La epidemiología de enfermedades infecciosas tiene un punto de contacto con la sismología: la espera de la llegada de the big one. No se sabe con certeza cuándo llegará la próxima pandemia de gripe o el megaterremoto de la falla de San Andrés en California; no se sabe dónde empezará, ni qué magnitud alcanzará, pero tarde o temprano la espera se acabará.
Este año se cumplen cien años de la pandemia de gripe de 1918, conocida como «gripe española», que mató entre 50 y 100 millones de personas, entre el 2,5 y el 5 % de la población mundial. Se calcula que un tercio de la humanidad se contagió en un tiempo récord. Con El jinete pálido, la escritora y periodista Laura Spinney quiere que no pasemos por alto la efeméride de uno de los desastres naturales más devastadores de la historia. Spinney ha destilado con minuciosidad muchas historias ocultas tras los registros y ha documentado exhaustivamente los testimonios de las personas que se enfrentaron a ella, poniendo en un contexto exquisito esta información, lejos de los tecnicismos propios de los manuales y artículos científicos. Un tesoro de información clara y organizada que muestra cómo ciertas actuaciones preventivas contuvieron el virus y otras contribuyeron a propagarlo.
No debe haber sido tarea fácil para la autora. La gripe de 1918 aún se encuentra rodeada de muchas incertidumbres con respecto a su magnitud real. El registro de datos de mortalidad de la época es aceptable en Europa y América del Norte pero mucho más limitado en otros continentes como África, Ásia o Sudamérica, donde los registros sanitarios provienen de pequeños núcleos occidentalizados como minas o misiones religiosas. A través de las microbiografías de los protagonistas contemporáneos a la gripe española, se describe como la Primera Guerra Mundial, la ignorancia atávica, la censura interesada, la falta de recursos y las dificultades de diagnóstico y de tratamiento jugaron a favor de la propagación de la enfermedad y en contra del único recurso eficaz disponible entonces, la cuarentena y el aislamiento de los enfermos. Dentro del análisis de ciudades representativas por todo el mundo, por lo que respecta a España, muestra el papel sinérgico del tándem iglesia e incultura en la ciudad de Zamora, donde la gripe alcanzó una mortalidad relativamente alta.
El libro actualiza los conocimientos históricos y, en discreta medida, científicos alrededor de las tres hipótesis sobre el origen geográfico de la gripe de 1918 y las conclusiones extraídas de la aplicación de las nuevas técnicas de secuenciación a muestras congeladas o parafinadas. La descripción de la consolidación durante el siglo xx de la salud pública y la epidemiología como disciplinas solventes invita a la reflexión sobre las posibles actuaciones en una pandemia futura y si se podrá hacer frente a todas las contingencias.
El período interpandémico, esta tregua viral intermitente, es el tiempo de acumulación de tensiones mutacionales. También es tiempo de estudio y de vigilancia de las diferentes versiones del virus de la gripe, que hace pruebas y se examina cada invierno, a cada contagio. Y así, esperando the big one, hemos pasado ya cien años. El jinete pálido examina el pasado con una perspectiva de futuro y su lectura amena estimula el pensamiento.