«La vall de la Gallinera. Per camins de moriscos i mallorquins», de Vicent Morera y Juanjo Ortolà

La Vall de Gallinera
Per camins de moriscos i mallorquins
Vicent Morera y Juanjo Ortolà
Institut d’Estudis Comarcals de la Marina Alta. Pedreguer, 2011. 239 páginas.

No hace falta decirlo, el género de las guías senderistas de nuestras comarcas está fuertemente consolidado y cada día se muestra más vigoroso. A esta gran tradición con pedigrí, que arranca quizá de Cavanilles, hay que añadir la hornada de apasionados andadores de nuestras montañas, secanos y marjales, entre los que se podrían citar E. Beüt, J. Soler, A. Calero, R. Cebrián, J. Pellicer, etc. y que construyeron un estándar metodológico y ofrecieron una maestría indeleble a las nuevas generaciones obsesionadas por el terruño y su gente, la de ahora y la de antes.

Pocas veces estas guías han llegado a alcanzar la categoría de autobiografía humana y natural del territorio, con todos sus matices y con una sensibilidad especial por confrontar miradas desde puntos de vista renovadores y conscientes de la dignidad inherente a todos los pueblos agrestes, independientemente de su lengua o su religión. Es así como el subtítulo y la magnífica imagen de la portada de la obra sugieren una encrucijada histórica, metáfora de la confluencia de los bagajes antropológicos más importantes de La Vall de Gallinera, el valle más septentrional de la Marina Alta: el poblamiento morisco, verdadero tesoro paisajístico, y la colonización mallorquina, tan presente aún a todos los niveles de análisis (onomástica, gastronomía, costumbres, etc.).

La guía, o mejor dicho, el libro con todas las virtudes literarias que habría que esperar de un viaje al fondo de los detalles (im)perceptibles de la historia natural y humana de un valle habitado desde la prehistoria, posee una lograda voluntad enciclopédica: una breve historia pueblo a pueblo, el paisaje, la geología, las fuentes y los barrancos, el aprovechamiento humano del territorio, etc., son algunos de los capítulos que los autores nos proponen para reseguir un discurso bien estructurado que amalgama las lecturas más actuales sobre patrimonio paisajístico y medio humano.

Sin duda, se trata de un trabajo que deja ver el temperamento y la personalidad de los pueblos del valle, pero al mismo tiempo huye del envanecimiento chapucero que a veces tiñe libros de semejantes características cuando se alude al paisaje medieval o morisco, a menudo desenfocado por preconcepciones en exceso melancólicas y estudios poco cuidados sobre su evolución.

Finalmente, el trabajo incluye doce rutas para conocer mejor el valle. Cada una de ellas se organiza a partir de un eje de referencia (la peña Foradada, la cima de la Safor, el arte rupestre de Benirrama, el castillo de Al-Azraq y el poblado ibérico del Xarpolar, etc.), todas con niveles de exigencia física diferentes, con lo cual se consigue un producto atractivo para todos los públicos. Perfiles topográficos, fotografías de una gran calidad y una base cartográfica correcta y muy útil complementan la información de los textos.

La dilatada nómina de agradecimientos traduce la generosidad y la estima por el trabajo en equipo de los autores. La verdad es que hay que celebrar este libro a cuatro manos de Vicent Morera y de Juanjo Ortolà y esperar que se le sigan otros igualmente emotivos.

© Mètode 2012 - 72. Botánica estimada - Invierno 2011/12

Estudiante de tercer ciclo de Geografía, Universitat de València.