Comunicar, divulgar, diseminar

ilustración diseminar

Ilustración: Evie Shaffer

La etimología es una de esas disciplinas que me fascinan: combina pasado y presente fluidamente, y une la arqueología lingüística con el uso cotidiano. Cuando yo estudiaba, muchos profesores de ciencias se esforzaban en hacernos aprender los nuevos conceptos dándonos el origen del término científico. Al menos a mí, me simplificaba muchísimo la comprensión de aquel nuevo objeto de conocimiento. Imaginad que en el examen de biología nos preguntan qué es el telómero de un cromosoma; a través de la etimología podríamos decir que se trata de las regiones en los extremos de los cromosomas, ¡y sacaríamos buena nota! Es verdad que, cuando era adolescente, mis compañeras y yo no lo supimos apreciar igual que ahora.

Con el tiempo, he olvidado muchas cosas, pero este regusto de aficionada por la etimología ha dejado poso y, cuando puedo, lo utilizo como recurso en mis clases. Por eso este artículo de opinión surge a veces de una reflexión personal sobre el hecho de la comunicación y la divulgación científica, reflexión que fue una de las partes de un breve discurso que compartí en el aula magna de la Universidad de Barcelona, con motivo del premio a la divulgación científica de este año. ¿Qué hacemos los científicos cuando explicamos y exponemos nuestra investigación o la de los otros? ¿Comuni­camos nuestra investigación o la divulgamos?

Creo que no existe una respuesta fácil ni única. Entiendo que no todos estamos cortados por el mismo patrón, ni tenemos las mismas habilidades ni aptitudes. Es cierto que hay colegas científicos a quienes no les interesa especialmente transmitir lo que han descubierto y no hacen mucho esfuerzo para acercar el conocimiento a la sociedad, pero creo que esta actitud es cada vez más minoritaria. De hecho, en todos los proyectos de investigación, sean públicos o privados, se nos pide «rendir cuentas» y explicar lo que hacemos. Pienso que los comunicadores científicos hacen un trabajo ingente al intentar «traducir» los descubrimientos científicos a palabras más cotidianas y explicaciones llanas, pero también muchos científicos nos implicamos. Os explicaré cómo lo veo yo, usando la etimología. Os ruego que me acompañéis y hagáis vuestra propia reflexión.

Para mí, comunicar ciencia (del latín communicare, “hacer común”) quiere decir compartir los resultados científicos haciendo partícipes a los lectores, a los oyentes, o a quién sea que esté al otro lado recibiendo aquella información. Los científicos comunican a sus colegas en un congreso, pero también es comunicación científica cuando encontramos en una página web un resumen de la investigación que se lleva a cabo en aquella institución. Hace falta un mensaje preciso y condensado y, si puede ser, alguna imagen gráfica y vistosa. La comunicación científica es como una carta de presentación de un grupo de investigación, y no es lo mismo que divulgar. Según mi interpretación, divulgar ciencia (del latín divulgare, de difundir a la población no culta), quiere decir acercar el hecho científico o sus resultados a la sociedad, en términos genéricos. El mensaje no hace falta que sea tan preciso: hay que buscar las palabras más sencillas y próximas, e incluso, realizar alguna comparación con algún hecho cotidiano para que sea más comprensible. Pero a mí, cuando me preguntan qué hago cuando escribo para un público generalista, no os puedo decir si comunico o divulgo. Yo más bien pienso que disemino conocimiento (del latín disseminare, “esparcir la semilla” y “sembrar”). Diseminar ciencia… me parece un concepto único y precioso. Quizás porque vengo de generaciones de campesinos, me gusta el concepto de sembrar, de generar pequeñas semillas de conocimiento que algún día, en las condiciones óptimas, podrán germinar y fructificar. Quizás porque también vengo de generaciones de maestras de escuela y poetas, me gusta pensar que con las palabras puedo llamar a la mente atenta, que llamando puedo, quizás, despertar la curiosidad de quien me recibe. Si me dejan elegir, si puedo elegir, yo me quedo con diseminar.

© Mètode 2019 - 102. Ciencia y nazismo - Volumen 3 (2019)

Profesora titular de Genética de la Universidad de Barce­lona (España), con una amplia trayectoria científica y académica en genética. Dirige un grupo que investiga las bases genéticas de dolencias hereditarias minoritarias, en particular, la ceguera. Es miembro del Instituto de Biomedicina (IBUB), adscrito al CIBERER, y de varias comisiones de bioética. Es cofundadora de la empresa DBGen, dedicada al diagnóstico genético. Ha escrito dos libros divulgativos y tiene una columna semanal de divulgación científica en www.elnacional.cat.