El año 1538 una erupción del Monte Nuovo, en la bahía de Nápoles, recubrió amplias zonas cerca de Pozzuoli. Haciendo excavaciones en esta área, Ferrando Loffredo, en 1580, descubrió el templo de Serapis. En el siglo XVIII ya se comprendió que este templo, edificado en tierra firme como es obvio, había sido inundado por el mar y, posteriormente había salido fuera del mar. Fue Charles Lyell, en 1830, quien certificó este hecho de una manera definitiva observando que las columnas de este templo habían sido perforadas por moluscos marinos. Sir Charles Lyell (1797-1875) publicó el año 1830 una obra que se puede considerar capital en la historia de la ciencias de la Tierra. La obra se llama Principles of Geology. En ella se explica con multitud de ejemplos y pruebas la llamada doctrina del uniformismo, que algunos denominan “actualismo” y que inició el enfoque moderno de la geología. Como es sabido, la perspectiva uniformista, que ja fue proclamada por James Hutton, afirma que hay que buscar la interpretación de los hechos geológicos en la actuación de procesos físicos, químicos y biológicos, análogos a los actuales, a través de largos periodos de tiempo geológico. Lyell era un hombre inquieto y le gustaba ver las cosas directamente. Viajó largamente fuera de Inglaterra y, con las dificultades obvias de alojamiento y de transporte propias de la época, vivió una temporada extraordinariamente fructífera en el sur de Italia y en Sicilia. Es con este caudal de experiencias y de datos que construyó el sólido monumento de los tres volúmenes de Principles of Geology. En el caso concreto a que nos referimos, en el frontispicio del primer volumen hay un dibujo de la situación en aquel tiempo del templo de Serapis y en el capítulo 25 hay una explicación detallada de las observaciones e interpretaciones de los fenómenos vistos. En sus mismas palabras “este famoso monumento de la antigüedad suministra, el sólo, prueba inequívoca que el nivel relativo del mar […] ha cambiado dos veces en Puzzuoli, desde la era cristiana, y que cada movimiento tanto de elevación como de subsidencia ha excedido los veinte pies”. Como en este caso, el tratado de Lyell es admirable por la cantidad de hechos que explica para fundamentar su visión de la geología, en oposición a los libros de la época, que eran poco propensos a hacer ciencia con esta metodología. Lyell visitó también los Pirineos y, curiosamente como dicen sus biógrafos, en su viaje de vuelta quedó sorprendido de ver que los geólogos franceses solamente hablaban de política. Era la revolución de 1830. Volviendo al templo sumergido y salido del mar, los geólogos contemporáneos, siguiendo las pautas de Lyell, se han ocupado de las oscilaciones del nivel del mar en el Mediterráneo a través del estudio de los monumentos antiguos situados en la costa. Así, N. C. Flemming, en un documentadísimo trabajo publicado el año 1969, ha explicado los resultados de la exploración de 179 lugares del mundo clásico situados en la orilla del Mediterráneo occidental. Los resultados conseguidos demuestran que 55 monumentos ofrecen conclusiones seguras sobre las posibles oscilaciones del nivel del mar: dos han sido elevados, 27 no se han movido y 26 han sido sumergidos. No ha habido oscilaciones generales del nivel del mar. Todos los movimientos han sido de neotectónica. De interés particular para nosotros, de las 15 localidades estudiadas por este autor en el Mediterráneo catalán (de Alicante al Rosellón) solamente en Empúries hay pruebas fehacientes de levantamiento relativo de la localidad en referencia al nivel actual del mar. Salvador Reguant. |
Lyell era un hombre inquieto y le gustaba ver las cosas directamente. Viajó largamente fuera de Inglaterra y vivió una temporada extraordinariamente fructífera en el sur de Italia y en Sicilia. |
© Mètode 2013 - 26. Redescubrir el litoral - Disponible solo en versión digital. Verano 2000