La OMS ha hecho recomendaciones sobre cómo poner los nombres de las enfermedades infecciosas para evitar efectos estigmatizantes
A pesar de todos los logros alcanzados en tan corto plazo de tiempo, es necesario subrayar que la obtención de un fármaco capaz de inhibir alguna de las proteasas del SARS-CoV-2, o de cualquier otro agente patógeno, es un proceso largo y complejo que requiere de la participación de diferentes ramas de la ciencia.
El problema con la gestión de la COVID-19 en los Estados Unidos ha sido más político que sanitario. Cuando el presidente de un país dice que «no sabía» y pensaba que «la mayoría de la gente no sabía» que la gripe mata, ¿qué se puede esperar en su gestión de una pandemia?
Un estudio internacional coordinado por Vicent Balanzá, profesor de Psiquiatría de la Universitat de València, trata de conocer cuál ha sido el impacto del confinamiento en los hábitos de vida saludable de la ciudadanía y poder planificar la postpandemia «de la mejor manera posible».
A pesar de que el coronavirus es un microbio, el autor hace uso de dos símiles animales para explicar la aparición, repentina e imprevista (o no), de fenómenos como la COVID-19, pero también de otros desastres «imprevistos», sean económicos, sociales, políticos u otros.
En el caso de la pandemia de COVID-19, vuelven a estar presentes muchos factores que han marcado el recorrido de las enfermedades emergentes en los últimos cincuenta años. Un tiempo en el que el control y la prevención de todas estas patologías tendría que haber sido uno de los objetivos prioritarios de la acción sanitaria internacional.
La próxima vez podríamos enfrentarnos a un virus todavía más mortal que el SARS-CoV-2. Ahora es el momento perfecto para empezar a hacer trabajo, ahora que estamos concienciados del peligro que representa una pandemia.
El último brote de listeria puso de actualidad una dolencia que habitualmente no ocupa grandes espacios en los medios de comunicación, pero que actúa continuamente y afecta a muchas personas, y causa incluso la muerte en algunos de los casos. Estas bacterias pueden convertirse, por lo tanto, en «asesinos inocentes».