De la percepción artística a la curiosidad científica

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«Frecuencias es un homenaje a los elementos de la tabla periódica, actores principales del universo. Me fascina el hecho de que, de la misma manera que nuestro dedo deja una huella única, estos elementos tengan también una señal que los identifica: su singularidad al emitir y absorber la luz. Trenzo sus espectros, después de identificarlos.» (Eugènia Balcells, citada en: Bosch, E., 2009 «La otra cara de la luna». In: Balcells, E., 2009. Frecuencias. Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo/ACTAR. Badajoz/Barcelona.)
© S. Balcells (2009)

A principios de los años setenta, Eugènia Balcells1 presentaba como tesis del Master of Art de la Universidad de Iowa su libro titulado Moebius Spaces. Un libro de fotografía que habla de los espacios interiores y exteriores que configuran algunos de los escenarios de la vida. El libro está dividido en dos partes –una blanca y la otra negra– que se entremezclan de tal manera que hacen que la primera página se siga de la última tal y como pasa en la famosa banda de Moebius. Es así como dentro y fuera se confunden y el libro no tiene, de hecho, ni comienzo ni final.

Con la perspectiva que aporta el tiempo, volver a esta obra de juventud después de revisar la trayectoria seguida por la artista hasta el día de hoy nos permite descubrir que la totalidad de la producción artística de Eugènia Balcells expresa, sin ninguna excepción, un deseo incontenible de representar la energía existente en el universo. No es extraño, pues, que sus instrumentos predilectos sean la luz y el sonido. La luz, que conlleva siempre movimiento, y el sonido, que es pura vibración.

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El guión de Fuga toma forma de partitura musical. En un solo movimiento, el recorrido ininterrumpido del ojo de la cámara por un único espacio integra las diferentes capas de vida que aportan los habitantes del lugar.
© E. Balcells (1979)

Fuga, la película que filmó en 1979, es un ejemplo extraordinario de cómo afrontar la complejidad que se esconde bajo la apariencia de unidad del mundo perceptible, en un momento en el que la tecnología al alcance distaba mucho de la que hoy conocemos. Según ella misma explica: «La filmación se hizo con una cámara Bolex manual que permitía avanzar y atrasar el film según un guión de espacios y tiempos precisos. Situada en un punto fijo en el centro de un espacio interior, la cámara iba girando siempre a la misma altura del suelo para filmar los trescientos sesenta grados del círculo, dividido en 12 secciones, como la esfera de un reloj… Así pues, la cámara va registrando en sucesivas impresiones de la película los mismos espacios en momentos diferentes. Los personajes que aparecen realizan acciones cotidianas y atraviesan sucesivamente el espacio a la manera de un filme familiar. Siempre están solos en su espacio propio y se relacionan unos con otros solo por las sucesivas impresiones de la película, que se van haciendo más y más densas, es decir, luminosas, hasta llegar a cinco sobreimpresiones hacia el final del filme.»

Exactamente treinta años después de filmar Fuga, Eugènia Balcells acaba de presentar la exposición «Frecuencias» (2009), una propuesta que permite a los espectadores realizar un viaje a través de los espectros lumínicos de los elementos que constituyen la materia hasta llegar al vocabulario esencial de la percepción humana. La luz, una vez más, nos es presentada como forma energética esencial que no solo configura el universo sino que al mismo tiempo es la herramienta que nos permite percibirlo y representarlo.

La instalación Frecuencias –que ha acabado dando nombre a toda la exposición– ha sido generada a partir de imágenes de laboratorio. Las señales de identidad de cada uno de los elementos de la tabla periódica son el resultado de una investigación científica que busca conocer la naturaleza de la materia. En manos de Eugènia Balcells, sin embargo, esta información se transforma en la materia prima para construir una metáfora sobre la recreación constante del universo visible. Otra vez, como Fuga, el interés por captar y transmitir la energía que genera y transforma la vida se hace presente en el entretejido de los colores en los que se descompone la luz blanca.

Al contemplar «Frecuencias», los espectadores se ven confrontados alternativamente con la fuerza originaria de la luz y con la experiencia vital que cada uno de ellos guarda en su memoria. En las conversaciones de los visitantes, nombres como Giotto, Tiziano, Velázquez o Rothko se mezclan con los conceptos de tabla periódica, espectros de emisión, longitud de onda… De sus comentarios parece desprenderse que vemos lo que sabemos, incluso cuando lo que miramos es la luz, la fuente misma de nuestra capacidad de visión.

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Moebius Spaces muestra el interés constante de Eugènia Balcells por explorar simultáneamente los múltiples aspectos de la realidad perceptible.
© E. Balcells (2009)

 Rueda de color, una instalación multimedia que, como Moebius Spaces, no tiene ni principio ni fin, consigue hacer aterrizar la propuesta de «Frecuencias» en el cúmulo de experiencia interpretativa que la percepción humana ha ido cultivando desde la invención del cine. Las imágenes para construir esta obra provienen de considerar las películas disponibles en algún lugar del mundo como una parte esencial de los archivos visuales dispersos que configuran nuestra memoria colectiva. Los fotogramas elegidos, clasificados según los colores que componen el espectro visible y proyectados sobre un mecanismo de pantallas giratorias, se transforman en una fuente inagotable de sugerencias y de recuerdos que acaban devolviendo al espectador a sus propias fuentes y formas de conocimiento. Con Rueda de color Eugènia Balcells nos ofrece una nueva metáfora sobre la multiplicidad de visiones que genera la vitalidad del mundo.

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Laberint. «El laberinto es la tensión entre la geometría y la vida. La idea de perderse para encontrar algo. Para llegar a uno mismo.» (Eugènia Balcells, citada en: Bosch, E., 2009 «La otra cara de la luna». In: Balcells, E., 2009. Frecuencias. Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo/ACTAR. Badajoz/Barcelona.)
© S. Balcells (2009)

En las instalaciones de Eugènia Balcells no parece haber nunca ni comienzo ni fin, quizá por eso la obra que cierra «Frecuencias» es Laberinto, un paseo filmado por la artista en el Laberinto de Horta de Barcelona que, a pesar de su concreción inicial, muy pronto se convirtió en una meditación sobre la idea misma del camino tortuoso de salida incierta que ya los antiguos habían descrito como metáfora del vivir. La dificultad de dirigir el movimiento quizá es la otra cara de esta danza energética permanente de la que formamos parte. De aquí que Laberinto cierre y abra, al mismo tiempo, la exposición «Frecuencias».

Una sensibilidad exquisita y una curiosidad sin límite por el progreso de la ciencia y la tecnología es lo que se reúne en esta exposición de Eugènia Balcells, que empezó su vida académica estudiando arquitectura y que hoy repite con fruición: «Hay suficiente azar en mi obra como para que yo también pueda ser espectadora.»

1. En febrero de 2010 le fue concedida a Eugènia Balcells la medalla al mérito en las Bellas Artes en su categoría de oro, otorgada por S. M. el Rey, y en el mes de abril del mismo año ha recibido el Premio Nacional de Artes Visuales 2010, concedido por la Generalitat de Catalunya por su exposición «Frecuencias». (Volver al texto)

Eulàlia Bosch. Profesora de Filosofía y comisaria de la exposición «Fre­cuen­cias». Barcelona.
© Mètode 67, Otoño 2010.

 

«No es extraño que los instrumentos predilectos de Eugènia Balcells sean la luz, que conlleva siempre movimiento, y el sonido, que es pura vibración»

 

 

 

 

 

 

 

«El interés por captar y transmitir la energía que genera y transforma la vida se hace presente en el entretejido de los colores en los que se descompone la luz blanca»

 

 

 

 

 

 

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 Rueda de color. «Hace años que trato de despegar la imagen de las paredes… de dejarla vivir en el espacio, atravesando dimensiones, escapándose… La ranura, el fragmento… son elementos fundamentales. El fragmento sugiere una visión más grande y más compleja de la realidad.» (Eugènia Balcells, citada en: Bosch, E., 2009 «La otra cara de la luna». In: Balcells, E., 2009. Frecuencias. Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo/ACTAR. Badajoz/Barcelona.)
© S. Balcells (2009)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

«En las conversaciones de los visitantes, nombres como Giotto, Tiziano, Velázquez  o Rothko se mezclan  con los conceptos de tabla periódica, espectros de emisión, longitud de onda…»

 

 

© Mètode 2011 - 67. Naturaleza humana - Número 67. Otoño 2010

Profesora de Filosofía y comisaria de la exposición «Fre­cuen­cias». Barcelona.

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