Fotografiar con mal tiempo: un buen momento
Eduardo Blanco Mendizabal
(Prames, 2016, 24,5 × 23 cm, 192 páginas).
Todos hemos oído el soniquete «vámonos, que lloverá y ya no podremos hacer más fotos». Pues yo cuando oigo eso es cuando me quedo. Pero no porque haya menos gente que moleste, que también, sino porque sé que haré las mejores fotos, con una luz especial, la atmósfera transparente (sin calima), el terreno «limpio», unos colores saturados de la vegetación… En definitiva, unas condiciones fotográficas que de otro modo sería imposible alcanzar.
La verdad es que eso, que explico en los cursos de fotografía de naturaleza, siempre he pensado escribirlo en un artículo o publicación extensa… pero el amigo Eduardo Blanco se me ha adelantado, lo que me alegra, pues yo no lo podría haber hecho mejor. Sin embargo, este libro es mucho más que eso, ya que describe cómo afectan a la fotografía la lluvia, la niebla, densa o ligera, el viento, los rayos, los diferentes tipos de nubes, las tormentas, varios meteoros ópticos… E incluso los volcanes, los terremotos, las auroras boreales y numerosas situaciones extremas. Y lo más importante: da consejos prácticos para sacarle el máximo partido.
Evidentemente, habla del equipo fotográfico necesario para cada caso y explica los procedimientos más adecuados con una didáctica envidiable. Garantía de eso son los 160 cursos, viajes y talleres que ha impartido. Lo que más valoro de esta obra es que se nota que no habla de oídas, ya que el autor es un experimentado profesional que sabe de lo que habla porque ha vivido de primera mano todas las situaciones que plantea.
En efecto, de las fotografías que incluye se deduce que «Edu» ha ido donde había que ir para conseguirlas: desde el macizo de los Alpes al Amazonas, y desde el círculo polar ártico al desierto del Sáhara. Ahora bien, también puntualiza que muchas se pueden obtener al lado de casa. En resumidas cuentas, un libro redondo que era necesario. No me extraña que el crowdfunding fuera un éxito y desbordara el límite para editarlo.
No puedo evitar decir que las fotos son un punto y aparte. No en vano el autor ha recibido medio centenar de premios, algunos internacionales. De cada una indica las características técnicas: cámara, objetivo, distancia focal, sensibilidad, diafragma, velocidad y accesorios (como trípode, filtro, etc.), lo que resulta muy práctico para los que quieran reproducir las condiciones de la imagen.
Incluso, en el caso de quien no le interese este tipo de fotografía y no tenga intención de practicarla nunca, le aconsejaría hojear el libro, ya que es un auténtico placer contemplar las bellas estampas, por otra parte muy originales. No es que no se hayan hecho nunca; es que no son habituales en los libros de fotografía de naturaleza.
Total, que si os queda alguna duda sobre el hecho de que el mejor momento para hacer fotografías de paisaje es cuando hace mal tiempo, al acabar este libro se os habrá desvanecido del todo. Y ya sabéis: si viene el mal tiempo… ¡poned buena cara!
