Cuerpo humano y orden social: la anatomía como metáfora

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110dins-88El cuerpo humano es una construcción cultural donde confluyen elementos culturales de todo tipo: científicos, artísticos y religiosos. Si las filosofías naturales clásicas identificaban cuerpo y cosmos, dentro de una concepción unitaria de la naturaleza, en todo momento la imagen del cuerpo humano ha estado repleta de metáforas religiosas, naturales o políticas, como en el caso de Miquel Servet, cuando en el libro quinto de la Christianismi Restitutio utilizaba la circulación de la sangre como argumento para debatir el dogma de la Santísima Trinidad. En el Renacimiento fueron muchos los autores que utilizaron el orden corporal como referente y modelo de la estructura social, el orden político y la organización doméstica. Es un hecho muy conocido que las narrativas sobre la naturaleza humana generalmente han contribuido a justificar como natural el orden social.

En la Declaración de un sueño que soñó […] el Marqués de Mondéjar, apéndice del Libro de la Anothomia del hombre (1551), el catedrático de Valladolid Bernardino Montaña de Monserrate comparaba la organización doméstica y urbana con la del cuerpo humano, formado por tres habitaciones que se complementan para el mantenimiento: una para la producción y reproducción, otra para dar calor y defensa, y una tercera, la más elevada, para dirigir. Una representación jerárquica que se adecua a los tres estamentos de la sociedad feudal y a la filosofía natural platónica.

En la Nueva filosofía de la naturaleza del hombre (1578) Oliva Sabuco hablaba de un jugo nervioso transmisor de las sensaciones y el movimiento, utilizando una analogía botánica entre la sangre humana y la savia de los vegetales y esbozando una concepción arbórea del territorio corporal. El monarca o príncipe del organismo está en el cerebro y el resto de miembros están a su servicio. En otra de sus obras, la Verdadera medicina y verdadera filosofía, oculta a los antiguos (1587) abundaba Sabuco en la visión política del cuerpo. Si el cosmos tiene un príncipe, creador y gobernante, igualmente el «mundo pequeño» (microcosmos) tiene un príncipe, que es el origen de los actos, movimientos y decisiones. Es el alma que habita en el cerebro, órgano principal del cuerpo. El cerebro ocupa la posición más elevada y Sabuco representaba el cuerpo humano como un árbol invertido, que recibe y transforma las sustancias de los otros órganos, las convierte en jugo nervioso y lo difunde a través de los nervios para dar sensibilidad y movimiento a todo el territorio corporal.

También los esbozos de la ciudad ideal elaborados por Leonardo da Vinci para Florencia partían de una concepción orgánica, inspirada en el cuerpo humano, donde se distinguía un ámbito para la reflexión contemplativa de los gentilhombres dirigentes, prudentes y preclaros, y otro ámbito dedicado a la conservación y mantenimiento, para satisfacer la defensa, la reproducción y otras necesidades materiales de los habitantes.

El platonismo médico y la legitimación del orden social estaban tras la construcción del cuerpo elaborada por el humanismo renacentista. El arquitecto florentino Antonio Averlino, más conocido por el nombre de Filarete, afirmaba en su Trattato de architettura que todo espacio arquitectónico tiene que pensarse bajo formas humanas, para poder así responder adecuadamente a las necesidades de los habitantes. El argumento es incontestable porque, como afirmaba Francesco di Giorgio Martini en el Trattato di architettura civile e militaré (códice, edición de 1841): «estando el cuerpo humano mejor organizado que cualquier otro, por ser más perfecto, […] es cosa conveniente que todo edificio pueda parecérsele». Una arquitectura corporal construida de acuerdo con un orden y una jerarquía.

Josep Lluís Barona. Catedrático de Historia de la Ciencia de la Universitat de València.
© Mètode 88, Invierno 2015/16.

© Mètode 2016 - 88. Comunicar la salud - Invierno 2015/16
Catedrático de Historia de la Ciencia de la Universitat de València.