Hace 35.000 años una persona coge un trozo de marfil y talla un mamut que acaba en el interior de una cueva. En junio de 2006 se encuentra esta pieza, la obra de arte figurativa completa más antigua de la historia. ¿Qué habría sucedido si la figura se hubiese tallado en madera? La figura no habría llegado hasta nosotros: la madera no habría aguantado el paso del tiempo. Unos miles de años después, una persona se dispone a aplicar una pintura sobre las paredes de una cueva, iluminadas con antorchas. Ha estudiado las figuras que otras personas, siglos atrás, habían pintado en aquellas paredes y ha decidido dónde y cómo hacer su aportación. Las nuevas imágenes tendrán el mismo estilo que las anteriores. ¿Pintará animales, manos, símbolos?
En el siglo xv, en un taller de Manises, un artesano enciende un horno para cocer unas piezas de cerámica de reflejo metálico. Mientras tanto, en otra zona del taller, otro artesano hace pruebas con un nuevo pigmento azul que le han proporcionado. A unos miles de kilómetros de allí, en lo que hoy es Alemania, un artesano se aplica en la preparación de unos vidrios coloreados de amarillo, de amarillo de plata, que se emplearán en el vitral de la iglesia de San Lorenzo de Nuremberg. Y en Valencia, al final del mismo siglo, Paolo da San Leocadio está acabando los frescos del techo de la catedral que le ha encargado Rodrigo de Borja. Hoy los turistas pueden gozar con la visión del cielo imaginado por un artista melómano: unos ángeles que tocan instrumentos renacentistas sobre un cielo azul intenso en el que parecen titilar unas estrellas doradas.
Vermeer, en el siglo xvii, empleaba sólo unos diez pigmentos de manera sistemática. Los impresionistas, gracias al desarrollo de la química, dispusieron de muchos más, aunque no sin riesgos. El amarillo de cromo empleado por Van Gogh en «Los girasoles», que tan brillante debía ser recién pintado, se ha degradado y hoy muestra un color ocre sucio.
Marfil, madera, pigmentos aplicados en la piedra, en la cerámica, en el vidrio, en una tela, en un fresco; hierro, cromo, oro, plata, cobre; materiales del arte: materia de arte…
Mètode abre este monográfico dedicado a la restauración artística con una reinterpretación de los ángeles renacentistas de la catedral de Valencia de Paolo da San Leocadio, a cargo del artista Rafael Armengol (Benimodo, 1940).La pintura (Ángel de San Leocadio, 2008. Óleo sobre lienzo, 95×69 cm.) refleja el antes y el después de la restauración por medio de las bandas que el pintor ha incorporado a la obra. Armengol, uno de los artistas valencianos más representativos de los últimos años y uno de los puntos de referencia del arte figurativo, ha realizado interpretaciones de otros clásicos como Boticelli, Juan de Juanes o Piero della Francesca.