«Mujeres invisibles para la medicina», de Carme Valls Llobet
Mujeres invisibles para la sociedad y la medicina
La editorial Capitán Swing nos ha hecho el regalo de volver a publicar, en 2020, Mujeres invisibles para la medicina, de Carme Valls Llobet, en una edición revisada y actualizada de la de 2006.
La obra presta atención a dos problemas centrales: el daño que una sociedad patriarcal o de supremacía masculina infringe a la salud de las mujeres, por ser mujeres; y la invisibilidad de ese daño –y de las mujeres– para la ciencia y la práctica médica. Este enfoque es particularmente interesante también por partida doble. Por una parte, se adelantó a modalidades más recientes de la medicina, como la moderna exposómica, que se ocupa de los factores del medio (social y natural) al que están expuestas las personas y que afectan a su salud. Y lo hace desde una perspectiva feminista. Por otra parte, denuncia cómo la ciencia y la práctica médicas no perciben el efecto que sobre la salud de las mujeres tiene su posición social subordinada. En consecuencia, ni diagnostican las causas de los problemas de salud y sus efectos, ni aciertan en los diagnósticos. Este desacierto lleva a que, con demasiada frecuencia, los tratamientos cronifiquen las enfermedades o creen nuevas patologías.
Los ámbitos en los que Carme Valls nos muestra este doble nudo de invisibilidad son numerosos. En la primera parte, trata las agresiones a la salud de las mujeres. Comienza con la agresión a la salud mental y sigue con la distorsión del propio cuerpo en la adolescencia, la violencia (física, psicológica, simbólica), la sexualidad, la maternidad y acaba con el envejecimiento. Esta primera parte es como un manual para la alfabetización sobre salud y enfermedad que todas las mujeres (desde las adolescentes a las ancianas) debiéramos leer. En cien páginas podríamos reaprender cómo somos, qué nos daña y cómo podríamos evitar daños mayores.
En la segunda parte, la médica Carme Valls ajusta cuentas con su disciplina. Cuestiona tanto el estado de la ciencia y su ceguera frente a las mujeres como la mala praxis médica. Para ello se vale de ejemplos en unos cuantos ámbitos en los que se ha evidenciado –en el último tercio del siglo xx– la invisibilidad de las mujeres y su sintomatología para la medicina. Nos muestra lo que llama «el paradigma de la invisibilidad: la enfermedad cardiovascular»; la falta de atención al dolor, la ignorancia de los problemas de salud laboral, y los sesgos de género tanto en los diagnósticos como en los tratamientos. En todos estos ámbitos, Carme Valls reproduce denuncias y críticas a la medicina tradicional que, lamentablemente, a pesar de su publicación y divulgación, no han conseguido mejorar la praxis médica.
En la tercera y última parte, después del sombrío panorama anterior, Carme Valls nos anima, como indica su título: «Salud para disfrutar sin dependencias». Y efectivamente, nos da pautas para que aprendamos a revelar lo invisible. Esta es su gran enseñanza.
En resumen: Carme Valls nos muestra –con suficiente evidencia científica– cómo la falta de equidad de nuestras sociedades enferma a las mujeres y cómo la medicina convencional, al no verlo, con frecuencia, las empeora en lugar de sanarlas.