Según una leyenda del pueblo dogón, en Malí, la fecundación requiere que antes del acto sexual el hombre cuente a la mujer, al oído, antiguas historias de sus antepasados. Las palabras le entrarán por el oído, le pasarán por la garganta y por el hígado y le envolverán el útero, donde formarán el germen celestial de agua capaz de recibir la semilla del hombre.