«Neurociencia para Julia», de Xurxo Mariño
Un viaje a las profundidades de la mente
Penetrar en las profundidades del cerebro tiene algo de prospección petrolífera. El cirujano introduce una pequeña sonda, fina como un cabello, mientras el especialista le canta la distancia a la que se encuentra de su objetivo. Diez, nueve, ocho… El cero es el punto de destino y cada número arriba o abajo es una décima de milímetro. La intervención para implantar un electrodo contra el Parkinson dura alrededor de ocho horas y es una especie de viaje a ciegas hacia un mundo inexplorado, en el que hay que despertar de cuando en cuando al paciente para comprobar que no se ha provocado daño. «¿Cómo saben exactamente en qué región se encuentran?», me pregunté al asistir a una de estas operaciones. Siguen una gráfica en la que leen los impulsos eléctricos. «En función de cómo habla cada neurona –me explicó el neurocirujano Juan Antonio Barcia– sabemos en qué zona del cerebro estamos.»
El especialista capaz de interpretar el idioma de las neuronas es el neurofisiólogo, y ese es el campo en el que Xurxo Mariño lleva décadas investigando y el que se dedica a divulgar con pasión en los más diversos ámbitos. El conocimiento sobre las señales eléctricas y químicas del cerebro se ha multiplicado en pocos años, pero –como sucede con las operaciones a cerebro abierto– apenas empezamos a comprender por dónde navegamos, qué idioma hablan las neuronas y qué se dicen entre sí.
En su libro Neurociencia para Julia, publicado por la editorial Laetoli, Xurxo Mariño trata de trasladar al público en general el conocimiento generado en su campo. Sus páginas son un brillante intento de pasar a limpio lo que sabemos sobre el funcionamiento del cerebro (del encéfalo en su conjunto, para hablar con propiedad), dejando a un lado la palabrería vaga y las especulaciones, y sin caer por la pendiente facilona de la autoayuda, por la que se deslizan últimamente muchas de las aproximaciones más mediáticas a la neurociencia.
Pero este punto de partida no implica dejar de lado los aspectos más fascinantes de nuestra mente. En el libro encontramos una explicación sencilla y amena de la sucesión de señales que se activan cuando movemos un dedo del pie o la constelación de conexiones que se ponen en marcha cuando tenemos un recuerdo. Se explican también, con sencillez, los resortes químicos que condicionan el «yo», lo que sucede cuando hablamos, soñamos o cuando nuestra misteriosa máquina mental se pone a escribir poesía.
Como otros títulos de la colección, el libro se dirige a una adolescente ficticia en un tono didáctico y epistolar. Por los ojos y oídos de Julia, el lector aprende cómo se mueven los músculos, las novedades sobre la neurogénesis o qué consecuencias tiene la asimetría cerebral en la forma de besar a nuestra pareja. El destinatario no es únicamente el lector lego en la materia, este es un libro con varios niveles de profundidad que será útil para aquel que desee ordenar sus ideas sobre neurociencias y aproximarse a elles con rigor, y que quizá sirva a alguno de libro de consulta por su claridad de conceptos.
«Xurxo Mariño es, ante todo, un divulgador nato. Pero aparte de su naturaleza didáctica, ‘Neurociencia para Julia’ es una sutil invitación al pensamiento crítico y al escepticismo»
Xurxo Mariño, profesor e investigador de la Universidad de la Coruña, ha trabajado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y es, ante todo, un divulgador nato. Desde hace años explica conceptos básicos sobre neurociencias desde las más variadas plataformas, ya sea la televisión, las redes sociales o los auditorios ante los que ofrece sus conocidos discurshows. Algunos de los puntos que explica en este libro han sido pulidos y perfeccionados por la práctica en las muchas conferencias que da en colegios y bares de ciencia, donde interactúa con el público y le lanza pelotas para mostrarle la máquina de predicción en que se ha convertido el cerebro.
Aparte de su naturaleza didáctica, Neurociencia para Julia es una sutil invitación al pensamiento crítico y al escepticismo. El autor nos recuerda frecuentemente que nuestro cerebro, el lugar donde se fabrican nuestros sueños y pensamientos, viaja en el interior del receptáculo del cráneo, aislado del mundo y en la más absoluta oscuridad. En este lugar, una serie de conexiones nerviosas componen todas las experiencias de nuestra vida, interpretan el mundo y lo reconstruyen como en la pantalla de un cine para que puedas interactuar con el exterior. Pero todo es reconstrucción y fruto de la actividad de tus neuronas.
«Los colores, los sabores, los sonidos –escribe– existen como una construcción de tu encéfalo. Ahí fuera lo que hay es radiación electromagnética, moléculas, ondas de aire, etcétera. […] Tu mundo es una reconstrucción virtual que se hace en parte tomando esa información.» Lo que sucede a continuación, ese dilema entre mente-cerebro, es un debate que Xurxo Mariño deja sobre la mesa sin aspavientos y sin dejarse llevar por la grandilocuencia, pues, como apunta, la ciencia no ofrece resultados inamovibles y definitivos sino respuestas temporalmente satisfactorias con los elementos que tenemos. La certeza de que no sabemos mucho sobre la mente y de que eso que llamamos «realidad» es un trampantojo generado por señales eléctricas y químicas no resta un ápice de emoción al asunto de fondo, sino que ofrece una herramienta ideal para tratar de engañarse lo menos posible. «El mundo está ahí fuera, Julia», recuerda el autor. «Lo que hagas con él depende de ti.»