El espliego
Las tres hierbas olorosas más populares en nuestra tierra son el tomillo, el romero y el espliego…
Cada una nos trae, con la fragancia propia, un recuerdo íntimo y una sensación placentera. No hay ninguna esencia de perfumería que, para un olfato verdaderamente delicado, pueda compararse con el olor de estas tres hierbas. Las queremos a las tres.
Antoni Rovira i Virgili, Teatre de la Natura
Con esta actividad pretendemos acercaros a nuestras fragancias, los aromas del Mediterráneo, mediante la utilización de aceites extraídos de plantas como el romero, el tomillo, la menta, la naranja y un sinfín de aromas que todos hemos olido cuando vamos por nuestros parajes.
Algunas plantas nos pueden llevar hacia un estado de ánimo placentero gracias al secreto que llevan concentrado en su ser o alma: el aroma. Hablamos de las plantas aromáticas que elaboran unos principios activos llamados esencias y que se concentran principalmente en diferentes lugares, dependiendo de la planta, como las raíces (sándalo, nardo índico), las hojas (pino, eucalipto) o las flores (cítricos). Según la aromaterapia, estos aceites actúan sobre las partes del cuerpo correspondientes a nuestros órganos abdominales, torácicos y a la cabeza.
Las esencias presentan una composición química semejante a las hormonas, dada la capacidad que tienen de actuar sobre otras plantas, animales y personas. Cumplen una labor muy importante a la hora de atraer o repeler los insectos que deben polinizarlas. Algunas son plantas en principio poco atractivas, otras se abren de noche, emiten una fragancia más penetrante al oscurecer para atraer insectos nocturnos. Ciertas orquídeas lo consiguen elaborando unas sustancias con olores alucinógenos o narcóticos para «hipnotizar» sus presas y hacerlas cargar la máxima cantidad de polen cuando están quietas, y de otras especies emana un perfume que imita el olor sexual de la abeja hembra para atraer los insectos machos.
Pero no todos los olores que atraen los insectos son agradables para nosotros. Es el caso de la dragontea (Dracunculus vulgaris Scott), que da una flor con hedor de carne podrida que atrae las moscas, y el de la planta cobra (Darlingtonia californica Torrey), una planta carnívora que exhala una hediondez que atrae los insectos para cazarlos. También hay plantas como el coriandro o cilantro (Coriandrum sativum L.) que sirve como repelente de insectos, como pulgones, y arañas, y que encima dispone de hojas poco agradables para los herbívoros.
Práctica: sales de baño aromáticas
Las esencias se han empleado desde la antigüedad como cosmético natural. Los egipcios ya hace cuarenta siglos elaboraban preparados con aceites esenciales que utilizaban en medicina, cosmética, baños, y para aromatizar los templos.
Los aceites esenciales son líquidos volátiles, la mayoría insolubles en agua, que se extraen de la planta sobre todo por destilación en corriente de vapor. Para evitar irritaciones en la piel, es conveniente disolverlos en un aceite base o portador, como aceite de almendra, de aceituna, de germen de trigo, de coco, etc. El efecto del aroma varía en función de las propiedades de éste: por ejemplo, el más conveniente para hacer masajes tonificantes es el romero; como relajante, la lavanda; como hidratante, la flor de azahar y como calmante, la manzanilla.
Nombre:sales de baño aromáticas.
Dificultad: fácil.
Materiales: sal fina; sal gorda (doble cantidad que de fina); colorantes alimentarios (preferiblemente en polvo); aceites esenciales, bandeja o cualquier recipiente de boca ancha para hacer la mezcla; bote o envase transparente para guardar las sales con tapón; etiquetas adhesivas para el nombre de la esencia; cuchara de plástico.
Procedimiento: para hacer las sales aromáticas debes seguir el procedimiento indicado en la explicación acompañada de las imágenes.
Primero debes mezclar las dos sales, la gruesa y la fina, en un mismo recipiente.
Después tienes que añadir el colorante, pero muy poca cantidad, un poquito ya dará un color muy fuerte. Cuando la sal ya ha cogido el color, se le añaden un par de gotas de esencia y se vuelve a remover.
Secuencia de la práctica. / © Gabinete de Didáctica del Jardín Botánico de la Universitat de València