«La formación del mantillo vegetal por la acción de las lombrices, con observaciones sobre sus hábitos», de Charles Darwin
El estudio de las lombrices y su contribución a la formación y fertilización del suelo es la última obra publicada por Darwin, cuando ya tenía 72 años. Sin embargo, su interés por estudiar el tema se remonta a cuando era pequeño, influido por las observaciones que recibió de su tío Josiah Wedgwood, que le comentó la relación entre la formación del humus y los gusanos en la finca donde veraneaban. Este libro publicado en 1881 tuvo una gran repercusión social; el mismo día que salió a la calle se vendieron 2.000 ejemplares, y dos años y medio después se habían vendido 8.500, cantidad muy superior a la obra El origen de las especies. Éxito debido en parte a la fama del autor, y también porque se trataba de una obra muy accesible al público, particularmente granjeros y jardineros. El impacto sobre el público hizo cambiar el concepto que se tenía sobre estos pequeños animales, rastreros y trabajadores, que los horticultores de la época consideraban una plaga para las plantas. Darwin muestra al mundo el papel tan importante de las lombrices en la historia de la humanidad, y, como siempre yendo más allá, nos habla de capacidades mentales de estos pequeños animales. Desde entonces algunos consideraran estos lumbrícidos inteligentes y amigos del hombre. El libro abre con nociones curiosas sobre la anatomía, hábitos y una descripción del proceso digestivo de los gusanos como protagonistas. Continúa explicando la formación del suelo por la acción de estos seres, cómo son capaces de descomponer la materia orgánica mezclándola con la materia mineral, y la formación de unas estructuras granulares resultado de sus excreciones o turrículos. Como consecuencia, su aportación a la conservación de caminos o restos antiguos (iglesias y pueblos romanos) que quedaron enterrados a lo largo del tiempo. Y finalmente la tercera parte del libro se dedica a la denudación (un tipo de erosión) de la tierra en las laderas y superficies de áreas inclinadas. Darwin dio paso con este libro a nuevos estímulos para investigar cuál es el papel de estas lombrices en la formación del suelo, la dinámica de descomposición, el flujo de nutrientes y el funcionamiento de los ecosistemas terrestres. Por este motivo el presente trabajo también se puede considerar el origen de la biología del suelo. La última obra de Darwin destaca que todas las criaturas, por pequeñas e insignificantes que parezcan, ocupan un lugar importante en la Tierra y plantea que sus acciones, lentas pero continuadas, pueden producir grandes cambios. Pepa Rey. Gabinet de Didàctica, Jardí Botànic (UV). |
La formación del mantillo vegetal por la acción de las lombrices, con observaciones sobre sus hábitos |