Como colofón de las numerosas entregas dedicadas a la caza fotográfica al acecho, en ésta hablamos de la fotografía con reclamo y, en general, de cómo atraer los animales. De hecho, más bien se trata de un perfeccionamiento de la técnica del hide, ya que se aplica para resolver el principal problema del «cazador de imágenes de fauna», que es conseguir que los protagonistas –frecuentemente aves– se acerquen. Como ya hemos comentado anteriormente, hay que escoger bien la colocación del hide: un abrevadero, un lugar donde se bañen los animales, donde descansen, donde encuentren comida…
Comida
…y si no la encuentran, la ponemos nosotros. En efecto, uno de los procedimientos más efectivos es el de colocar un comedero para las aves que se quedan a pasar el invierno con nosotros. Pueden ser en forma de bandeja sobre un palo vertical o como una espècie de pequeñas jaulas que se cuelgan de un árbol. En el primer caso se ponen trozos de fruta, de queso, patata hervida, grasa o una pasta hecha de sebo, comida para canarios, pipas crudas peladas y nueces picadas. Dentro de los recipientes-jaula se pone fruta seca sin piel, mijo, mezclas de semillas (de las que venden en las tiendas) para aves granívoras, etc.
Incluso podemos utilizar gusanos de la harina (larvas del escarabajo Tenebrio molitor, que se pueden conseguir en tiendas de animales y son muy fáciles de criar con pan seco) para atraer a los insectívoros, lo que podremos hacer todo el año. Siempre se debe recomendar paciencia, pero a veces sorprende la rapidez con la que los pájaros localizan la nueva fuente de alimento en cuestión de pocos días o incluso de horas. Lógicamente, las mejores fotos no se consiguen cuando están comiendo, sino cuando esperan en una rama próxima, y el momento ideal es cuando están acabando de engullir lo que han birlado. Una vez hayamos conseguido las fotos deseadas, conviene retirar todo lo que hemos colocado, sobre todo en primavera, cuando empieza la época de apareamiento, para no alterar la reproducción y la dinámica poblacional.
Y si os gustan los animales grandes, podemos hablar de montar un muladar para atraer buitres, águilas, milanos, el quebrantahuesos… y todo tipo de especies carroñeras, como urracas, cuervos e incluso zorras. Los parques zoológicos pueden proporcionar animales muertos; y también puede que algún campesino, un ganadero o un matadero quiera desprenderse de una oveja, un cerdo, etc., pero hacen falta permisos del propietario del terreno y de la autoridad competente (por ejemplo, de la Generalitat). Para evitar el recelo de los protagonistas, en este caso hay que instalar un acecho o lugar abrigado desde el principio, y dejar que «madure» unos días para que los animales descubran la comida. Después, una vez hayáis comprobado a distancia que ya se acercan a él, debéis entrar dentro del hide antes del alba y proceder como ya se ha explicado anteriormente.
«Si no puedes acercarte al animal, haz que él se acerque a ti. ¿Cómo? con comida, agua o cantos»
Mucho más sencillo que todo eso, pero no necesariamente menos efectivo, es un abrevadero (un simple barreño puede servir). Como es lógico, resulta óptimo buscar un lugar seco –como una zona esteparia– en la época veraniega, ya que es cuando más necesitan el agua todo tipo de animales. Si sabemos disimular bien el improvisado charco y los bordes, podemos obtener excelentes imágenes de pájaros bebiendo y bañándose.
Grabaciones
Finalmente, el auténtico reclamo: el sonido. ¿Quién no ha escuchado embelesado el canto de un pájaro? Pues de eso nos aprovecharemos. Primero debemos conseguir los cantos (aconsejamos <http://sonidosdelanaturaleza.com/>) y guardar ordenados y repetidos los que deseemos en una cinta o CD. Después, debemos informarnos de los sitios donde viven y nidifican las especies en cuestión. Una vez allá, buscaremos un lugar con ramas abundantes y puntos adecuados para que se posen las aves. La época más adecuada es el inicio de la temporada de cría y el momento, a primera hora de la mañana, que es cuando aún no se han apareado y están más motivados para ahuyentar a los intrusos de su territorio.
Quizá se trata de la situación en la que es menos necesario esconderse mucho; he conseguido buenas aproximaciones sin ningún tipo de camuflaje. En todo caso, una red críptica no hará ningún mal y siempre ayuda a tranquilizar al «propietario del terreno». Si todo lo hemos hecho bien y nos sonríe la suerte, podemos tener el primer macho inquieto en un abrir y cerrar de ojos. Ahora bien, si no funciona en una hora, seguramente ya no lo hará nunca, de manera que es mejor irse con la música a otra parte, nunca mejor dicho. Evidentemente, porque estemos unos minutos acribillando al protagonista a «disparos» fotográficos, no pasa nada, pero hay que tener presente que se trata de un método intrusivo, así que no conviene abusar porque la persistencia podría perjudicar gravemente al macho afectado y hacerlo desistir de defender su territorio o incluso podría empujarlo a abandonarlo, lo que comprometería la reproducción. Y aunque eso no pase, se le obliga a efectuar un gasto energético que no debería hacer.
Las fotos
Se trata de una secuencia de imágenes que ilustran el acercamiento a una especie rara y la utilización de reclamo sonoro para conseguir la foto final. En la primera se observa la barca sin quilla necesaria para llegar al remoto sitio donde vive, en la Ciénaga de Zapata. Cuando llegas, con suerte observas el pájaro como indica la foto 2. Con una grabación de su canto (foto 3), en pocos minutos lo tuvimos al lado y pudimos captar la imagen deseada (foto 4). El protagonista es Torreornis inexpectata, un emberícido endémico de Cuba de 17 cm de longitud que nos recuerda a nuestro escribano soteño.