Explorador Andrés podría haber sido una marca de ropa y accesorios para intrépidos excursionistas-aventureros del siglo xxi, pero no es este el caso. Con suerte, algunos de aquellos que viven en Valencia capital pensaran en el colegio o en la calle del mismo nombre, incluso en una banda de blues que paseó el nombre del explorador por la noche valenciana. Ciertamente en una placa de calle caben pocas explicaciones pero, al menos, el nombre suena a muchas personas, que no es poco. El libro que comentamos aquí es un paso más para la recuperación de la memoria de un vilafranquino, ahora ilustre y universal, que, como consecuencia de la parada en la Universidad de Barcelona entre los años 1830 y 1832, aprovechó la oportunidad para satisfacer su inquietud de conocimiento de otros países, culturas y naturalezas, concretadas en el golfo de Guinea, en el continente africano; en la isla Santa Elena, justo en medio del océano Atlántico y en la isla de Cuba, en pleno Caribe. Esta inquietud había sido avivada por Marià Graells, quien más tarde fue catedrático de Zoología en el Real Museo de Ciencias Naturales y director del Real Jardín Botánico de Madrid. Marcel·lí Andrés no poseía ninguna especialización concreta, quizás gracias a esto nos dejó un relato muy equilibrado, en el que daba fe de la geografía, topografía, clima, geología, antropología, sociología, etnografía, botánica y zoología de unas tierras tan distintas a las suyas. Aunque el escrito carece de ilustraciones, las descripciones son suficientemente detalladas como para poder visualizar lo que describe. A pesar de eso, Rafael Monferrer, vilafranquino también y autor de la obra biográfica que presentamos, analiza cada aspecto de la obra de Andrés y nos provee de las ilustraciones que complementan el relato del viaje, además de escudriñar en todos los estudios conocidos a los que hacen referencia. Monferrer se ocupa en esta biografía de terminar con los enigmas, inexactitudes y tópicos que han colgado a nuestro personaje. El autor muestra una indudable imparcialidad y no se deja llevar por la grandilocuencia que suele acompañar estas biografías, especialmente durante las celebraciones conmemorativas de personajes de tal envergadura. Un aspecto que rezuma constantemente en la obra de Monferrer, y no es para menos, es la lamentación de lo que podría haber sido el explorador Andrés si no hubiera caído sobre su trabajo la fatalidad de la pérdida de la mayor parte de los materiales recolectados durante su periplo y, en especial, de su prematura muerte a la edad de treinta años. Justo es loar el trabajo hecho por Monferrer, donde reivindica la figura de Marcel·lí Andrés en todas sus vertientes. Sin duda alguna, un paso de gigante en la recuperación de la memoria y vigencia de un pionero, como el mismo dice, ignorado por desconocido. Ahora bien, si queréis un consejo, si la curiosidad os mueve a leer esta biografía, no dejéis de leer la obra original del explorador, ahora que el CSIC la ha expuesto al alcance de todo el mundo. Nada puede sustituir a la lectura de esta sugeridora relación del viaje contada en primera persona por el mismo explorador, Marcel·lí Andrés i Bernat. Antoni Aguilella. Departamento de Botánica (UV). |
L’explorador Andrés (1807-1837)
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© Mètode 2015 - 84. ¿Qué es la ciencia? - Invierno 2014/15