pero esa explicación no es muy satisfactoria.
«No puedo imaginar un ser complejo como un elefante o un cetáceo que no se vea dañado de alguna manera tras estar retenido en un entorno empobrecido»
Yo estaba segura de que los delfines pasarían el test de autoconsciencia de Gallup y estaba esperando que alguien lo demostrase. ¿Podría explicar algunas de las dificultades de esta prueba que expliquen por qué otros expertos no lo lograsen?
Solo había otro laboratorio, en Hawái, interesado en el tema del espejo en los delfines. Realizaron algunos estudios piloto y obtuvieron algunas pruebas muy prometedoras, pero no fueron capaces de confirmar los resultados. Fuimos los primeros en realizar una prueba que confirmara que los delfines se estaban reconociendo realmente en el espejo. No es algo fácil de probar. La autoconsciencia es una característica mental extremadamente subjetiva, por lo que requiere reflexionar con mucho cuidado sobre formas en las que se pueda falsar la hipótesis de que utilizan el espejo para verse a sí mismos. El test es un reto metodológico, especialmente para un animal sin manos, y tal vez eso desanimó a otros. Pasamos más de un año realizando el estudio e implementamos numerosas condiciones de control para que el experimento fuera completamente claro, y los criterios que los delfines tenían que cumplir para demostrar que se reconocían a sí mismos en el espejo eran muy estrictos. Es muy fácil «ver lo que uno quiere ver» en este tipo de estudios, así que teníamos que asegurarnos de que lo que hacían los delfines se interpretaba de forma adecuada y rigurosa.
¿El hecho de que los cetáceos no duerman supone un gran problema para el test de Gallup?
No, porque no los marcamos mientras dormían. Utilizamos un procedimiento de marcado simulado. Es decir, a veces utilizábamos un marcador con tinta, otras veces utilizábamos uno sin tinta (marca simulada), y otras veces los llamábamos a la estación de marcaje, pero no los tocábamos (no marca). Todos estos controles nos permitieron interpretar su comportamiento cuando estaban marcados y cuando no lo estaban.
¿Por qué no se ponen espejos en los recintos de orcas y belugas para estudiar su autoconsciencia y recoger pruebas anecdóticas indirectas y, al mismo tiempo, proporcionarles un entorno más interesante?
Por supuesto, podemos hacer eso y mucho más. Creo que una razón por la que eso no se hace es porque estas pruebas de autoconsciencia tienden a hacer que la gente se replantee si estos animales deberían estar encerrados en tanques. Otra razón es que podría provocar problemas en las relaciones sociales dentro del tanque, ya que a menudo el autorreconocimiento no ocurre inmediatamente. Por lo tanto, podría ser demasiado confuso, o incluso peligroso, ya que, al principio, algunas de las ballenas podrían intentar atacar a la imagen.
Muchos cetáceos, desde los delfines mulares hasta los cachalotes, utilizan firmas sonoras que emplean a modo de nombres propios cuando se presentan a un grupo. ¿No indica eso que es probable que tengan una noción de sí mismos como individuos?
Creo que emitir nombres propios puede ser un indicador de autoconsciencia, pero no tengo claro que sea el más directo. Pueden indicar que entienden el concepto de individualidad. Pero la profundidad cognitiva que se desprende de ello ya es otra cuestión.
Me parece muy interesante que los delfines hembra son los que hacen anillos de burbujas o utilizan esponjas para protegerse la nariz. Me pregunto si hay diferencias sexuales visibles en el cerebro de los cetáceos y si estas son similares a las que encontramos en homínidos y que han surgido en relación con la atención materna.
Sí, gran parte de la innovación cultural y la transmisión en otros animales se produce entre madres e hijos. Creo que esto se debe a que las madres tienden a ser las que pasan más tiempo con la siguiente generación y pueden transmitir comportamientos aprendidos con más facilidad que los machos. Tu pregunta sobre las diferencias sexuales en el cerebro de los cetáceos es muy interesante pero no tenemos información suficiente para poder abordarla. Necesitaríamos una muestra de cerebros muy amplia que no existe actualmente.
¿Cree que es probable que los cetáceos tengan capacidades cognitivas adicionales (tal vez relacionadas con la ecolocalización) que ni siquiera hemos considerado porque nosotros mismos no tenemos esas capacidades y no sabemos cómo comprobarlas?
Creo que es muy probable que tengan capacidades cognitivas que nosotros no tenemos.
Sabemos que las orcas, las belugas y los delfines mulares tienen habilidades extraordinarias, porque, pese a todo el sufrimiento, no mueren muy pronto en cautividad. ¿Cómo de probable es que al menos otras ballenas dentadas como los cachalotes y los calderones (quizás incluso rorcuales como las yubartas) tengan capacidades comparables?
Creo que todos los cetáceos comparten determinadas capacidades porque todos ellos tienen cerebros grandes y desarrollados, pero también hay diferencias entre especies relacionadas con el nivel de sociabilidad y otros factores. Especialmente algunas especies como la vaquita marina o los delfines de río lo pasan incluso peor en cautividad que los delfines mulares, las belugas y las orcas. Tienden a ser más asustadizos, y a menudo mueren de estrés extremo después de poco tiempo en cautividad.
¿Podría explicar el objetivo del Whale Sanctuary Project?
Nuestro objetivo es transformar la forma en que la gente se relaciona con las ballenas y los delfines poniendo fin a su explotación y creando refugios junto al mar, ayudando en rescates internacionales de mamíferos marinos y haciendo avanzar a la ciencia relacionada con los delfines y las ballenas. Comenzamos en 2016, pasamos más de dos años buscando la ubicación ideal y ahora estamos creando el primer refugio de Norteamérica para ballenas en cautividad. La sede está en Port Hilford, Nueva Escocia, en una preciosa bahía con más de 400.000 m2 de agua para cerca de una docena de ballenas rescatadas de parques marinos. Alimentaremos y cuidaremos a las ballenas, pero estamos comprometidos con la promoción de su autonomía para que puedan pasar sus días eligiendo qué hacer. Y tendrán un entorno natural que les ofrecerá muchas opciones, a diferencia de los tanques de cemento. Nuestra meta no es solo proporcionar una vida mejor a unas pocas ballenas concretas, sino utilizar nuestro refugio para promover un movimiento global que acabe con el confinamiento de estos animales inteligentes para nuestro entretenimiento y convierta nuestra relación de explotación con ellos en una de respeto.
¿Pueden los científicos visitar el refugio en el Atlántico canadiense para estudiar las ballenas?
Sí, se van a realizar trabajos científicos en el refugio, siempre que no sean invasivos o intrusivos. Nos permitirán aprender mucho más sobre estos animales de lo que podíamos observar en un tanque, y la investigación sobre su salud y su comportamiento será de vital importancia para cuidarlos mejor. Los estudios en el refugio también tendrán mucha más relevancia para el trabajo de campo que la investigación en un parque de atracciones.
¿Qué especies van a acoger? ¿Van a estar juntas?
Acogeremos belugas y orcas, y las dos especies estarán en áreas separadas, por supuesto.
¿El refugio cumplirá también con un propósito de conservación? ¿Si las especies se reproducen y son demasiado numerosas, se soltarán especímenes en el océano?
Los refugios no permiten la cría. La evitaremos por medios farmacéuticos y conductuales. No queremos crear más cetáceos cautivos, queremos que los refugios sean la última etapa de la cautividad en el mundo. Pero nuestro refugio cumplirá un importante papel en la conservación porque será un centro para aprender sobre los cetáceos y las razones por las que necesitan vivir en el océano y ser protegidos en el lugar al que pertenecen, en lugar de ser utilizados como atracción.
¿Qué mensaje principal le gustaría enviar a los lectores de Mètode en relación con su investigación?
Me gustaría que los lectores comprendan que las ballenas y los delfines han evolucionado en los océanos y que ese es el único lugar en el que pueden desarrollarse.