Cuando en la primavera de 1967 Joan Manuel Serrat saltó a las listas de éxitos con <em>Cançó de matinada</em>, además de la novedad de ver un tema en catalán en las primeras posiciones de los <em>hit-parade</em>, la composición aportaba un ingrediente que, si no totalmente innovador, al menos sí que era poco frecuente en la música pop de la época: la llamada naturalista ahora como protagonista destacada del cancionero popular.