Diego Puga

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© MÈTODE

Diego Puga es investigador en el centro del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (IMDEA) de Ciencias Sociales. Doctor en Economía por la London School of Economics, ha sido profesor en esta prestigiosa escuela, en la Universidad de Toronto y en la Pompeu Fabra de Barcelona. Actualmente, a pesar de su juventud, es uno de los más reputados especialistas en economía urbana, comercio internacional y, particularmente, en geografía económica. En 2009 fue uno de los economistas que firmaron el llamado Manifiesto de los 100, en el que se proponía la elaboración de un único contrato de trabajo como una de las medidas necesarias para la reactivación laboral española. Diego Puga nos ofrece su visión de la actual crisis económica, y en especial del caso español, en la siguiente entrevista. 

¿Cómo analiza el desarrollo de la crisis en Europa y en el mundo y sus efectos sobre las economías urbanas y regionales?
La situación es difícil y no estamos haciendo lo necesario para mejorarla. Y, sin embargo, creo que es posible construir un consenso amplio sobre medidas que contribuirían a un desarrollo favorable. De hecho, muchos de los principales economistas del país, de ideologías muy dispares, llevan varios años proponiendo un programa común de reformas estructurales.

¿Cuáles serían estas medidas que podrían contribuir a un desarrollo favorable?
En primer lugar, habría que acabar con la dualidad del mercado laboral mediante un contrato único con indemnización por despido creciente en el tiempo. Es necesario ofrecer a los jóvenes perspectivas mejores que la sucesión de contratos temporales intercalados por períodos de desempleo en la que están atrapados ahora mismo. También habría que adaptar la negociación entre trabajadores y empresarios y afrontar una reforma realista del sistema de pensiones que establezca un marco estable y sostenible. Por otra parte, sería necesario introducir criterios de análisis coste-beneficio en las inversiones en infraestructuras, de manera que invirtamos el dinero de forma más racional. Y por último, tenemos que mejorar la educación, en especial la formación profesional.

¿Cree en la teoría de la hostilidad de los mercados hacia el euro, o todo lo que está ocurriendo son merecidos ajustes a excesos pasados?
Es cierto que el mero hecho de que se extienda una percepción entre los inversores de que España no podrá pagar su deuda puede elevar el coste de la financiación hasta el punto que la profecía conduzca a su propio cumplimiento. Pero hablar de los mercados como si se tratase de criaturas diabólicas que juegan con nosotros por capricho o animadversión crea la falsa impresión de que no podemos hacer nada para mejorar la situación. Y sí podemos hacer mucho. 

¿Qué opina del último plan de rescate que se ha planteado para Irlanda?
Es tremendamente injusto e inefectivo. Injusto porque hace que los contribuyentes paguen por las apuestas equivocadas de inversores que se ven libres de cargar con el coste. E inefectivo porque aboca al país a una contracción que le va a dificultar aún más salir de la crisis. Algunos bancos pueden fallar sin que caigamos en el caos. Lo razonable es reestructurar la deuda de las entidades financieras, garantizando los depósitos, pero haciendo que el coste no recaiga solo sobre los contribuyentes sino, de manera importante, sobre los acreedores, quienes deben soportar el coste de las apuestas equivocadas que hicieron.

¿Tiene futuro la industria en España?
Sí, pero la industria española del futuro es necesariamente muy distinta de la industria del pasado. Debe ser una industria que vende en base a la innovación y al diseño, no a la mano de obra barata. Alemania o el norte de Italia tienen costes salariales más altos que España, y sin embargo tienen industrias exportadoras de gran éxito. Las principales empresas de nuestro país, incluidas algunas industriales, son tan productivas como las que más. Pero aún siguen siendo pocas en relación a otros países. Conseguir que las más innovadoras de entre las pequeñas y medianas empresas españolas puedan crecer y exportar es clave para mejorar nuestra competitividad.

En la región valenciana hace tiempo que la industria inició su deslocalización y en estos momentos sólo ocupa el 12,7% del PIB (2009) y la agricultura aún mucho menos, ¿no sería más adecuado apostar básicamente por los servicios, especialmente el turismo y los transportes?
La industria y la agricultura pierden peso gradualmente en todas las economías desarrolladas. Pero, aunque Valencia tenga un entorno particularmente atractivo para el turismo, no significa que no haya fundamentos que permitan desarrollar muchas otras actividades. Por ejemplo, hay una concentración importante de empresas de software en Valencia que han encontrado un mercado ofreciendo productos mejor acabados desde un primer momento pese a contar con mayores costes salariales. Los fallos resultan cada vez más costosos a las empresas y la calidad es una herramienta efectiva para competir con empresas ubicadas en lugares con salarios más bajos. 

¿Cuál es la geografía de la innovación en nuestro país y dentro de nuestras ciudades y cómo se puede actuar sobre ella?
Como en casi todos los países, en España la innovación se concentra en las mayores ciudades. Lo que sorprende de España no es tanto la geografía de la innovación como el que, en términos generales, no haya alcanzado un mayor nivel. Es cierto que ha habido una mejora sustancial en cuanto a cantidad y calidad, pero seguimos muy por debajo de lo que cabría esperar en una economía del tamaño de España. La tremenda concentración del crédito en la promoción inmobiliaria durante estos últimos años no ha ayudado a que proyectos arriesgados pero innovadores y potencialmente exitosos encontrasen la financiación necesaria.

¿Está conforme con los actuales vínculos de la Universidad con el mundo de la empresa en España? 
La investigación puntera es fundamental para poder formar estudiantes en la frontera del conocimiento. Sin embargo, no debemos de caer en la tentación de orientar la investigación universitaria hacia la utilidad inmediata para las empresas. La mayor parte de las grandes innovaciones surgen de la investigación básica, cuya verdadera utilidad y potenciales aplicaciones prácticas con frecuencia tardan en descubrirse.

¿Existen suficientes incentivos en España para atraer, o al menos conservar, a su capital humano?

Muchas veces formamos excelentes profesionales, a un coste social y personal elevado, para perderlos casi inmediatamente por la estructura de nuestro mercado laboral. Es triste ver, por ejemplo, la cantidad de profesionales que abandonan nuestro país desanimados por la elevada temporalidad y falta de perspectivas profesionales claras. Tener profesionales que completan su formación en el extranjero es útil, pero siempre que eventualmente podamos recuperar a un número significativo de ellos para el país.

¿Cómo se puede potenciar la concentración de capital humano por ejemplo en una ciudad como Valencia?
La calidad de la educación, desde preescolar hasta la universidad, y la calidad de vida local son las bases para acumular capital humano y atraerlo o conservarlo. Además, las personas con mayor capital humano son quienes más se benefician de tener a otras personas con gran capital humano cerca, por lo que cualquier avance en este sentido suele tener efectos multiplicadores importantes.

Cruz Sierra. Periodista económico, director de Valencia Plaza.
© Mètode 68, Hivern 2010/11.

 

«Hablar de los mercados como si se tratase de criaturas diabólicas que juegan con nosotros por capricho o  animadversión crea la falsa impresión de que no podemos hacer nada para  mejorar la situación»

«Habría que acabar con la dualidad del mercado laboral mediante un contrato único. Es necesario ofrecer a los jóvenes perspectivas mejores que la sucesión de contratos temporales»

© Mètode 2011 - 68. Después de la crisis - Número 68. Invierno 2010/11

Periodista económico, director de Valencia Plaza.