Valencia, cuna de la física de partículas en España

Valencia, the cradle of experimental particle physics in Spain. Around 1950, J. Catala de Alemany, Catedratic of Experimental Physics at the University of Valencia, started up a research group at this University to investigate into the experimental physics of particles, using the emulsions technique. Catala had become familiar with this technique during his stay at the University of Bristol. Between 1950 and 1965 the Valencian team, which would become the “Centre of Photocorpuscular Physics”, published around a hundred articles in both Spanish and International reviews, making this University the cradle of experimental particle physics in Spain.  

En los años cincuenta la Universitat de València sólo contaba con cuatro facultades: de Filosofía y Letras, de Derecho, de Medicina y de Ciencias. La Ley de Ordenación Universitaria de 1943 conservaba esencialmente el modelo liberal anterior, es decir, las grandes líneas de la Ley Moyano, que creó las facultades de ciencias y la legislación posterior. Al tiempo, se extremaba el control político e ideológico sobre las universidades, profesores, alumnos, programas y contenidos de la enseñanza, para lo que se creó un aparato religioso, político y burocrático. Las actividades científicas, en lo concerniente a investigación, dependían del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, creado para tratar de reconstruir las elites investigadores españolas, desaparecidas en gran parte durante la guerra o en el exilio, y para controlar y dominar su orientación intelectual e ideológica.

Por aquellos años, el rector de la Universidad de Valencia era F. Rodríguez Fornos, natural de Salamanca, catedrático de clínica médica desde 1911 y celebridad profesional, dedicado sobre todo a atender la clientela de su prestigiosa clínica privada. Cuando murió en 1951, le sustituyó J. Corts Grau, catedrático de derecho natural y filosofía del derecho. Como antes de la guerra, en la facultad de ciencias predominaban los estudios de química. Había cátedras de Ciencias Naturales (F. Beltrán Bigorra), Química Analítica (F. de A. Bosch Ariño), Física Experimental (J. Català de Alemany), Química Física (J. I. Fernández Alonso), Química Orgánica (J. M. Vigueras Lobo), Química Inorgánica (J. M. Gamboa Loyarte y desde 1952, J. Beltrán Martínez) y Química Técnica (E. Costa Novella). Además había dos profesores auxiliares numerarios de matemáticas: V. Martí Ortells (encargado del Observatorio y jubilado en 1951) y E. C. López Bellido (Química Experimental) y quince profesores adjuntos de distintas materias de matemáticas (3), física (3), química (7), geología (1) y biología (1). También se impartían clases de religión, educación física, educación política, lengua alemana, lengua inglesa y dibujo. Los catedráticos eran, a su vez, jefes de las delegaciones locales de los institutos y secciones del CSIC. Así, Beltrán Bigorra, del Instituto José Celessin Mutis de Farmacognosia; Beltrán Martínez, del Alonso Barba de Química (Sección de Química Inorgánica); Costa Novella, del mismo instituto (Sección de Química Técnica); Català de Alemany, del Instituto Daza Valdés y EPALE (en 1951, Junta de Energía Nuclear).

 Català había estudiado la carrera de física en Barcelona. Durante la Guerra Civil fue soldado de aviación y se ocupó de cuestiones de meteorología. Una vez acabada la guerra, en 1942, ganó las oposiciones de meteorólogo y llegó a ser director del Centro Meteorológico de Levante. En 1944 ganó la cátedra de física teórica y experimental de la Facultad de Ciencias de Valencia. A finales de los años cuarenta, Català obtuvo una beca para ir a la Universidad de Bristol, que desde hacía una década se había convertido en uno de los principales centros investigadores en física. En 1930 el Departament for Scientific and Industrial Research (DSIR) había aprobado un programa de física teórica del estado sólido en esta universidad, una iniciativa que recibió el apoyo principalmente de la industria y del Gobierno. En 1932 Nevill Mott, hasta ese momento un físico nuclear, fue nombrado profesor en Bristol, una posición que ocupó hasta 1954. Mott transformó el departamento de física en uno de los principales centros del mundo de investigación sobre el estado sólido. En Bristol trabajó en el laboratorio de Mott, entre 1947 y 1950, el físico español Nicolás Cabrera, hijo del destacado físico Blas Cabrera, y exiliado como su padre en París al acabar la Guerra Civil. Recordaremos aquí que el trabajo realizado por Cabrera, fruto de su estancia en Bristol, sobre la estructura atómica de las superficies cristalinas y del proceso de crecimiento de los cristales (Burton, Cabrera y Franck, 1951) todavía era citado en 1980 en más de un centenar de artículos según el Science Citation Index.

El objetivo inicial de Català en la Universidad de Bristol era asociarse a las investigaciones sobre el estado sólido, pero, según su testimonio personal, la física del estado sólido no le entusiasmaba, ni tampoco la orientación, desde su punto de vista demasiado teórica, de estas investigaciones. Mientras acariciaba la idea de volver a España, un amigo “cuáquero”, que trabajaba con C. F. Powell utilizando la técnica, puesta a punto por éste, para fotografiar las trazas de las partículas elementales y rayos cósmicos en placas proporcionó un microscopio. Català se entusiasmó con este trabajo y consiguió ser aceptado en el grupo de Powell.

Las placas fotográficas ya habían sido utilizadas desde los primeros tiempos del estudio de la radiactividad y fueron expuestas a los rayos cósmicos por Blau y Wambacher en 1937. Estos autores descubrieron que las trazas de las partículas producían muy rápidamente nuevas trazas secundarias que salían de un punto; estos hechos, denominados “cometas”, se interpretaron como la ruptura de un núcleo atómico en la emulsión. Dos años más tarde, Powell comenzó a aplicar la técnica fotográfica cuantitativamente a la física nuclear de bajas energías en Bristol. Powell había construido (con G. E. F. Fertel) un acelerador Cockroft-Walton de 750 KeV de energía para estudiar la interacción de neutrones producidos al bombardear elementos ligeros con deuterones. Según contaba Powell en su autobiografía:

“La intención original era estudiar la dispersión de neutrones rápidos por protones en una cámara de Wilson llena de hidrógeno, al ser los neutrones generados en la desintegración de los núcleos ligeros como el litio, el berilio y el boro por los deuterones rápidos procedentes de generador. Pero en esta época, W. Heitler, que había estado en Bristol algún tiempo, señaló que Blau y Wambacher habían utilizado con éxito emulsiones “half-tone” (de tono medio) para detectar partículas en la radiación cósmica. Como el método tenía la ventaja de ser muy sencillo, Heitler pensaba que podíamos comenzar por llevar placas parecidas a lo alto de una montaña y tratar de reproducir los resultados de Viena.”

Al grupo de Powell se unió G. P. S. Occhialini, traído de Brasil a Inglaterra por los buenos oficios de P. M. S. Blackett, premio Nobel de física por el perfeccionamiento de la cámara de Wilson y por sus descubrimientos relacionados con la física nuclear y las radiaciones cósmicas, autor además del libro Miedo, guerra y la bomba atómica (1948) que produjo una gran impresión. Así mismo, en 1946, Powell y Occhiallini invitaron a unirse al grupo C. M. G. Lattes, a quien Occhialini había conocido en Sao Paulo. Occhiallini y Powell perfeccionaron la técnica de las emulsiones y en 1947 el grupo de Powell anunció el descubrimiento del pión. Sin embargo, conviene recordar que este descubrimiento no fue un acontecimiento aislado, sino un proceso de articulación cada vez más refinado de un conjunto de fenómenos en que intervinieron, como es habitual en la investigación científica en el campo de la física, diferentes niveles de aparatos, la teoría, los datos y la interpretación.

Una vez terminada su estancia en Bristol, Català volvió a Valencia con un buen conjunto de placas y comenzó a formar su equipo de trabajo, cuyos primeros miembros fueron F. Senent Pérez, F. Busquets Badenes, J. Aguilar Péris y J. Casanova Colas en calidad de “becarios” del Instituto Daza Valdés del CSIC y de la Junta de Energía Nuclear. Senent y Aguilar eran, además, adjuntos de la cátedra de Català. Català invito a W. M. Gibson, del equipo de Powell, a impartir una conferencia, y junto con Gibson publicó en 1950 su primer trabajo con la técnica de las emulsiones: “El espectro energético de los protones producidos en la reacción C12 (d, p) C13, en relación con los posibles estados excitados del C13”, en los Anales de la Real Sociedad Española de Física y Química, revista que se había convertido, después de la Guerra Civil, en el órgano científico del CSIC.

Cabe destacar que la línea de investigación inaugurada por Català en Valencia era totalmente original en España, ya que antes de la Guerra Civil nadie se había ocupado de la física experimental de partículas, si exceptuamos los trabajos de A. Duperier sobre rayos cósmicos, realizados principalmente en el exilio. Por otro lado, si bien el grupo de Català figuraba también como asociado al Instituto Daza Valdés y recibía ayudas de la Junta de Energía Nuclear, sus investigaciones comenzaron de forma independiente en esta última. Los orígenes de la Junta de Energía Nuclear se encuentran en los intereses que algunos investigadores italianos habían manifestado por la existencia en España de yacimientos de uranio. Los italianos, a través de F. Scandone, de la Universidad de Florencia, que impartió en 1948 un cursillo en el Instituto Daza Valdés, entraron en contacto con A. Duran, miembro de este Instituto, y a través de éste, con el general Vigón, y de esta manera se inició la colaboración entre científicos de los dos países. Para dar cobertura legal y financiera a las actividades nucleares en España se creó una sociedad privada llamada EPALE (Estudios y Patentes de Aleaciones Especiales), amparada, desde el punto de vista oficial, por un decreto de carácter reservado en el que era llamada “Junta de Investigaciones Atómicas”. Se nombró un consejo de administración de EPALE del cual era director J. M. Otero Navascués. En 1951 se fundó la Junta de Energía Nuclear sobre la estructura de EPALE y su primer presidente fue el general Vigón. El grupo de Madrid de EPALE y la Junta de Energía Nuclear centraron sus investigaciones en los primeros años en las actividades neutrónicas, reactores artificiales y contadores, y comenzaron a publicar trabajos en 1954; su primera producción hasta 1965 fue inferior cuantitativamente al grupo de Valencia.

En 1951, Fernando Alonso, catedrático de química física de la Universidad de Valencia, en ausencia obligada de Joaquín Català, leyó la oración de obertura del curso académico que este último había redactado sobre “La técnica fotográfica en física nuclear y radiación cósmica”, y dio a conocer a la comunidad universitaria esta línea de investigación y los primeros resultados obtenidos por el grupo de Valencia. Català aprovechó la ocasión también para insistir en el “ínfimo” papel de la física en las universidades españolas, en las que solamente había tres secciones de física. Explicó que la física nuclear no era sinónimo de energía nuclear “ni menos todavía de bomba atómica”, aunque expresó su confianza de que las “cada vez más potentes bombas atómicas no serán utilizadas”. Al contrario, según Català, la energía atómica abría grandes perspectivas para el progreso, “tanto como fuente energética, como para la obtención de inestimables isótopos radioactivos, de tan vasta aplicación médica, biológica, química, física e industrial”. Un hecho que habría estado finalmente reconocido “por nuestros organismos responsables y que ya no es ningún secreto… [la existencia] del grupo denominado EPALE”. “Nosotros, en conexión con ellos –continuaba Català– y con el apoyo de aquel organismo, pero con los medios más sencillos, hemos iniciado en nuestra facultad modestas investigaciones nucleares.”

Entre 1950 y 1965 el grupo de Català llegó a publicar 81 artículos en los Anales de la Sociedad Española de Física y Química, y fue así el grupo más prolífico en cuanto al número de trabajos publicados en esta revista de toda España. También publicaron trabajos, durante este mismo periodo en Il Nuovo Cimento, Nature, Royal Society, Nuclear Physics, Physics Letters, y en otras revistas españolas. Todo esto sin apenas más armas, en sus primeros años, que “un buen microscopio” y entusiasmo y constancia, como el mismo Català expresó en su oración de 1951. Lo que en el año 1950 era una sección local de un instituto del CSIC ha evolucionado hasta el actual IFIC (Instituto de Física Corpuscular). Valgan estas líneas como recuerdo y homenaje a todos los que, con medios modestos y su esfuerzo y entusiasmo, han convertido la Universitat de València en un lugar de obligada referencia de las investigaciones en el campo de la física de partículas y en otros ámbitos del estudio científico.

Víctor Navarro Brotons. Departament d’Història de la Ciència. Universitat de València.
© Mètode 27, Otoño 2000. 

 

Figura 1. Los difíciles, pero apasionantes y también alegres y entusiastas momentos de los comienzos del IFIC, fueron captados maravillosamente en esta caricatura hecha en 1951 por uno de los miembros del grupo, Eugenio Villar, que aparece sentado al lado de Aurelia Bonet, entonces su primera novia y posteriormente su esposa. El fundador, J. Català, con una bufanda, dirige la orquesta de investigadores entusiastas: Fernando Senent, en el microscopio y quien le sucedió en la dirección del Instituto; José Aguilar, en pie con un libro de física, que sostiene en los brazos Francisco Busquets, y José Casanova. La frase “Ice laboratory” hace alusión a la ausencia de calefacción en las instalaciones durante el invierno.

  

«Cabe destacar que la línea de investigación inaugurada por Joaquin Català en Valencia era totalmente original en España»

 

Figura 2. El descubrimiento de un núcleo exótico de helio, el He-8, supuso la culminación de las técnicas de emulsión fotográfica introducidas en España por J. Català en los años cincuenta, que representaron el nacimiento de la física subnuclear en nuestro país.

 

«Lo que en el año 1950 era una sección local de un instituto del CSIC ha evolucionado hasta el actual IFIC (Instituto de Física Corpuscular). Valgan estas líneas como recuerdo y homenaje»

 

 

© Mètode 2013 - 27. Materia en movimiento - Disponible solo en versión digital. Otoño 2009

Departament d’Història de la Ciència. Universitat de València.