El riu Vinalopó, de Tomàs Pérez Medina (Ed.)

El río Vinalopó: ni pies ni cabeza

 Riu Vinalopo

Institució Alfons el Magnànim. Colección «Estudis Comarcals», 2023. 217 páginas.

En diciembre de 1977, Vicenç M. Rosselló Verger publicó un artículo sobre el río Vinalopó en la revista Serra d’Or. Era un breve ensayo fluvial a modo de viaje, escrito en el inimitable estilo de este maestro de geógrafos, mezcla de alta erudición y conversación amistosa. Casi medio siglo después, el historiador Tomàs Pérez Medina ha reeditado el artículo y lo ha acompañado de otros ocho trabajos que le rinden homenaje, profundizando en aspectos históricos y geográficos de un río que, como dice el maestro y repiten aquí los autores, «no tiene ni pies ni cabeza».

No tener ni pies ni cabeza no es ningún un drama para un río, sino más bien una virtud mediterránea. Cabe decir que no siempre bien entendida. Llevados por una percepción naíf de los ríos como una línea azul continua, a muchos les resulta incómoda la presencia de ríos efímeros o intermitentes como el Vinalopó. En cierto modo, esto se deriva de la necesidad cognitiva de hacer simples sistemas complejos, como el conjunto de cajeros y endorreísmos que conforma el río Vinalopó. El río-rambla, como muestra el capítulo escrito por Oriol Pérez, no fue reproducido como una unidad hasta el siglo xvi, en el Theatrum orbis terrarum de Abraham Oertel, convenientemente informado por Jeroni Muñoz. Pero la unidad hidrológica probablemente solo existía en los mapas y en la mente de algún humanista como Muñoz. El sustrato físico del territorio, que aquí analizan Juan A. Marco y Pablo Giménez, muestra un espacio fragmentado, de fosas y endorreismos precariamente conectados por acequias y tramos de rambla, que solo tienen continuidad entre Sax y Elche. El río es, en cierto modo, un híbrido. La cabeza y los pies que le faltan han sido suplidos por la acción antrópica, tangible o intangible, bien dibujándolos en los mapas, describiéndolos en libros o trazándolos con canales. El río es el resultado de un proceso de construcción cultural que apuntan de forma clarividente estos autores y que desarrollan Gabino Ponce y Ángel Sánchez en otro capítulo. Una pieza clave de esa historia es el nombre del río, que no fue único hasta el siglo xix. Antes cada tramo recibía un nombre distinto. Solo después de la visita de Cavanilles se divulgó un nombre común, Vinalopó, y varias obras hidráulicas mejoraron la conectividad de los espacios endorreicos de cabecera. Y así al río se le implantó una cabeza.

La hibridación también es protagonista de otros dos trabajos del libro. Se trata de dos reflexiones que entienden el río como un sistema socioecológico y que desde esta perspectiva aportan herramientas para entender cómo es el Vinalopó y cómo podría ser en el futuro. La forma de concebir el río está determinada por diversos constructos hidrosociales divergentes, analizados desde una posición crítica por el primer trabajo y sobre la base de un interesante proceso participativo en el segundo. Completan el libro otras aportaciones sobre climatología, usos tradicionales y proyectismo hidráulico. La obra es en conjunto un trabajo bien confeccionado e hilvanado, pero es una lástima que la editorial no la haya cuidado. Han optado por una letra demasiado pequeña y han dejado algún error de maquetación, además de otros detalles menores. El libro habría merecido más atención en este sentido, pero seguro que los lectores sí que se la darán.

© Mètode 2024 - 120. Ciencia a diestro y siniestro - Volumen 1 (2024)
Investigador del Centro Valenciano de Estudios sobre el Riego de la Universitat Politècnica de València y profesor asociado del Departamento de Geografía de la Universitat de València.