Seguramente todos conocemos a alguien cercano que consume alguna droga. Pensemos, por ejemplo, en el tabaco o el alcohol, o también en la marihuana. Puede que en algún momento hayan querido dejar este consumo y, después de periodos más o menos largos de abstinencia, hayan vuelto a consumir.
No toda persona que consume una droga desarrolla una adicción: las personas adictas centran su vida en la búsqueda y el uso compulsivo de la droga, pierden el control sobre la toma de decisiones y recaen en su consumo. Esto ocurre porque la adicción es una enfermedad del cerebro, que es capaz de modificar su estructura y función, y que afecta a las áreas cerebrales encargadas del control de nuestra conducta. La adicción es un problema de salud pública que afecta a un alto porcentaje de la población y conlleva problemas sanitarios, familiares y laborales.
Este monográfico de Mètode nos muestra por qué utilizamos drogas desde una perspectiva evolucionista y cómo estas activan las mismas estructuras cerebrales que nos han permitido sobrevivir como especie hasta el día de hoy. El alcohol, posiblemente la droga más consumida hoy en día, aumenta la probabilidad de padecer diferentes enfermedades cardiovasculares y hepáticas, afecta al sistema inmunitario y nervioso, e incluso provoca alteraciones epigenéticas que pueden afectar a las siguientes generaciones. La importancia social del alcoholismo hace necesario que nos adentremos en posibles estrategias de intervención y enfoques terapéuticos para superar esta adicción. Veremos también las diferentes aproximaciones farmacológicas para el tratamiento de la adicción a las drogas y el estudio de su eficacia mediante las diferentes fases en los ensayos clínicos. Por último, y no menos importante, nos ha parecido muy oportuno introducir un artículo sobre la adicción al juego, ya que los circuitos neurobiológicos que subyacen a este trastorno son similares a los que se activan por uso de sustancias, y actualmente constituye un serio problema en adolescentes y jóvenes.
