Subliminal
How Your Unconscious Mind Rules Your Behavior
Leonard Mlodinow
Random House. Nueva York, 2013. 260 páginas.
Entre los diversos placeres que proporciona un paseo por los campus universitarios que rodean Boston se encuentra, sin ninguna clase de duda, la obligada visita a alguna de sus librerías emblemáticas. Entre ellas, The Coop, que, como su nombre indica, es una cooperativa, fundada el 1882 por un grupo de estudiantes y que actualmente es una red de librerías que ofrecen libros y objetos de la Universidad de Harvard y del Instituto Tecnológico de Massachusetts, más conocido como MIT.
El pasado noviembre tuve la suerte de participar en el MIT en el concurso de biología sintética iGEM –eso daría para una reseña demasiado larga, de manera que dejémoslo aquí–. En nuestra apretada agenda, dejamos un hueco, sin embargo, para visitar The Coop. Mientras nuestros estudiantes se dispersaban, fascinados, yo me centré en la planta baja, donde están algunos de los títulos más genéricos o más vendidos. Uno de los primeros que pasó por mis manos es el que nos ocupa en esta reseña; uno de los mejores libros de divulgación científica que he leído y un auténtico regalo directamente importado de la meca de la ciencia y la tecnología.
Subliminal es un libro meritorio, porque trata de un tema con mala fama entre los psicólogos y neurobiólogos: el inconsciente. Brevemente, el problema es Freud. Su famosa aproximación a la mente humana no tuvo, como es bien sabido, un andamiaje científico ni mínimamente firme. Las hipótesis de Freud sobre cómo funciona nuestro cerebro han quedado, por tanto, muy dañadas por el tiempo y el avance imparable del conocimiento científico. Por ello, la base de sus teorías –la existencia de diferentes niveles de conciencia, con el inconsciente con un papel capital– ha sido menospreciada por los científicos durante décadas. La evidencia científica, sin embargo, ha hecho renacer el interés por el inconsciente, que Leonard Mlodinow sabiamente bautiza como conocimiento subliminal, para evitar herir susceptibilidades. ¿Pero realmente existe eso que llaman percepción inconsciente o subliminal? Sin ninguna duda, sí. El principal mérito del libro, junto al lenguaje claro y al ritmo, es la recopilación sistemática de pruebas empíricas que lo demuestran. El mensaje del libro se puede resumir en que hacemos muchas cosas por motivos que se nos escapan. Eso no quiere decir que sea un proceso mágico, sino que asimilamos estímulos sin ser conscientes de ello. Por ejemplo, en un experimento que tuvo que ser más que divertido, varios jóvenes franceses bien plantados pedían el número de teléfono a las chicas que iban encontrándose por la calle. El experimento estaba en realidad dividido en dos grupos: en unos casos, los osados jóvenes solo se dirigían a las mujeres verbalmente. En el otro grupo, empleaban exactamente las mismas frases, pero combinándolas con un ligero toque en el hombro dado con la mano. El resultado es que el número de chicas que aceptaban la propuesta y daban su número de móvil al joven entre el grupo de chicas que habían sido tocadas era el doble que en el grupo de chicas a las que no se las había tocado. Un detalle: cuando se les informó del experimento, la inmensa mayoría de las chicas que habían sido tocadas no lo recordaba en absoluto. Es decir, hay un efecto al ser tocado, pero no es consciente. Aparte de este y de decenas más de casos interesantes que se describen en el libro, todos podemos encontrar en nuestro día a día ejemplos de percepción subliminal. A mí me pasa a menudo cuando busco algo, por ejemplo el aparato aquel para pelar zanahorias, entre el repleto cajón de los cubiertos. A menudo sé que está, pero aún no lo he visto. Una ojeada rapidísima ha hecho que en una fracción de segundo uno de mis ojos haya captado el imagen del pelador de zanahorias, pero no el tiempo suficiente para que sea gestionada conscientemente. La sensación de saber que está y que es cuestión de tiempo encontrarlo es bastante curiosa.
Mientras escribo estas líneas tengo el libro sobre la mesa. Con un llamativo color verde, la portada reproduce con grandes letras negras el subtítulo de la obra: «Como tu mente inconsciente dirige tu comportamiento». En la contracubierta, comentarios elogiosos de Los Angeles Times, Scientific American, The Oregonian y The Economist, entre otros. Quizá estas críticas sugerentes –«fascinating, hugely entertaining, cocktail party anecdotes»– hicieron que me decantase por comprarlo, aquella mañana lluviosa en Harvard. Pero quizá no fue eso, porque ahora que lo miro de refilón me doy cuenta de que el libro, fiel a su espíritu, tiene unas enormes letras sobreimpresas con alguna técnica misteriosa, y que solo se leen desde un cierto ángulo. Si me hago atrás y me separo un poco del teclado, el mensaje subliminal «Buy! Buy! Buy!» se materializa, ahora sí, claramente.