«Las raíces cósmicas de la vida», de Josep M. Trigo Rodríguez

Piedras que cuentan historias

106-77

Las raíces cósmicas de la vida / Josep M. Trigo Rodríguez / Edicions UAB, El espejo y la lámpara. Barcelona, 2012. 241 páginas.

Hace unos 13.800 millones de años, el lugar donde te encuentras leyendo este texto era solo una «sopa» concentrada de partículas subatómicas. El mundo y, en particular, la vida que nos rodea, ha sido el resultado de un buen puñado de fenómenos físicos, químicos y biológicos que han ido dando forma al universo que ahora conocemos.

Las raíces cósmicas de la vida, uno de los libros de la colección «El espejo y la lámpara» (dedicada a la descripción e interpretación de la realidad con fines divulgativos), es una recopilación de estos fenómenos presentados de manera breve pero extremadamente rigurosa. El autor, Josep M. Trigo Rodríguez, es un astrofísico de la Universitat de València que ha participado en la recuperación y en el análisis de muestras del cometa 81P/Wild 2 (misión Stardust de la NASA) y de los dos últimos meteoritos caídos en España, entre otros. Este libro es solo una muestra de su debilidad por la popularización
de la ciencia, que ha quedado patente con la publicación de más de diez libros de divulgación en los últimos veinte años.

Organizado en nueve capítulos, Las raíces cósmicas de la vida se dirige a un público con conocimientos científicos medios que busca una visión integrada de la historia del universo actual. El libro empieza explicando el origen del universo y de la materia y acaba exponiendo las principales hipótesis sobre el origen de la vida en la Tierra, describiendo cómo tuvo lugar el paso de la química a la bioquímica. Por el camino, se va contando una sucesión cronológica de procesos que desembocaron en la formación de cuerpos de complejidad creciente, desde los átomos hasta los primeros organismos vivos, pasando por las estrellas o los planetas gaseosos y rocosos. Todos estos hechos se presentan continuamente apoyados por esquemas, datos y citaciones de literatura científica, y se van haciendo comprensibles para el lector con la ayuda de un glosario, que compensa la fuerte dosis de términos astrofísicos mencionados a lo largo del texto. El último capítulo recoge, además, una discusión sobre la posible existencia de vida en otros planetas, y revisa brevemente las herramientas disponibles para abordar este tipo de estudios y las condiciones necesarias para la habitabilidad de un planeta.

El hilo conductor por el que se van desarrollando los diferentes capítulos está bien definido: las evidencias que se encuentran gracias al análisis de diferentes cometas (pequeños cuerpos formados de hielo y partículas minerales originadas en el exterior del Sistema Solar), meteoritos (entre los que destacan las condritas, que proceden de cuerpos no diferenciados como cometas o asteroides) y rocas terrestres. La estructura y la composición química de estos cuerpos han sido –y continúan siendo– clave para estimar cuál fue la composición del universo primitivo o averiguar cómo ocurrieron procesos tan lejanos como la formación de los primeros planetas rocosos. Parece que estas «piedras», a menudo percibidas por la sociedad –y también por algunos científicos, entre los que yo misma me incluía– como objetos inútiles, estáticos y aburridos, cuentan más de lo que podemos imaginar sobre la historia del universo y, también, sobre la historia de la vida en nuestro planeta.

© Mètode 2013 - 77. La línea roja - Primavera 2013

Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva (UV).