Fecundación cruzada

Estamos acostumbrados a que la historia se explique siguiendo el hilo narrativo de la economía y la religión, y sus manifestaciones habituales, el comercio y la guerra. Es fácil recordar fechas de batallas, tratados de paz o crisis que desencadenan emigraciones en masa. En paralelo a estas historias están las historias del resto de actividades humanas, como el arte, la literatura, la música, la ciencia y otras. Estas historias se suelen explicar por separado, quizás por la compartimentación habitual de las disciplinas académicas.

De vez en cuando, alguien hace el esfuerzo de tomar dos de estos hilos narrativos, trenzarlos y explorar las relaciones entre ellos. El resultado es una narración nueva que, a menudo, descubre ángulos inesperados y aclara acontecimientos que no se pueden explicar solo desde el punto de vista de la expansión territorial o religiosa, o como una oportunidad comercial más.

En este esfuerzo destaca el químico y periodista Xavier Duran, que ha escrito dos libros imprescindibles para entender la relación entre la ciencia y el arte y la literatura. En las artes plásticas, Duran va más allá de hacer notar los adelantos técnicos directamente aplicables a la práctica, y narra la historia del arte a partir del impacto de los conceptos científicos en los temas y sus representaciones. Su historia de la literatura revela que autores de todas las épocas han integrado en sus tramas y personajes conflictos que reflejaban debates contemporáneos sobre adelantos científicos, desde la evolución de las especies o la creación de vida artificial hasta la descripción detallada de enfermedades y las formas de la modernidad.

«Si entendemos la ciencia como una explicación provisional del mundo es inevitable que todo tipo de disciplinas incorporen estas explicaciones en su día a día»

El crítico musical Jamie James escribió una historia paralela de la música y la ciencia, para mostrar cómo los compositores han incorporado visiones del mundo derivadas de los nuevos modelos físicos, químicos y biológicos. Se han escrito historias que explican cómo la tecnología ha facilitado nuevas formas de creación. Por ejemplo, en música, sin discos de vinilo de larga duración no habría Pink Floyd, y sin ingenieros electrónicos no habría prácticamente nada de lo que hemos escuchado en los últimos setenta años, de Stockhausen a Billie Eilish. Sydney Brenner decía que la ciencia avanza a remolque de la tecnología, y quizás esto se aplica a otras disciplinas.

Si entendemos la ciencia como una explicación provisional del mundo es inevitable que todo tipo de disciplinas incorporen estas explicaciones en su día a día. Quien quiera hacer evidente esta fecundación cruzada tiene el reto de dominar tanto los conceptos científicos como sus transformaciones en otros campos. Tiene que ser humanista, nada más y nada menos.