Entrevista a Mario Bunge

«La ciencia es la tentativa de explicar los fenómenos en términos exclusivamente materialistas»

Filósofo y físico

El nonagenario Mario Bunge sigue desplegando una actividad frenética, como ha hecho toda su vida. Tenemos la oportunidad de entrevistarlo en Madrid, procedente de Canadá, durante la presentación de un libro sobre medicina y hablar sobre cientificismo, socialismo y filosofía del derecho. Una semana atrás había asistido a un congreso de física cuántica en Austria. Y me comentan que sus ideas han tenido una gran influencia incluso en criminología. El filósofo Willard V. O. Quine lo conoció en un congreso en 1956 y escribió en su autobiografía que acabó siendo «la estrella» del congreso. Ahora ya podemos asegurar que es una estrella que no ha dejado de brillar.

Mario Bunge nació en Argentina (1919), donde estudió ciencias físicas, y ha sido profesor de filosofía en la Universidad McGill en Montreal (Canadá). Es un autor imprescindible en filosofía de la ciencia. A Bunge hay que leerlo. ¿Pero por dónde empezar entre su más de medio centenar de publicaciones? Es recomendable ir directo a la Biblioteca Bunge, que edita Laetoli, y que publica sus textos fundamentales y más accesibles, como Materialismo y ciencia o bien La ciencia. Su método y su filosofía. También son sumamente interesantes los volúmenes que recogen sus textos breves, como Cápsulas (Gedisa). Y para aquellos que quieran avanzar en su pensamiento, tendrán que enfrentarse a Filosofía de la física (que según Bunge es su libro fundamental) y, como no, al Tratado de filosofía en ocho volúmenes. Aunque Bunge aparenta ser un anciano con dificultades para desplazarse y oír, es una impresión que desaparece cuando se le ve debatir y sus argumentos caen como rayos sobre sus interlocutores. Es un hombre que no pretende morirse porque aún sigue teniendo innumerables proyectos entre manos.

«Gente como Michel Foucault y otros charlatanes afirman que la ciencia es una construcció social, pero no es así»

¿Qué es la ciencia?
Mi respuesta no se puede condensar en una frase. Todas las respuestas que han dado los filósofos son incompletas. Por ejemplo, [Karl] Popper afirma que las teorías científicas son aquellas que son refutables. Esto es simplismo puro. Para los positivistas, consiste en si es confirmable. No basta tampoco. Ante todo, una teoría científica tiene que tener sentido. En segundo lugar, tiene que poder ser confirmable, no necesariamente refutable. En tercero, tiene que pertenecer a un cuerpo de conocimientos. Y en cuarto, tiene que sugerir observaciones o experimentos que aún no se han realizado. Si aplicamos esta definición a las teorías de [Noam] Chomsky, por ejemplo, o a la psicología del desarrollo, se observa que quedan descalificadas como ciencias porque afirman que se nace con el conocimiento ya hecho. Esta es una afirmación anticientífica. La última versión de Chomsky es que la mente y la materia son misteriosas y siempre serán misteriosas. Se declara a si mismo «mistérico». Es una renuncia a la ciencia.

Una definición clara de ciencia nos ayuda a distinguirla de la pseudociencia. Sin embargo, hay reflexiones como el atomismo en el siglo XIX que eran razonables, pero por carecer de base empírica fueron tachadas de pseudocientíficas. ¿Hay que aplicar estrictamente esta definición?
Hay protociencias, hay semiciencias, hay ciencias maduras, y luego hay pseudociencias. Si vamos a la historia de la medicina, las teorías antiguas eran lo más científico que podía haber en ese momento. Incluso la teoría de los humores de Hipócrates habla de que tiene que haber un cierto equilibrio entre los humores y trataba la enfermedad como un desequilibrio. No hay ninguna ciencia que haya nacido madura, todas han ido evolucionando. Sobre los átomos, hay numerosas teorías desde Grecia hasta llegar a Dalton y las teorías atómicas de los siglos XVIII y XIX y, aunque todas estas teorías son diferentes entre sí, todas ellas admiten que hay partículas elementales que no son divisibles, y que todos los compuestos están formados por átomos. Se aprecian continuidades y discontinuidades. Todas las teorías procuraban lo mismo, la verdad. Y la verdad fue cambiando de forma parcial. Hay un concepto que los filósofos se niegan a aceptar: la verdad aproximada, la verdad parcial. Por ejemplo, cuando se afirma que no hay progreso científico porque las teorías anteriores resultaron ser falsas. Pero esto no es así.

Un ejemplo de pseudociencia es la homeopatía. Y sin embargo, actualmente muchas universidades españolas enseñan esta materia. ¿Qué se puede hacer para impedir que la ignorancia ocupe espacios públicos?
Hay que difundir los pocos experimentos que ha habido que demuestran que la homeopatía, en el mejor de los casos, es inocua. Pero puede ser mala porque distrae a la gente de la medicina auténtica. Por ejemplo, un oncólogo puede impedir que un paciente afectado de cáncer muera si logra tratarlo a tiempo. En cambio, si el paciente es atendido por un homeópata, el tiempo que pierde con terapias inocuas puede impedir que luego se llegue a tiempo para salvarlo.

Es el caso de Steve Jobs [el presidente de Apple sufrió un cáncer de páncreas tratable, pero decidió seguir una terapia alternativa consistente en modificar su dieta; cuando quiso volver al tratamiento convencional ya fue demasiado tarde].
Exacto.Usted ha conocido y ha tratado a figuras como Karl Popper o Thomas Kuhn.
Yo fui muy amigo de Popper. Lo conocí en 1955. Mantuve una extensa correspondencia con él, lo que me permitió darme cuenta de que tenía un conocimiento muy primario de la ciencia. No sabía cómo funcionaban las comunidades científicas, por ejemplo. No creía en la crítica constructiva: no sabía que lo que tiene que hacer un científico cuando termina un trabajo es pedir a los colegas su opinión crítica y constructiva. Él no sabía eso. En una ocasión, en público, mantuvimos una discusión sobre esta cuestión. Hablando sobre el concepto de contrastabilidad, yo le dije que consistía en hacer crítica constructiva. A lo que repuso: «No existe tal cosa. ¡Cuando uno critica, trata de ir directamente a la yugular!»

«Mantuve una extensa correspondencia con Popper, y eso me permitió darme cuenta de que tenía un conocimiento muy primario de la ciencia»

Usted ha conocido y ha tratado figuras como Karl Popper o Thomas Kuhn.
Fui muy maigo de Popper. Le conocí en 1955. Mantuve una extensa corresponencia con el, y eso me permitió darme cuenta de que tenía un conocimiento muy primario de la ciencia. No sabía cómo funcionaban las comunidades científicas, por ejemplo. No creía en la crítica constructiva: no sabés que lo que tiene que hacer un científico cuando acaba un trabajo es pedir a los colegas su opinión crítica y constructiva. No lo sabía. En una ocasión, en público, tuvimos una discusión sobre esta cuestión. Hablando sobre el concepto de contrastabilidad, le dije que consistía en hacer una crítica constructiva. Y él replicó: «No hay nada de eso. Cuando alguien critica, ¡trata de ir directamente a la yugular!»

A diferencia de Popper, usted ha publicado investigaciones científicas.
Popper usaba información de segunda mano. Nunca había realizado una investigación científica y no tenía acceso a las publicaciones originales porque no tenía formación matemática. La única rama de la matemática que conocía era le cálculo de probabilidades.

Olmo Calvo / SINC

Kuhn destaca por sus contribuciones a la historia de la ciencia, y su filosofía de la ciencia ha proporcionado un marco para comprender el pasado. Sus ideas, sin embargo, parece que nos arrojen al relativismo.
Como historiador de la ciencia no ha sido respetado por sus colegas. Pero ha dado lugar, como usted acaba de decir, al relativismo, que es una forma de subjetivismo. Sus ideas eran confusas y a veces se contradecía. Su libro La tensión esencial, que escribió más tarde, es bastante mejor que La estructura de las revoluciones científicas. Este libro fue mal comprendido. En Europa los estudiantes alemanes creyeron que Kuhn era revolucionario, cuando de hecho era muy conservador. Aunque era confuso, Kuhn tenía buenas intenciones. No era un payaso, como su amigo Feyerabend. Feyerabend sabía perfectamente que lo que hacía era un espectáculo, y no le importaba, la verdad. Kuhn, como historiador, procuró encontrar la verdad, pero era confuso.

¿Cómo han avanzado los estudios de historia de las ciencias?
Los estudios de la historia de la ciencia han avanzado gracias a que se ha tenido en cuenta la ciencia oriental y árabe, y también el contexto social de la ciencia. A Kuhn a menudo se le tiene como el padre de la sociología de la ciencia, pero jamás la estudió. Hay una imagen popular de Kuhn que le adjudica este papel. A mi modo de ver, el sociólogo de la ciencia más importante ha sido Robert Merton, que tiene un trabajo importante sobre las comunidades científicas. Sus estudios son serios. Kuhn no es un pensador serio en este sentido.

¿Cómo se puede defender una concepción realista de la ciencia, y al mismo tiempo asumir que las teorías científicas son provisionales, como defiende usted?
Para mí, las revoluciones científicas son parciales. Solo ha habido dos revoluciones: una fue en el nacimiento de la ciencia, en el siglo V aC. La segunda fue la llamada revolución científica de 1600. El resto son revoluciones parciales, cambios locales, como el nacimiento de la mecánica cuántica. No fueron revoluciones totales. El comienzo de la ciencia sí fue una revolución total. La ciencia empezó pensando de manera diferente, sin diablos ni dioses, de forma totalmente secular, totalmente racional. Fue una revolución total que abarcó a las pocas disciplinas que se conocían. Por ejemplo, nació la medicina científica, sustentada en la observación (no en la experimentación, ya que esto apareció hace relativamente poco tiempo). La ciencia es la tentativa de explicar los fenómenos en términos exclusivamente materialistas, por ejemplo, los procesos mentales como estructuras materiales. Gente como Michel Foucault y otros charlatanes afirman que se trata de una construcción social, pero no es así.

Quizás hay que entender entonces la historia de la ciencia como un conjunto de teorías que son capaces de enfocar la realidad de manera más amplia…
Más bien, hay que afinar la filosofía para entender mejor.

«Yo acusé a Heidegger, de ‘Kulturverbrecher’, o sea, delincuente cultural, por hacer pasar basura por grandes aportaciones»

Me he encontrado con numerosos físicos que renuncian a las interpretaciones. ¿Qué opina?
En algunos, es por la comodidad de no tomarse el trabajo de filosofar. Los físicos están divididos entre los que aceptan o no la interpretación de Copenhague. La semana pasada precisamente estuve en un encuentro en Viena para tratar sobre este asunto. Hay muchos físicos abiertos a la discusión, pero es más cómodo calcular que pensar, sin duda.

Usted acusa a Heidegger de ser un delincuente cultural por «acuñar moneda falsa». ¿Se podría decir que uno de los papeles de la filosofía es determinar qué ideas son moneda falsa?
Yo acusé a Heidegger, en una conferencia que di en Alemania, de Kulturverbrecher, o sea, delincuente cultural, por hacer pasar basura por grandes aportaciones. La mayor parte de sus afirmaciones son, o bien triviales, o bien sin sentido. Por ejemplo: «La esencia del ser es ello mismo» o «la esencia del tiempo es la maduración del ser» o cosas así. Por moneda falsa me refiero a enunciados que no tienen sentido. Y seguro que ahí están los enunciados sabidamente falsos, como por ejemplo «la búsqueda de la verdad es nociva porque puede ser utilizada por los grandes poderes económicos»; «la ciencia no es más que un instrumento del monopolio»; o también: «la medicina está en manos de la industria farmacéutica y por tanto hay que optar por las medicinas alternativas». Esto no solo es basura, sino que es cáustico [es decir, quema y destruye]. Aleja a la gente de los conocimientos necesarios para vivir y convivir.

© Mètode 2015 - 84. ¿Qué es la ciencia? - Invierno 2014/15
Periodista, Barcelona.