El número de guías geográficas debe acercarse al de estrellas del firmamento… Esta fue la sensación que tuve cuando miraba la sección de Cataluña de la librería Altair de Barcelona, una de las más grandes de Europa en temas de viajes. Muchas son tan breves que parecen folletos publicitarios de una agencia de viajes, pensadas para que su bajo precio capte un amplio abanico de público. Otras son tan detalladas y voluminosas que resultan ideales para leerlas sentados en el sofá de casa, pero su peso las hace inviables para llevarlas encima si quieres seguir las rutas propuestas. Otras, en fin, son pseudoplagios de guías anteriores, más propias de un alumno de primaria que ha buscado bibliografía que de un profesional que se ha informado bien sobre el terreno.
Así pues ¿qué tiene esta guía para que la presentemos aquí? Lo que tiene es que no es ni demasiado gruesa ni demasiado pequeña, no es ningún refrito y los cincuenta sitios están bien escogidos para que sean una buena representación del territorio, tanto en lo que respecta a la distribución geográfica como por la temática, que también es muy variada.
Realmente, los rincones son emblemáticos, como indica el título: de Sant Jaume de Frontanyà a Bellver de Cerdanya, del cabo de Creus al delta del Ebro, del Puig de la Balma al lago de Ivars, de Sant Llorenç del Munt al delta del Llobregat… Son los que recomendaría a un extranjero que quisiese conocer nuestro país… y si no fuera extranjero también, porque hay muchos catalanes que no han visitado ni la mitad de los sitios que recorre este libro. Yo mismo reconozco no haber estado en todos. Y es que a menudo soñamos con paraísos lejanos y nos olvidamos del tesoro que tenemos al lado de casa.
Las descripciones son bastante completas. Empiezan con una práctica ficha que indica cómo llegar, los horarios en caso necesario y la web donde se encuentra más información. Después vienen las explicaciones, muy instructivas, en el sentido de que nos dan una idea clara de lo que encontraremos y, por tanto, permiten deducir el grado de interés que puede tener para nosotros. Incluye aspectos tanto geográficos como históricos, salteados con tradiciones populares y anécdotas poco conocidas que hacen entretenida la lectura. Acaba con el curioso apartado «No te lo pierdas», en el que hace un resumen de los «rincones de cada rincón» donde no puedes dejar de ir.
Se nota que no es el primer libro que escribe Jordi Bastart; en efecto, ha escrito docenas, lo que hace que el lenguaje sea muy elegante y nada cargante. Punto y aparte son las ilustraciones, en las que se demuestra la calidad de un fotógrafo profesional. Sin embargo, el gran valor de esta obra es que refleja el trabajo de campo que el autor ha hecho recorriendo a conciencia cada lugar. En definitiva, cumple con creces todos los requisitos de una buena guía, pero va más allá: nos da ganas de ir porque transmite el espíritu de un viajero empedernido. Con ella nos daremos cuenta de que no conocemos bastante nuestra tierra… ¡y querremos conocerla!