¿Qué es la literatura científica? ¿Y sus géneros?

Xica llegint a la biblioteca

Y así esta serie llega a la entrega número 25. Desde el lejano año 2008 las he ido escribiendo y, más o menos, los lectores de Mètode las han ido leyendo. Pero no está ni mucho menos acabada. Aún quedan muchos géneros por explorar, analizar y relacionar con algún elemento interesante de la vivencia científica.

Y sin embargo, durante todo este tiempo hay un punto que ha quedado en segunda línea y que, en conversaciones con lectores, nadie ha pensado en preguntarme. Como el monográfico de invierno de 2014 de Mètode estará dedicado a estudiar qué es la ciencia, me ha parecido que era un buen momento para aclarar qué entiendo por «literatura científica» y por qué creo que escribir sobre sus géneros es un ejercicio provechoso.

Primero la literatura. Si cualquier material escrito en cualquier medio es literatura, cualquier referencia a la ciencia en uno de estos medios es literatura científica. Bien sea para transmitir datos, debatir opiniones, justificar una carrera o jugar con conceptos, la ciencia puede aparecer por todas partes, desde el artículo científico en una revista indexada hasta las memorias de los grandes científicos.

Los géneros, no hace falta decirlo, son categorías arbitrarias y muy laxas. Algunas obras literarias, como algunos organismos vivos y algunos conceptos científicos, se prestan poco a la clasificación. En la medida en que son útiles las utilizan, y es en este sentido que me he permitido hablar de manuales, pósters, diccionarios y antologías, entre otros géneros. Quizá nadie se había referido nunca así antes a ellos, pero seguramente es porque no había habido necesidad.

¿Cuál es el objetivo de todo esto? ¿Esta serie llegará a algún sitio donde encontraremos un mensaje que resolverá los misterios de la ciencia? No lo creo. Los lectores de la serie se deben haber percatado de que cada entrega lleva a algún lugar, plantea una reflexión sobre la ciencia y su relación con la sociedad. Este es el tema. Los géneros me sirven como excusa para plantear la dificultad de la divulgación, las lagunas de las memorias, la falta de antologías o las limitaciones del póster como medio de expresión. Nada que no haya experimentado cualquier científico, pero el hecho de enlazarlo con ejemplos reconocibles y redactarlo con un poco de gracia puede llevar al lector a reflexionar durante unos momentos sobre estas situaciones. Cuando menos, así lo espero.

© Mètode 2014 - 83. Los números de la ciencia - Otoño 2014
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Biólogo y escritor (Barcelona).