Eterno compañero del hombre en su evolución, el lobo siempre ha mantenido con nosotros una relación de amor-odio. Produce sentimientos contradictorios y, en cualquier caso, no deja indiferente a nadie. Hay que reconocer que por nuestra parte ha predominado la desconfianza y las persecuciones. Sin embargo últimamente parece que la comprensión y el respeto se van abriendo paso. Una realidad esperanzadora es que en varios lugares de la península las poblaciones de lobos han dejado de reducirse y empiezan a expandirse. Afortunadamente, Cataluña no es una excepción. ¡Ojo! No se trata de una invasión, pues no es una especie invasora. Simplemente va recuperando los territorios donde vivían sus antepasados. Y una vez llegada una pareja no es difícil que prospere, ya que el lobo tiene una gran capacidad de adaptación y es capaz de vivir en las condiciones ambientales más duras. El llop a Catalunya (2004), de Albert Manent, es un antecedente de este libro. El mismo año, la Generalitat de Catalunya anunció solemnemente que «ya tenemos lobo» para confirmar su presencia en el Principat. Tras cerca de un siglo de ausencia por extinción, la especie volvía a nuestro país y se instalaba en el Pirineo. Quizá lo que sorprendió más es su procedencia. En efecto, en un signo que tal vez sea premonitorio para la población humana, los ejemplares no vienen de la península, sino de Italia. O sea, que la población lobera catalana será de proyección europea. Sobre la peligrosidad del lobo han corrido ríos de tinta y de sangre, estos últimos sobre todo de los cánidos. Muchos textos carecen de rigor y continúan difundiendo creencias sin una base real. Al fin sale una obra seria y rigurosa que aborda la cuestión de manera científica, sin concesiones, y que se convierte en una herramienta clave para la reflexión necesaria de cara al futuro de la relación hombre-lobo. No podía ser de otra forma conociendo al autor y su larguísima experiencia como experto naturalista. En sus páginas nos explica que la relación del hombre con el lobo se pierde en la noche de los tiempos: cuando por primera vez un lobo poco agresivo (seguramente un cachorro, más fácil de improntar) se acercó a un grupo humano en la época de las cavernas. Y esta relación se ha mantenido siempre, ya que los perros, presentes en todas partes, no son más que lobos domesticados. Los estudios de ADN mitocondrial ratifican que se trata de la misma especie. Así pues, se puede decir que el lobo es el mejor amigo del hombre. ¿El lobo mata alguna oveja? Naturalmente. Lo digo en el sentido más puro, ya que es un carnívoro que no puede actuar de otro modo. No es ni bueno ni malo. Hace su papel en la naturaleza: es un depredador. Si os dejáis atrapar por la obra, disfrutaréis de un divertido recorrido por los cuentos, el origen, la biología, la etnografía, la memoria oral, el folclore, la caza, los envenenamientos, las supersticiones, las matanzas históricas y un tema esencial: los sistemas de prevención de los ataques de los lobos, sobre todo contra el ganado. Una buena gestión debe facilitar y hacer posible la convivencia con una especie que siempre ha inquietado al hombre con sus enigmáticos aullidos. Albert Masó. Biólogo, profesor y fotógrafo de naturaleza (Barcelona). |
El llop i els humans, por Josep Maria Massip Gibert, publicado por Arola Editors (Tarragona, 2011, 300 páginas). |
© Mètode 2013 - 78. La luz de la evolución - Verano 2013