COVID-19: ¿Incendio forestal en lugar de ola?

http://dx.doi.org/10.7203/metode.11.19336

imatge coronavirus

En el momento en que se escribe este artículo, se está hablando en muchos países de todo el mundo de una «segunda ola» de la pandemia de COVID-19. Por ejemplo, el 19 de septiembre de 2020 el primer ministro británico Boris Johnson dijo: «Estamos viendo la llegada de una segunda ola. Lo hemos visto en Francia, en España, por toda Europa. Me temo que es absolutamente inevitable que lo veamos también en este país».

Las metáforas son herramientas esenciales para la comunicación y el pensamiento y pueden ser especialmente útiles en la comunicación pública de la salud. Por ejemplo, la metáfora de la «segunda ola» sugiere que el peligro y la amenaza del virus se han renovado y, por lo tanto, puede fomentar el cumplimiento de las medidas destinadas a reducir la transmisión. Sin embargo, todas las metáforas tienen fortalezas y limitaciones, así como el potencial de ser utilizadas tanto para iluminar como para confundir. La metáfora de la pandemia como una serie de olas sugiere que la evolución del número de infecciones depende del virus en sí mismo (es decir, da la idea de que puede ser estacional) y no es el resultado de las acciones tomadas para frenar su propagación. En este sentido, la metáfora es inexacta. Como la Dra. Margaret Harris, de la Organización Mundial de la Salud, indica: «Estamos en la primera ola. Tendremos un única ola de gran tamaño». Además, precisamente porque las olas se siguen unas a otras de forma incontrolable, esta metáfora se puede utilizar estratégicamente para presentar los nuevos aumentos del número de infecciones como algo inevitable, como ocurre en las declaraciones de Boris Johnson, y esquivar la responsabilidad de los gobiernos y sus políticas.

Como ocurre con cualquier otro problema complejo a largo plazo, se necesitan diferentes metáforas para reflejar distintos aspectos de la pandemia, transmitir diferentes mensajes y dirigirse a audiencias distintas.

«La metáfora de la COVID-19 como un incendio es particularmente versátil y apropiada. Los incendios son peligrosos pero pueden llegar a ser controlados mediante acciones rápidas y adecuadas»

Basándome en el análisis de dos conjuntos de datos (la colección de metáforas en varios idiomas #ReframeCovid –un repositorio de código abierto de expresiones sobre la COVID-19 no relacionadas con el ámbito militar– y el English Coronavirus Corpus –una base de datos de millones de palabras con noticias en inglés desde enero de 2020– defiendo que la metáfora de la COVID-19 como un incendio (específicamente un incendio forestal), es particularmente versátil y apropiada. Los incendios son peligrosos y difíciles de controlar. No obstante, sí pueden llegar a ser controlados, mediante acciones rápidas y adecuadas. Se pueden incluso prevenir cuidando bien el territorio, protegiendo el medio ambiente y educando a la ciudadanía para que se comporte con responsabilidad.

De hecho, las metáforas relacionadas con los incendios se han utilizado en el caso de la COVID-19 desde el principio de la pandemia con múltiples objetivos: transmitir peligro y urgencia (por ejemplo, la COVID-19 como un «incendio forestal que no frena su avance»); distinguir entre diferentes fases de la pandemia («un fuego arrasador» frente a los «rescoldos» que hay que evitar que provoquen un nuevo foco); explicar cómo se produce el contagio y el papel de cada individuo (las personas como árboles en un bosque, prendiéndose una tras otra, o exhalando «ascuas invisibles»); justificar las medidas para reducir el contagio (entender el distanciamiento social como un «cortafuegos» en el bosque); conectar la pandemia con las desigualdades en sanidad (señalando, por ejemplo, que la COVID-19 se extiende más fácilmente cuando la gente vive hacinada); y esbozar futuros postpandemia (como cuando un comentarista italiano afirmó que todo el mundo tenía que contribuir a recuperar el suelo –bonifica del terreno– cuando acabe la pandemia, para evitar otros eventos similares en el futuro.

Por supuesto, ninguna metáfora es válida en todos los casos y para cualquier audiencia. Por ejemplo, la metáfora que presenta a las personas como árboles durante un incendio no explica fácilmente la transmisión asintomática. Y el uso de las metáforas de incendios puede no ser adecuado en regiones afectadas seriamente por fuegos literales, como algunas partes de Australia en 2019–2020. Sin embargo, una selección de metáforas informada y adecuada al contexto puede representar una parte importante y eficaz de la comunicación pública sobre cuestiones sanitarias.

© Mètode 2020 - 107. Océanos - Volumen 4 (2020)
Profesora del Departamento de Lingüística y Lengua Inglesa de la Universidad de Lancester (Reino Unido) y directora de l'ESRC Centre for Corpus Approaches to Social Science. Ha publicado más de un centenar de documentos, es la autora de libros com Metaphor in discourse (2008), y la coautora de otros com Metaphor, cancer and the end of life: A corpus based on study (2018) i The Routledge handbook of metaphor and language (2017).